Guaire Adarguma Anez’ Ram n Yghasen*
La existencia de genios benéficos o maléficos, o simples intermediarios entre los dioses superiores y los hombres es consustancial en todas las religiones conocidas del planeta. En este capítulo vamos a tratar de los genios en la religión de nuestros ancestros, pero antes, y para que tengamos unos conceptos generales sobre estos entes que en las religiones judeo-cristianas son tratados bajo el nombre genérico de demonios y ángeles entre los cuales el catolicismo ha incluido a muchos dioses y diosas por ellos denominados como paganos, vamos a dar un somero repaso a la demonología, conforme la interpretan de (p. ej. Guayota) algunas de las religiones más populosas o extendidas en nuestro planeta.
RELIGIONES UNIVERSALES.
La creencia en ángeles, demonio, genios, delfos, hadas y en general en seres intermediaros entre las deidades y los hombres, ha desempeñado, con alcance universal en la historia de las religiones, un papel importante, sobre todo en la religiosidad popular. Está presente en el polidemonismo de varios sectores prehistóricos, en las religiones China, brahmánica, hindú, irania, babilonia, asiria, egipcia, celta, germana, azteca, incaica, guanche, judía, católica, islámica, etc.
PRESICIONES TERMINOLÓGICAS.
El término castellano ángel enlaza, a través del latín angelus, con el griego angelos o mensajero. Con acierto observa S. Gregorio Magno (In Evangelia homiliae, 34, 8: PL 76, 1250 e): <<angelus nómen est officii, non natura>>. Por eso entre los griegos son llamados angelos los enviados para trasmitir un mensaje tanto si son hombres (Homero, Iliada, 5, 804: 13, 2: Heródoto, 1, 99, etc.) como dioses: Hermes, Iris, Némesis, etc. (Homero, Iliada, 2, 786; Odisea, 5, 29; Platón, Leges 4,717, etc.) La palabra démones (del griego daimon, daimones, en latín daemón), etimológicamente significa <<distribuidor>> en el sentido activo de su raíz dai-; y, en el pasivo. <<lo distribuido, el lote>> bueno o malo que corresponde a cada persona, significado que, en parte coincide con el del latín genius, <<los genios>>, p. ej. En sentido amplio, lo <<congénito>>, y facilitó su posterior relación con el valor técnico de ángel. Tanto los ángeles, designación preferentemente bíblica, como los démones, pueden ser buenos o malos. El texto latino más antiguo que habla explícitamente de la sinonimia de los ageli-daemones es de Labeo, siglo I, a.d.n.e. (S. Agustín, Ciudad de Dios, 9, 19), al comparar los démones grecoromanos con los ángeles de otras religiones, alusión implícita al judaismo.
Pero ya en el siglo IV a.d.n.e. se había iniciado un proceso degradatorio de la palabra daimon, que terminó por conservar sólo, o al menos de modo predominante, su significado maligno.
De ahí que los cristianos la escogieran como designación de los ángeles malos, los demonios.
A fin de evitar el riesgo de una equiparación entre ángeles y demonios del cristianismo y sus homónimos paganos, aquí se prefiere emplear la terminología <<demones buenos y malos>> de sabor evidentemente elénico; por tanto, al usar la palabra démones, se hace referencia a una realidad, no siempre personificada ni personal, que ha sido nombrada con vocablos dispares en los distintos idiomas y religiones: angelos, daimones, pneuma, dynamis, etc., griegos; ginn, de origen preislámico; ha.watif, ha – fazza, árabes y de varios pueblos semitas; ifrit, knumén Erebuti, etc., egipcios; Karibu-Lititu. Sédu. Lamasu, pazuzu, la demon lamastu, los <<siete sabios>> protectores, los <<siete malignos>> mensajero <; de Anu, entre los sumerios, acadios, babilonios y asirios; Toura (Costa del Marfil); Sebau (pigmeos); Niang (Madagascar); Yang (los izirai del Vietnan): los daeva y, según algunas de sus interpretaciones, los siete Amesha spenta iranios; asuras, nagas (india); guayot o guayota, Gabiot, aranfaibo, hukanak, Heaud, Tibicena, Iruene o Haguaram, de los guanches, los venerados como Kami en el shinto japones; Manes y, en parte, los genii romanos, si bien éstos no parecen ser realidades distintas del individuo cuyo <<genio>> son, sino más bien <<fuerza>> familiar etc.; o sea, todas las realidades sacrales que aparecen en función de seres intermedios e intermediarios entre los dioses y los hombres tanto en su naturaleza como por su misión.
ESTUDIO EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS DÉMONES
Resulta muy difícil, por no decir imposible, trazar la evolución semántica de los démones, y esto incluso en cuanto a sus dos polos: el término aquo y ad quem. En casi todos los casos se trata de dilucidar si su noción pasó de una realidad concebida como fuerza abstracta e impersonal-mana, orenda, de algunos pueblos primitivos- a la de seres personales o al revés. Así, p- ej., en la religión griega según unos (M.P. Nilsson, A. Tovar, etc.), los démones en un principio eran algo indeterminado, simple manifestación de una potencia actuante sobre los hombres; Vaga personificación del destino y, por fin, conjunto de seres personificados. Para otros (H.I. Rose, E.R. Dodds, K. Prümm, etc.), al parecer más en consonancia con los documentos conservados, recorrieron el camino inverso. Mientras la moira, con significado básico similar (<<parte, lote>>), describió la trayectoria que parte de la idea de un sino impersonal hasta convertirse en un hado personal, los démones evolucionaron en sentido opuesto, siendo la etapa final el significado de suerte, destino no personificado. Ante la imposibilidad de solucionar de modo apodíctico esta problemática, se limitará este trabajo a destacar sólo dos interpretaciones, sin que el orden de su enunciado implique la consideración de etapas históricamente progresivas en el desarrollo del concepto de los démones en las diversas religiones.
Interpretación racional. De acuerdo con el valor pasivo de su etimología, que contrasta con la condición personificada del activo, el demon tiene, a veces, significado de lote bueno o malo, enviado desde fuera e inserto en el hombre mismo. Cuando Teognis (Elegías, 1, 637) y Sófocles) Antígona, 791 ss.) llaman demonios peligrosos a la esperanza, al espíritu de aventura, al temor y a Eros, subyace la mentalidad homérica, según la cual estos sentimientos, dotados de vida propia, no pueden ser considerados simplemente como partes del yo, pues no están sometidos al control del hombre y lo empujan, como enemigos metidos en la ciudadela corporal, a comportamientos extraños. Esta humanización resalta su carácter abstracto en los pasajes en los que daimón figura en plano de igualdad junto a suerte (Aristófanes, Aves,544; Esquines, 3, 157; Demóstones, 18,303, etc.). Heráclito los humaniza aún más, al concretar: <<el carácter es para el hombre su demon>> (Fragmento, 119, Diels), y Epicarno (Fragmento, 17, Diels) especifica: <<...su demon bueno, para algunos también malo>>. Al amparo de este proceso, Platón (Timeo, 90 e) identifica el demon de cada uno con su inteligencia, y los esticos (Ecpiteto, Plásticas, 3, 22, 53) con su conciencia.
Interpretación personal sobrehumana. Sobre la interpretación precedente prevaleció, con mucho, su catalogación entre los seres de perfiles personificados e individualizados, intermediarios entre dioses-hombres, compañeros de éstos para custodiarlos (démones buenos) o para perjudicarlos (démones malos).Pero de los démones entendidos así se habla en los apartados siguientes.
NATURALEZA Y MISIÓN DE LOS DÉMONES.
Seres intermedios e intermediarios entre dioses y hombres. Es, sin duda, su nota más universal, común a todos (buenos y malos) y en cualquier religión. La afirmación de Platón (Fedro, 246 e), que presenta a Zeus <<rodeado de dioses y démones>>, la de Procio (In Timeum, 290 c), que extiende a cualquier dios el cortejo de démones, o la postura de los <<siete sabios>> (sumerios, babilonios), o la de los angelos órficos alrededor del trono de la divinidad (Orphicorum, fragmento, 248, citado por Clemente Alejandrino, Strommata, 5.1253 3), y la los angeli en torno a Juno (Inscripción tardía de Dacia, F. Cumont, o.c. en bibl.,159), vale para la divinidades supremas de la religiosidad babilonia, egipcia, irania, guanche etc. Hasta conocemos el nombre de algunos de ellos, p.ej. <<Eratos, uno de los démones que están entorno a Dionisios>> (Pausanias, 1, 2, 5).Tanto los démones buenos como los malos, que rodean el trono del dios del infierno, p. ej. Los 15 démones en torno a Nergal (asirios, babilonios) y los <<siete malignos>> (sumerios, babilonios), o integran la corte del principio del mal, p. ej. Los devas iranios, etc., sirven a su respectivo señor, guardando a los hombres conforme a su condición protectora o maléfica. Plutarco les asigna este puesto casi con urgencia de anillo sin el cual quedaría roto el lazo de unión entre los dioses trascendentes y los hombres (De defectus oraculorum, 10, 415). Ya en época tardía sus propiedades semejan una mezcolanza de cualidades divinas y humanas <<moradores de la zona media entre el cielo y la tierra, más débiles que los dioses, más fuerte que los hombres...inmortales, pero pasibles como los mortales...>>; algunos testimonios los hacen mortales, sí bien pueden llegar a vivir 9.000 años (Platón, Banquete, 202 e; Máximo de Tiro, 8, 8: 9, 3; Apuleyo, De deo Sócratis, 13, 147; Plutarco, De delectus oraculorum,3-6 y 12, 13; Isis et Osiris, 25; De Genio Socratis, 7-12; Porfirio, Fragmento, 23, 1 h; etc.). Precisamente las diferentes especies de démones provienen de la distinta proporción de la mezcla entre lo divino y lo sensible, de suerte que cuanto más cerca se hallan de la tierra son más imperfectos en sí y más perjudiciales para los hombres (Plutarco, neoplatónicos, etc.).
Guardianes de los hombres. Un segundo aspecto de los démones es su vinculación a un individuo determinado de ordinario desde su nacimiento (Hesiodo, Erga, 314; Focíclides, Fragmento, 15; Pindaro, Olímpicas, 13, 105; etc.); casi siempre en posición antagónica a causa del enfrentamiento entre un demon bueno y otro malo, cada uno trata de determinar el destino de su encomendado. Por medio del bueno la divinidad ayuda a los mortales: <<El gran propósito de Zeuá dirige el demon de los hombres a quienes ama>> (Pindaro, Píticas, 5, 122 ss.). La asignación de un demon bueno y malo a cada persona, presente en la religiosidad sumeria, babilonia, egipcia, etc., dentro del área elénica actúa con vigor intensificando en la doctrina de los estoicos y de los neoplatónicos, así como en la creencia popular: <<Euclides Socraticus duplicem omnibus omnino nobis genium dicit adpositum>> (Cesorino, De die natali, 3, 3). Y el comediógrafo Menandro (Fragmento, 18 y 550) recoge la fe ya popularizada: <<Junto a cada hombre, apenas nacido, está un demon, buen mystagogo, iniciador-guía en el misterio de la vida...>>. Los árabes y distintas tribus semitas completan el número y su posición. Cada individuos tiene cuatro haffaz o demones buenos encargados de su custodia y colocados los diurnos a la derecha e izquierda, los dos nocturnos a la cabeza y pies. Los Yinn o démones malos acechan y aprovechan especialmente los momentos del relevo, cuando al amanecer y atardecer retornan los custodios a la corte de la divinidad. De ahí la necesidad de la oración al salir y ponerse el Sol.
Estos démones individuales ejercen una misión de custodia no sólo en cuanto a plasmadores del destino bueno o malo de orientación más o menos fatalista, sino también, sobre todo en algunos autores, p. ej. Jenócrates (Aristóteles, Tópicos, 2, 6, 112 a, 37; Estobeo, 4, 40, 2; 5, 925, Hense), con función de evidente matiz ético en orden a favorecer la conducta virtuosa o viciosa. La misión de guarda vigilante les mereció la designación de phylaces, guardianes de los hombres (Hecíodo, Erga, 121 f-122; Platón, República, 617 e; Política,271 d). Esta tarea no siempre se circunscribe a un individuo; existen también démones tutelares de localidades de polis-Estado (Platón, Leges, 4,712-14). Algunos démones han pasado a la historia debido a importancia de los confiados a su guarda, p.ej. los de Alejandro Magno, César, Bruto, Casiotodo, el de Sócrates; pero éste no puede quedar reducido a la categoría de un custodio igual al de los restantes mortales. El mismo Sócrates lo considera concedido <<quizás a alguien, tal vez a nadie de los pasados>> (Platón, República, 6, 496 e). Su misión es negativa. La voz interior de su demon nunca da órdenes a Sócrates, a no ser las prohibitivas (Platón, Apología, 31 d; Fedro, 242 b-c; Alcibíades, 1, 103 a, 105 d, 124 c; Jenofonte, Apología, 5 ). Si se calla, Sócrates obra tranquilo, pues así sabe que acierta
Psicopompos o compañeros de las almas en el viaje de ultratumba. Guardianes de los hombres mientras viven sobre la tierra, le acompañan en su viaje al más allá, Platón (Fedón, 107 c-d-, 108 a-b; República, 10 617 e, 620 e, etc.) concede al demon custodio la misión de llevar el alma al Hades. Más tarde, sacados de las entrañas de la tierra los Campos Eliseos-residencia ultraterrena de las almas buenas- y colocados en las zonas celestes, el demon la acompaña en su ascenso a las mansiones etéreas (Proclo, In Rem publicam, 2, 52; Jámblico, De mysteriis, 2, S; Porfirio en S. Agustín, Ciudad de Dios, 10, 9,2, etc.) No obstante, en la creencia greco-romana esta función pscopómica suele corresponder a algunos de los angelos catactonios o mensajeros de los dioses subterráneos, p. ej. a Hécate y, muy en primer lugar, a Hermes-Mercurio (Hotacio, Odas, 1, 24, 15-18, etc.). Expresivas como pocas son las pinturas de la tumba de Vibia (Catacumbas de Praetestato), esposa de un sacerdote de Sabacio, que es conducida por Mrcurius Nuntius, mensajero, traducción del griego angelos, ante el tribunal de ultratumba; a continuación el angelus bonus la introduce en el banquete de los bienaventurados. Es de época e influjo judio-cristiano.
Relacionados con la mántica y astrología. Los démones controlan <<todas las clases de presagios>> y los <<portentos de los magos>> (Apuleyo, De deo Socratis, 6; platón, Banquete, 202 e; Teages, 129 d; Plutarco, De defectu oraculorum, 411 418, etc.). Pero si están relacionados con todas las especies de mánticas, mucho más con la astrología, hasta en su sentido material, debido a su identificación con los astroplanetas o al menos de ser considerados éstos como mansión suya, especialmente en la demonología babilonia y árabe (los siete arcángeles y los siete planetas), en los Oracula Chaldaica del S. III d.n.e., en varios neoplatónicos (Jámbico, Proclo, etc.), en el Corpus Herméticum (L 6, 10—21; 4, 8, etc.). A cada individuo corresponde una estrella y un demom buenos o malos.
Causantes de mentiras, enfermedades, endemoniamientos, etc. Se puede afirmar que en la antigüedad la responsabilidad de cualquier acontecimiento desagradable, sobre todo si no encajaba en el comportamiento ordinario de los hombres, recaía sobre algunos de estos seres sobrehumanos. Los démones producían las fiebres (Plinio, Historia Natural, 2, 16; Filóstrato, Vita Apollonil, 4, 10), la esterilidad, sequías, hambres, etc. (Porfirio, Abstinentia2, 40), perturbaciones mentales (Hipócrates, Virg. 8, 466 Littré; Euripides, Hipólito, 241,), las mentiras y otras calamidades, si bien el aspecto ético de su influencia-salvo excepciones-es de época tardía (Porfirio, Corpus Herméticum; y, sobre todo, Celso) probablemente por influencia cristiana. No obstante, su maleficio típico es la posesión; entran el cuerpo humano con la sangre, carne comida o aire respirado (Porfirio, Abstinentia, 2, 36 ss.), toman posesión de sus órganos como las fieras de su presa, convirtiendo al poseso en sujeto destrozado por el sufrimiento y contorsiones.
ORIGEN DE LA CRENCIA EN LOS DÉMONES.
Es difícil explicar cómo se ha originado en la humanidad la creencia en los démones. E líneas generales, cabe decir que es una consecuencia de la percepción por parte del hombre de las realidades espirituales. El hombre reconoce que el universo no se agota en lo que ve y toca, sino que existe un más allá; así se abre al conocimiento de la inmortalidad, de la Diosa (o de Dios) y a la advertencia de la posibilidad de unos seres inferiores a la Diosa ( o Dios) pero superiores al hombre, a los que-en la medida en que su conocimiento de la Diosa estuviera mezclado de deficiencias y errores tendió a colorear con rasgos divinos, etc. Más en concreto pueden señalarse algunas causas inmediatas de la demonología tal y como de hecho existe:
Necesidad de enlaces entre los dioses trascendentales y los hombres. Aunque una constante religiosa de la antigüedad, la telúrico-mistérica, se caracteriza por la inmanencia de la divinidad, otra, la étnico-política, se distingue por el sentido localista <<la Diosa arriba altísima>> y trascendente de sus deidades. En esta última aparecen los démones como anillos de conjunción entre los dioses celestes y los hombres terrestres. De ahí su condición de seres intermediarios por su naturaleza y misión, así como su residencia en los astros y la creencia de que los espacios etéreos están llenos de démones, moradores del aire como los peces del agua, etc. (Platón, Epinomis, 984 f; Diógenes, Vitae Philosophorum, 8, 129-32-pitagóricos- Plutarco, Isis et Osiris, 25; Apuleyo, De deo Sócratis, 139; Porfirio, en S. Agustín, Ciudad de Dios, 10, 9). Si existen démones teriomórficos o telúricos es sólo en cuanto psicopompos o por efecto del sincretismo.
Recurso etiológico. Algunos démones surgieron o, al menos aseguraron su existencia por servir para explicar los impulsos irracionales que tientan al hombre contra su voluntad o las situaciones familiares, sociales, etc. extrañas: peste, hambre etc. (Simónides de Amorges, 7, 102; Sófocles, Edipo Rey, 28, etc.).El hombre explicó estos y otros fenómenos raros, tanto naturales como astrales, recurriendo a unos seres similares a él, pero mucho más poderosos: los démones.
Antropomorfismo. Es la atribución a los dioses de unos mensajeros semejantes, aunque mucho más rápidos, a los heraldos de los reyes, caudillos etc., de importancia hasta sagrada en la antigüedad babilonico, egipcia, griega etc. A su vez, por reacción, la falta de fuerza de los dioses olímpicos, demasiado humanizados y estéticos, facilitó la demonización de la religión ya decadente. Antropomórfica es también la condición híbrida de algunos démones <<hijos de dioses y de ninfas o de seres similares>> (Platón, Apología, 27 d; los démones a quienes se concede el signo gráfico de la divinidad, p. ej. –dingir-sumerios il o ilu- acadios-; los “hijos mensajeros de Anu”>>-asirios, babilonios, etc.
Degradación de algunos dioses y dualismo. Al ser vencido un pueblo, sus divinidades, si no eran absorbidas por la religión de los vencedores, solía quedar condenadas a una vida subterránea; y, en muchos casos, consideradas enemigas, se convertían en démones maléficos, componentes del cortejo del principio del mal, p. ej. los daevas iranios, la serpiente encarnación de la suprema divinidad telúrica, los asuras y los nagas de las originarias indias, así como el aranfaibo; el iruene; el gaviot y guayota; guacancha; orojan, de las Islas Canarias etc.
Demonización de los espíritus de los muertos. Algunos textos presentan una escala de seres minuciosamente jerarquizado: dioses olímpicos, marinos, subterráneos (Hades), démones buenos, démones malos, héroes, antepasados, hombres actuales (Platón, Leges, 4, 717ª; Epinomis, 984f; Procio, In Timaeum, 299e-f; Porfirio, De regressu animae fragmentae, en S. Agustín, Ciudad de Dios, 10, 9). Pero según otros, este escalafón no excluye la posibilidad de ascenso de las mejores almas humanas a démones, héroes o dioses (Plutarco, De delectu oraculorum, 415 f. Y aunque los estoicos y, en general, la filosofía, niegan la identificación de los démones con los héroes, una constante del pensamiento helénico afirma la de algunos; p. ej. Hesiódo llama démones a los espíritus de los muertos en la edad de oro (Erga, 121 ss.); Heródoto a Zalmolxis (4,94, 1, y 96, 2); Esquilo al rey Darío (Persas, 5, 641 ss.); Posidonio, Apuleyo y los neoplatónicos a las almas de los muertos en general; si bien Procio (In Timaeum, 290 a ss., 42 e; In Cratilum, 128) distingue tres clases de démones: los angelos, los démones propiamente dichos y los héroes. f) Sincretismos. En toda el área del Oriente Medio se operó, en este punto, un intercambio de ideas más o menos profundo. A modo de ejemplo, en la demonología helénica confluyen representaciones demonológicas primitivas de los pueblos preindoeuropeos del Egeo, otras más precisas y organizadas del Oriente, corrientes místicas principalmente el orfismo, el dualismo y los daevas iranios, la angeología judeo-cristiana, etc., de suerte que la demonología helénica es un aspecto más del sincretismo religioso característico del helenismo y de la dominación romana.
Reciduos e influjo de la Biblia. Aunque no se intenta determinar los residuos de los primitivos planteamientos bíblicos, no se puede negar el influjo ejercido por las creencias judía y cristianas, tal como aparecen en la Biblia, en los siglos anteriores al cristianismo y en los posteriores, respecto de la angelología árabe y, en cuanto a la elénica, respecto de los angelos catactónios, demonologia de los Oracula Chaldica, hermetismo, gnósticos, neoplatónismo (Porfirio, jámblico, Procio, Máximo de Tiro), etc. 5. Epífanias y representación de los démones. Recidente en el aire y enlaces entre los dioses celestes, antropomórficos y los hombres terrestres, los démones buenos suelen ser representados en forma humana pero alada (<<siete sabios>> sumerios, acadios, Hermes griego y Mercurio latino con alas incipientes en los pies y hombros etc.); ha veces también con cabeza igual a la de las aves, aladas moradoras de la zonas etéreas y ellas mismas angelos de los dioses (Homero, Iliada, 8, 247; 24, 292, 315; Teogonis, 549; Plutarco, Pyth oracula, 22, etc.) En cambio, los démones malos, probablemente por degradación de las deidades telúrico-mistéricas prefieren las epifanías y representaciones teriomórficas, completas o parciales p. ej. los nagas indios de cabeza humana y cuerpo de serpiente, a veces monstruosas (démones minoicos, asírios, etc.) o también grotescas. Polignoto pintó un demon <<que devora los cadáveres y deja sólo los huesos...Su color es entre negro y azul. Como la mosca de la carne, enseña los dientes y está dentado sobre una piel de lince>> (pausanías, 10, 29, 7). Los animales preferidos son las serpientes, el dragón <<siete malvados>> asírio-babilonios, el (o la) sekhmet egipcio, los nagas, etc.) y el macho cabrío en las Islas Canarias (después de la cristianización) Dahomey, Irlanda, etc.
CULTO A LOS ANTEPASADOS
El mundo religioso de la sociedad guanche, es en extremo complejo, a pesar de que las referencias que sobre el mismo nos han llegado son pocas y confusas debido a la imposición traumática del catolicismo, cuya misión primordial fue la erradicación furibunda e irracional de todo vestigio de la milenaria religión profesada por el pueblo guanche, los pocos documentos que hasta nosotros han llegado, especialmente los conservados a través de la tamusni, y las escasas referencias recogidas por los cronistas, aunque estas están expuestas desde un punto de vista etnocristiano y etnocentrista, nos dejan vislumbrar un mundo espiritual y una concepción del universo y de la función que el hombre desarrolla en él, mucho más elevada que la que portaban aquellos bárbaros fanáticos cuya religiosidad se basaba en unas simples prácticas externas, (teatrales) carentes de conceptos elevados de la moral y la ética.
La riqueza religiosa y espiritual del pueblo guanche, está modelada por milenios de práctica en torno a los designios de la Diosa-Madre, cuyos aspectos iremos desarrollando en páginas sucesivas. La estricta observancia que de los postulados religiosos y morales hacía la sociedad guanche, quedó recogida por algunos autores los cuales no dudaron en calificarla como una etnia de valientes y pacíficos pastores, de costumbres moderadas y puras, modelo de honradez, lealtad, pundonor, moderación y formalidad, trabajadores compasivos, compasivos y extremadamente respetuosos con los ancianos, y sumamente hospitalarios. Estas virtudes son reales, no son un producto literario, pues las mismas forman el sustrato ético y moral de la población Canaria actual, a pesar de la avalancha de “cultura” globalizadora que en estos últimos tiempos nos invade con una virulencia mucho más activa que, aquella que sufrimos hace más de quinientos años, y que lamentablemente, aún continuamos sufriendo y soportando, quizás como justo castigo y penitencia por haber permitido el que unas hordas extranjeras nos arrebataran el sagrado culto a nuestros dioses ancestrales.
Es por ello que debemos orientar nuestros espíritus, hacía el encuentro con los espíritus de nuestros antepasados, para que en estrecha comunión con ellos, hagamos aflorar el cúmulo de virtudes que nos han trasmitido, que están latentes en nuestro ser, y que nosotros hemos mantenido en parte oculto, por el temor que han incrustado en nuestros entimientos, las practicas represoras de una religión deshumanizada, absolutista y, básicamente amoral, que nos ha sido impuesta con la fuerza de las armas.
Al contrario que la creencia monoanimista, propugnada por otras religiones, la Iglesia Guanche sostiene que el hombre tiene dosespiritus: el
Espíritu Vital, que mantiene en correcto funcionamiento las funciones orgánicas (respiración, circulación de la sangre etc.) y responsable a su vez del calor corporal y de la capacidad de movimiento, así como del conocimiento del entorno donde nos movemos; y el Espíritu Libre, que está localizada debajo de la parte superior del cráneo y que alberga la conciencia, la capacidad de entendimiento y decisión, y la voluntad.
Mientras que el Espíritu Vital permanece de forma indisoluble unida al organismo, el Espíritu Libre es puramente espiritual, independiente del cuerpo, al igual que los espíritus y los dioses.
Cuando las funciones orgánicas se hallan desactivadas, como en el sueño, durante un desmayo, en el delirio, etc., el espíritu puede separa de su envoltorio físico y pude viajar al otro mundo, a otros planos espirituales. Lo que allí ve y experimenta lo trasmite al hombre en forma de sueños y visiones. Tras la muerte se va al más allá, al Seno de Magek con los antepasados para reencarnarse entre los suyos pasadas de tres a cuatro generaciones. Ya que el hombre no es inmortal pero sí su Espíritu Libre. (Klaus E. Müller et al, 2000: 481-ss.)
Los espíritus, son almas libres de los antepasados, que desempeñan un papel importante entre los poderes del más allá junto a otros espíritus y dioses que forman la Corte de la Gran Diosa-Madre, Chaxiraxi y sus aspectos; Magek-Tanit-Tara-Diosa Celeste-Moneiba. Puesto que la autoridad aumenta con la edad, cuando más edad se tiene más perfección se alcanza y por consiguiente más puro es el espíritu, Así, pues los antepasados desde los más antiguos fundadores del pueblo guanche-mazigio, disfrutan ante la Diosa del rango más alto, por encima del más viejo de sus descendientes, aunque por debajo de los dioses, los cuales a su vez están por debajo de la Diosa Superior y Creadora, como la más poderosa de todos. Los espíritus, al igual que los ancianos con vida, aconsejan a los suyos, en sueños, se preocupan de que sigamos buen camino, nos brindan la fertilidad de nuestros animales, vigilan nuestros campos y nos guían en nuestras profesiones y empleos. Y sobre todo, vigilan que nos mantengamos fieles dentro del orden trasmitido de generación en generación. Quienes somos negligentes recibimos advertencias en forma de signos y pequeñas desgracias, los que no llevamos una vida honesta, nos veremos afectados por enfermedades graves, accidentes, pérdida materiales o la misma muerte. Así pues, todos debemos poner un desmesurado interés en nuestras relaciones con los espíritus de nuestros antepasados, manteniendo unas relaciones fluidas, sin perturbaciones, para ello debemos guardar un culto reverente. No descuidando hacerles con regularidad ofrendas de ramas, flores o lo que buenamente y con amor podamos ofrecerles. Debemos tenerlos presentes en nuestras fiestas y celebraciones familiares, y en las comunitarias, si danzamos cantemos hagámoslo en su honor, cuando tomemos moderadamente unas copas o participemos en una comida, hagámoslo en su honor, pues ellos siempre están entre nosotros.
Los espíritus de nuestros antepasados, están íntimamente ligados a sus descendientes más próximos, al entorno donde ellos moraron en vida, y al grupo donde desenvolvieron su actividad cotidiana. Se preocupan especialmente por proteger a los suyos, siempre que estos se comporten de forma adecuada y les rindamos correctamente los rituales, tal como hemos expuesto más arriba, así nos veremos protegidos del peligro y de los estímulos negativos. Los hombres jóvenes para adquirir su espíritu protector personal, deben mantener una búsqueda que en ocasiones puede ser larga, y nada fácil debido a los impulsos propios de la edad, pero esta búsqueda puede ser mucho más fácil si pone en ello verdadero empeño, observando una vida honesta y haciéndose aconsejar de personas mayores, entendidas y de buena vida.
También debemos cuidar a los espíritus protectores de la región, ellos cuidan y protegen a los ganados, los campos, los montes y las aguas y el aire. Estos espíritus han pasado por diversas etapas de perfeccionamiento y la Diosa los ha investido como dioses mediadores, por lo que generalmente no están muy próximos entre si, y los más perfectos y puros son los que guían a los dirigentes y, a los sacerdotes y maguadas. A estos importantes dioses mediadores se deben honrar de manera especial como mínimo una vez al año, preferentemente durante la celebración del año nuevo guanche o durante el Beñesmer.
El mundo de los espíritus dentro de la teogonía de nuestros antepasados, es complejo y ha sido poco estudiada. La información que nos ha llegado es poca y confusa debido a que las creencias y ritos de la religión guanche fue brutalmente reprimida como hemos dicho por el fanatismo cristiano, sí bien el pueblo guanche se esforzó por conservar sus prácticas religiosas, el transcurso del tiempo y los nuevos métodos de penetración empleados por la iglesia católica, obligó a los detentadores de los ritos guanches a sincretizar dentro de los ritos cristianos sus creencias como único medio viable para la supervivencia de las mismas. En la actualidad, aún perduran y se practican determinados ritos de nuestra religión ancestral, pero estos son celosamente guardados por un número muy limitado de familias que son depositarias de éste legado religioso, las cuales observan un total hermetismo sobre los mismos, traspasado estos conocimientos entre miembros de una misma familia, preferentemente de abuelos a nietos, y de tíos a sobrinos manteniendo así, el culto primitivo, y también los aspectos hereditarios del sacerdocio.
Este aspecto secreto del culto, mantenido durante generaciones ha venido hurtando a la curiosidad del investigador y del curioso muchos de los pormenores del culto guanche a los espíritus, así, en este estado de la cuestión, no es de extrañar que algún investigador haciendo uso de su profundo academicismo, diga con razón: “Resulta difícil comprender de las fuentes escritas qué idea tuvieron los guanches acerca del espíritu de sus muertos, a donde iban en que lugar residían y, en general toda, todo lo relativo a su concepción sobre este aspecto siempre difícil de explicación para el comunicante, así como para quien recibe la información. En este caso, probablemente, la trasmisión de estas ideas resultaría más difícil para los informantes que serían muy reservados a la hora de manifestar sus opiniones sobre cuestiones siempre tan difíciles de comunicar, como por el deseo expreso de no desvelar hechos íntimos, seguramente en una cierta aureola de misterio, así como también por la propia formación religiosa de quien la recibe. El Padre Espinosa, recopilador de la información de los guanches, trasmite así su idea acerca del alma <<...más ni conocían inmortalidad de las almas A. Espinosa, 1980: 35). En el sentido en que es conocida por un cristiano, con toda probabilidad no supieron qué era. Un testimonio se recoge en la crónica de A. Sedeño”. (Antonio Tejera Gaspar, 1988: 48-9)
Esta “aureola de misterio” a que hace referencia el Sr. Tejera, no debiera sorprenderle ya que el propio Espinosa da la explicación cuando nos dice: “Esto es lo que de las costumbres de los naturales he podido, con mucha dificultad y trabajo, acaudalar y entender, porque son tan cortos y encogidos los guanches viejos que, si las saben, no las quieren decir, pensando que divulgarlas (a extranjeros) es menosprecio de su nación...”). (Fray Alonso de Espinosa, 1980: 45)
Por otra parte, debemos tener en cuenta que por la época en que escribió su obra Espinosa, y aún muchos siglos después, la iglesia católica negaba el que los guanches, los mazigios; los indios, e incluso las mujeres del propio orbe cristiano tuviesen alma, concepto éste netamente cristiano, por lo cual para el resto de la humanidad que estaba fuera de la órbita de influencia del catolicismo, eran poco más que animales.
“Decían que el alma no tenía pena o gloria; más conocía haber infierno, y que solamente era para el demonio llamado guaiota y al infierno llamaban Echeyde, y que habitaba en el volcán del pico del Teyde así le llamaron isla del infierno.” (A. Sedeño, 1983: 29)
De este pasaje de Sedeño, podemos deducir que guiota o guayota no es un demonio tal como lo conciben los católicos, un diablo cuyo reino se basa en las llamas eternas donde se achicharran aquellos que no siguen los preceptos de la iglesia católica. Es en todo caso, un espíritu mediador entre la deidad y los hombres, que asume sobre sí los aspectos negativos de la comunidad. Tiene sus dominios en el Echeyde, es decir es un espíritu protector de los hombres y de lugar, cuyos dominios son territoriales son el gran volcán, causa perenne de inquietud entre la población, por la amenaza que supone las erupciones del mismo, siendo misión del genio protector Guayota el velar por mantener al Teide calmado.
Además de su consideración de lugar fatídico por su propia naturaleza volcánica, el Teyde era considerado un lugar de estacionamiento para los espíritus que no habían observado una vida honesta, sin que ello suponga una concepción de purgatorio o infierno según la concepción cristiana, mas bien se producía un periodo de tiempo durante el cual el espíritu estaba sometido a un proceso de purificación antes de emprender el viaje al Sol, tal como apunta el profesor Tejera Gaspar: “...Señalando además el lugar en que de hallan los espíritus de estas personas que han tenido una mala actuación en su vida, desde luego en un sentido seguramente diferente al que se le atribuye en la cosmogonía cristiana, pero que no somos capaces de comprender en su totalidad. Este lugar aludido (Echeyde) se emplaza en el Teide, confirmando su asimilación con una idea fatídica o <<Ser malo>> conque se identifica las fuerzas del mal, como hemos estudiado en éste mismo capítulo...” ( Antonio Tejera Gaspar, 1987:49)
Como hemos dicho el concepto de infierno no es el mismo para los guanches y para los católicos. Para nuestros antepasados, este concepto se refiere a lugares fatídicos, sitios con connotaciones poco deseadas bien porque las energías telúricas de estos lugares sean negativas o bien porque en ellos hayan sucedido hechos luctuosos que afectan a la comunidad, adquiriendo así. la calidad de lugar fatídico, este aserto queda corroborado por el hecho de que gran número de lugares y más concretamente barrancos de nuestras isla ostentan el topónimo castellanizado de infierno, sin que ello presuponga ni está recogido en ninguna fuente que estos barrancos estén considerados como lugares de estacionamientos temporales de espíritus o maxios.
El concepto de “alma” manejado por los cristianos, no tiene nada que ver con el concepto de “espíritu” o maxio entre los guanche, por ello para el guanche, cuando el cuerpo físico muere el espíritu le acompaña, y éste, como parte integrante del ser, siente las mismas necesidades que el cuerpo físico, hambre, sed, congojas y penas, y siente alegrías y felicidad, ya que para el guanche, la muerte no supone una separación de la comunidad, sino un cambio de estado, un pasar a otra vida, en la cual tienes las mismas emociones, las mismas actividad e incluso las mismas necesidades que en este plano, por lo que este nuevo estado no supone una pérdida de contacto con los suyos y con la comunidad, contacto que mantienen mediante el espíritu libre.
En ese nuevo estado de la vida tanto el cuerpo como el espíritu precisan comer y beber - aunque en menor proporción -, consiente de ello los vivos cuidan de los muertos aportándoles regularmente comida y bebida en las tumbas. Este rito mortuorio estuvo vigente en Canarias hasta mediados del siglo XIX, los deudos dejaban en las tumbas de sus seres queridos raposas de papas, botas de vino, gofio, quesos, leche, baifos y gallinas, y en general frutos de la tierra, productos que después eran aprovechados por los párrocos hasta que un iluminado Obispo prohibió estas practicas por considerarlas paganas, lo que produjo un considerable quebranto para las despensas de los párrocos, y sustancioso aumento de las rentas episcopales, pues las ofrendas en “especies” se sustituyeron obligatoriamente por misas dedicadas a los difuntos. Hoy en día aquella piadosa práctica se limita por imposición de la iglesia católica a la colocación en los sepulcros unos ramos de flores.
El viaje de los maxios o espíritus. ”Los guanches y, con toda probabilidad el resto de las poblaciones insulares creían que los espíritus de sus antepasados iban a parar al Sol, astro que, que como se estudia en otro lugar, consideraban como Ser Superior por excelencia y era, por tanto, objeto de adoración. Este mito solar se sintetizaría de la siguiente manera: creían que los espíritus de sus antepasados iban a parar al Sol, y cada mañana a su salida por el Este aparecían por el firmamento, realizando el itinerario diurno hasta que finalmente desaparecían, para de nuevo regresar al día siguiente. En muchas culturas este viaje de las almas en su morada solar se ha simbolizado con un carro; en Tenerife este medio se ha sido sustituido por pájaros y, en islas como el Hierro, se asimiló a una casa.
Es posible que nuestra lectura resulte excesivamente forzada y los argumentos no aparezcan suficientemente contrastados, pero queremos que se entienda como hipótesis de trabajo dentro de la cosmovisión guanche que hemos venido exponiendo.” (Antonio Tejera Gaspar, 1987:51)
En este planteamiento del profesor Tejera Gaspar, sobre el viaje de la barca (o pájaro) solar creemos ver un claro paralelismo con el viaje de la deidad egipcia Ra (Magek). El demiurgo solar, por medio de una sucesión de creaciones, pone en marcha un universo cerrado, animado por un mecanismo exacto completamente a su servicio. Un himno, por ejemplo, ofrece una descripción teórica de su acción y de su poder en el seno de este especio: <<Yo te saludo, Ra, en el momento de [tu] salida, Atón, en el momento de tu puesta. Sales cada día, brillas cada día, apareciendo glorioso, rey de los dioses. Tú eres señor del cielo y Señor de la tierra; has creado a los seres de arriba y a los de abajo. Dios único que ha al ser por primera vez, que ha hecho al país y creado a los seres humanos, que ha el Nun [...] , que ha hecho las aguas y hace vivir a todo lo que en ellas se encuentra, que ha levantado las montañas y dado la existencia a los hombres y a los rebaños [...] joven divino muchacho, heredero de la eternidad, que se ha engendrado y dado a luz así mismo, absolutamente único en diversas formas.>> ( Dimitri Meeks et al, 1965:163) Este carácter solar, aquí atribuido a Ra, es aplicable a Magek en cualquiera de las representaciones que tiene en las diferentes Islas Canarias. En nuestras islas, como en Egipto se adora al Sol, como una de las manifestaciones de la Diosa-Madre como tendremos oportunidad de ver. El Dios Ra, (en nuestro caso Magek) materializado en el Sol, aparece por oriente todos los días y después de hacer su recorrido diurno desaparece hacía la tierra de los muertos por occidente para iniciar -como también creen las religiones mesoamericanas- su viaje nocturno por el mundo subterráneo donde habitan los muertos; un viaje que recorre la deidad en “barcas mágicas” no visibles para los humanos.
En cuanto a la comunicación con el Más Allá, veamos algunas de las relaciones que dioses semi-dioses y espíritus mantienen con el otro mundo dentro del panteón egipcio: “Las opiniones sobre el origen de la creación del Más Allá no son unánimes. Por lógica, este lugar abría sido creado para Osiris y, a continuación, para todos aquellos, dioses u hombres, destinados a permanecer en él. Sin embargo, que en la génesis del mundo de desechos, muertos que por no haber vivido en el momento fundamental de la aparición de la luz, a los que había que alojar en algún sitio. De hecho según algunas tradiciones, el demiurgo solar abría creado el Más Allá para su reposo nocturno. Así pues, <<el imperio subterráneo de los muertos procedía de una idea>>, es decir, de una invención, que el demiurgo abría llevado a cabo con mucho trabajo. Cuando el tiempo cíclico se establece, el Sol sólo pasa por el Más Allá en un breve viaje nocturno que <<hace que la oscuridad sea aceptable>> para los habitantes de esos lugares. Como los habitantes del Más Allá no pueden soportar la plena luz, el Sol por iniciativa propia, reduce la intensidad de su resplandor cuando viaja por esos dominios, hasta el punto de aparecer <<oscuro y nublado>>. Cuando penetra en esos lugares los habitantes del Más Allá deben renunciar a la tibieza de sus cuerpos y de sus respiraciones, signos de la vida terrestre; el Sol les calienta cuando pasa cerca de ellos y los despierta a la vida durante un breve instante. El otro mundo es el lugar donde <<los rostros están invertidos>> y las cosas son difícilmente accesibles. Los mismos dioses no conocen bien el camino que Osiris siguió para llegar hasta el Más Allá y temen penetrar en los caminos que pudieran conducir hasta allí. Las almas de los muertos también tienen dificultades para llegar al Más Allá, pues deben atravesar la tierra y superar diversos obstáculos. En algunos textos, los dioses del cielo y del Más Allá están separados como si no tuvieran posibilidad de encontrarse, eso demuestra hasta que punto es difícil el Más Allá y los otros sectores de la creación se comuniquen entre sí, Es verdad que acercando el oído al suelo, a veces se pueden escuchar unas llamadas que provienen de debajo de la tierra, pero el vínculo que se establece de esa forma es muy débil.” (Dimitri Meeks et al. 1965:132-33)
Aquí encontramos otro paralelismo entre las practicas religiosas egipcias y las de los guanches, éstos empleaban un medio para comunicarse con los espíritus de sus antepasados cuando la comunicación era urgente y no podían o no querían esperar a efectuar otros rituales más complejos; el método consistía en valerse de cualquier hendidura profunda del terreno y, a través de ella comunicarse con los espíritus de sus ancestros, cuando no disponían de grietas naturales, simplemente abrían un hoyo en el terreno, y tendidos en el suelo hablando a través de él se comunicaban. Así mismo, tenían otro medio de comunicación con los espíritus, consistente en los llamados bucios de piedra, éstos son unas rocas que se encuentran en determinados lugares y que han sido perforadas por agentes naturales en forma de bocinas, las cuales eran usadas como amplificadores de la voz para comunicarse con los espíritus de los antepasados, en la actualidad, existe un ejemplar en Igueste de Candelaria, conocida precisamente como el “bucio de los guanches.” Es posible que determinadas piedras de origen volcánico, perforadas, de manera natural y otras trabajadas por el hombre que han sido encontradas en cuevas, estuvieran dedicadas al fin mencionado.
En la teogonía guanche como es bien sabido el culto universal está dedicado al Sol, representado en Magek. “Como el más poderoso y benéfico de los dioses, cuyo emblema en la tierra es <<el fuego nacido de su seno>>, tenido por sagrado. Autor de la vida del hombre, tributabánle los epítetos más cariñosos llamándole <<padre>>, siendo para los moribundos un consuelo supremo exhalar el último suspiro con los ojos fijos en el divino astro. Todas las mañanas y antes de la amanecida los cancos o sacerdotes del Sol adornados con guirnaldas de hojas de viñático, dirigiéndose en comunidad tocando chácaras, flautas y tambores a determinados lugares, para impetrar del dios su presencia en la tierra y saludarle con himnos y danzas. Cuando aparecía sobre el horizonte, desde el rey al último vasallo postrábanse de rodillas con las manos en alto para venerarlo, otros saltaban, bailaban, silbaban o lanzaban gritos de entusiasmo.” (Juan Bethencourt Alfonso, 1994, t. II: 269)
La tamusni, nos ha trasmitido la ubicación de varios de los lugares donde los kankus llevaban a efecto estas ceremonias matinales de la bienvenida al Sol, especialmente en la parte sur de la isla de Tenerife, zona que permaneció durante mucho tiempo alejada de culturización católica, debido a que los conquistadores no osaron adentrarse masivamente por estas tierras durante los dos primeros siglos inmediatamente posteriores a la conquista, lo que facilitó que se conservasen las costumbres y tradiciones durante mucho más tiempo así tenemos que: “Era sagrado el fuego que procedía de Magek, como el rayo, relámpago, el obtenido por frotamiento de dos maderos, el doméstico y en una palabra el que no tuviera su origen en Chinechi o infierno. Y hoy como antes, sigue siendo sagrado. No hay campesino que se atreva a injuriarlo, ni escupirlo. Aunque hacen hogueras en San Juan, San Pedro y otros días del año, para muchos la fecha y el santo es el pretexto, como en las famosas hogueras de Chirche y Aripe de Guía, por que en el fondo dedicadas a Magek.” (Juan Bethencourt Alfonso, 1994, t. II: 279)
“En todos los reinos tenían señalados estos diferentes lugares para las diferentes épocas del año, que nos hacen pensar se estarían en relación con los cambios del Sol. En el reino de Güímar, uno de los puntos era la montaña de Archaco, y para el clero de Arafo unas veces el roque de Chiguergue, otras el de Jóaquina, ya al de Iserse o a montaña de <<Arguama o Montaña Santa>> en Igueste.(ibíden)
En el reino de Abona, hacía Fasnia: a la <<Montaña de Santa>> o de Fasnia, ya a la <<Montaña de la Gloria>> en Icor, o al <<Llano Santo>> al E. de Chajaña de Arico; y por la parte de Granadilla, a la <<Montaña Santa>>. (ibíden)
Por el reino de Adeje, al <<Roque de Jama>> etc. Aún en los pueblos del Sur (isla de Tenerife) se oyen las frases, aunque ya con sentido irónico: <<¡vete a buscar el Sol>>; y todavía es bastante conocida la broma que gastan con los de Arafo llamándolos <<cancos>> y diciéndoles que vayan a buscar el sol. (Juan Bethencourt Alfonso, 1994, t, II: 279)
Todos estos lugares cultuales mencionados por Bethencourt Alfonso, así como otros muchos existentes en toda la orografía insular, reafirman su condición de lugares sacros por el hecho de que han sido sincretizados por la iglesia católica, por ello, vemos en las cimas de las montañas o en los llanos pequeñas ermitas o cruces implantadas con el ánimo de “santificar” desde el punto de vista del ritual católico, estos lugares sacros de nuestros ancestros.
Es tradición y esta recogida por la tamusni, que cada mañana antes de amanecer, los Kankus de Arafo, se desplazaban tocando el Tajaraste hasta el lugar del pino santo, donde al presente se encuentra una pequeña capilla dedicada a un Cristo del Pino, para dar la bienvenida al Sol, recitando la siguiente oración:
¡¡TENEMIR UHANA MAGEK ¡¡TE DAMOS GRACIA OH PODEROSO SOL
ENEHAMA BENIJIME HARBA POR SALIR UN DÍA MÁS
ENAGUAPA ACHA ABEZAN!! PARA ALUMBRAR LA NOCHE!!
Esta oración que encierra en sí todo un tratado de filosofía, es una de las básicas en todos los templos de la isla de Tenerife, y es presumible que lo fuese en el resto del Archipiélago con igual o similar contenido. Posiblemente la traducción no se ajuste totalmente al sentido de la oración en lengua guanche debido a la corrupción recibida al ser vertida al castellano, aun así, en el presente es una de las oraciones de acción de gracias que dirigimos la Diosa-Madre en su representación como Magek, es decir, la Sagrada Sol, pues como hemos dicho anteriormente, en la cultura guanche-mazigia tanto el Sol como La Luna cambian de genero
LOS ESPIRITUS INTERMEDIARIOS, TEMA DIFÍCIL
Algunos autores contemporáneos han afirmado que, el hombre del XXI desarrolla su vida en un mundo de desconfianza y materialista, para el que el tema de los espíritus le resulta difícil.
Esa afirmación resulta exagerada, ya que supone adsulutizar coi-no imagen del “hombre de hoy” (bien entendido que cuando decimos hombre nos referimos indistintamente al hombre y a la mujer) lo que es, expresión tal vez sólo de algunos ambientes. Sin embargo, y con esa reserva, conviene tenerla presente, a fin de atender pastoralmente a esa situación. Estas dificultades de asunción por parte del hombre Canario actual del hecho espiritual viene motivado por la herencia recibida de siglos de alienación mental llevada a cabo por la religión impuesta y dominante.
El hombre del siglo XXI se halla habituado a la desconfianza racional de todo lo que no cae bajo el dominio del dato concreto de la experiencia. Quienes se mueven en esa esfera racionalista acaban, como advierte Regamey, por negar de raíz todo el orden sobre natural y, por tanto, la existencia de seres superiores al hombre, seres-espíritus. Aun en el campo religioso, en el que el peso de las costumbres y de las creencias es tan hondo, se evaden con las teorías de los mitos: el espíritu como ente sería un personaje mítico. Bultmann, que no puede zafarse de la presencia permanente del espíritu de la Diosa (Dios) adopta una actitud radical de negación “El conocimiento de la potencia y de las leyes de la naturaleza ha extinguido la fe en los espíritus y en los demonios. Los astros se mueven por leyes cósmicas; las enfermedades y su curación son efecto de causas naturales. No se puede usar la luz eléctrica o los rayos X e invocar el mundo de los espíritus” (L’interpretation du N.T., 14243: París 1955.
Hay otra dificultad objetiva, consistente en la imposibilidad de un conocimiento directo, por el método de la experiencia de laboratorio, de la “mismidad” de esos seres superiores. Son espíritus puros y, por tanto, se escapan, como objeto empírico de comprensión, para la garra de la razón.
Hay, en fin, para el creyente-y el teólogo lo es- un problema de tipo documental: Por un lado, la inmensa tradición literaria y devocional, y por otro, los datos aportados por la tamusni (historia oral) sobre la naturaleza de los maxios (espíritus). Por otra parte, influye en la percepción del hecho presencial de los espíritus, el grado de sensibilidad que muestre o posea la naturaleza el creyente.
La existencia de los espíritus (maxios) es, fundamentalmente, una verdad de fe. La fe será por consiguiente, el punto de apoyo para sondear la naturaleza de los entes espirituales. Incluso la iglesia católica, que históricamente se erigido en perseguidora de los espíritus “paganos”, admite la existencia de éstos sincretizados como ángeles desde el Antiguo Testamento hasta la actualidad. Así, la iglesia católica afirma en el credo la existencia de <<seres invisibles>>; en el concilio IV de letrán (1215) y en el Vaticano I (1870,) lo define expresamente; la liturgia católica canta la existencia de los espíritus, en el Prefacio y los invoca en el Canon: <<Te rogamos, oh Dios todopoderoso, que mandes llevar estos dones a tu excelso altar por manos de tu santo Ángel>>. Para el hombre moderno Canario, <<que no acierta a pensar en los espíritus con la transparencia espiritual y la sutileza de los antiguos>>, no hay otra argumentación que ofrecerle sino es la de la fe. La razón – obstaculizada por prejuicios o predisposiciones inculcadas por la religión impuesta no haya razones demostrativas concluyentes -. Sin embargo, el Doctor de la iglesia católica (Agustín de Hipona, de orígenes mazigio y pagano, que veneraba a Tanit antes de su conversión al cristianismo) formula una razón de conveniencia de extraordinaria hondura teológico, teleológico y perfectiva: <<Es necesario admitir la existencia de algunas criaturas incorpóreas – dice – porque lo requiere la perfección del universo>> (1 q50 al). Quien ve con ojos limpios la obra creadora de la Diosa, sabe encontrar y unir los hilos que la tornan inteligible. Con todo, es la fe la que juega aquí el papel primordial.
El análisis del teólogo se hace sutilísimo. Los entes mediadores son criaturas totalmente espirituales, sustancias completas, superiores al hombre e inferiores a la Diosa, con una enorme capacidad de inteligencia y de amor, elevadas al orden sobre natural, sometidas a una prueba que determinó la distinción entre espíritus buenos y espíritus malos. Los espíritus buenos los que están en la presencia de la Diosa, los bienaventurados, a los que se les permite morar en el Sagrado Valle de Eguerew, <<forman una multitud inmensa, superior a la muchedumbre de los seres materiales, porque la Diosa que mantiene perfecta la creación, abre más la mano en la cantidad a medida que sus criaturas son más perfectas, más espirituales. No hay, además dos entes de la misma especie, sino que cada uno tiene la suya propia. Sorprende el desdén que algunos teólogos “modernos” sienten por el tema. El hombre Canario actual demasiado tecnificado, vive un mundo terreno, con actitudes humanas paradójicas, como <<moradas vitales>> entrañan, en su diversidad, una lección: es necesario llevar a los hombres hacía comprensión de la realidad de la realidad del espíritu, liberándolo así de la estrechez mental materialista y enriqueciendo así, su alma. Para ello no hace falta extenderse en imaginaciones sobre los espíritus maxios - lo que sería contraproducente -, sino la firme adhesión a lo que los antiguos nos han trasmitido, tratando de profundizar en el mensaje que está impregnado de manera indeleble en nuestra naturaleza.
A parte del culto a determinados entes espirituales, la devoción popular se ha centrado en los espíritus custodios personales (muchos de ellos sincretizados en santos católicos). La teología en su arquitectura doctrinal presenta una fértil enseñanza sobre la misión de los espíritus guardianes.
LOS ESPÍRITUS, GENIOS O DIOSES TUTELARES BENÉFICOS O MALÉFICOS EN LAS DIFERENTES ISLAS.
A igual que la iglesia católica y otras religiones universales, cuentan con una serie de dioses menores, protectores personales o de corporaciones los cuales ejercen funciones de patronos o protectores, como p. ej. San Benito, protector de las cosechas y los campesinos, Santa Cecilia protectora de la música y los músicos, Santa Lucía, protectora de los ciegos, etc., la Iglesia del pueblo Guanche también recoge en su teogonía a una serie de espíritus o dioses intermediarios entre la Diosa-Madre y los hombres. Estos espíritus, como hemos dicho extienden su acción benéfica o maléfica, no sólo entre los seres humanos y los elementos de la vida cotidiana, sino que la hacen extensivas a todos los aspectos de la naturaleza. Estos espíritus o maxios son conocidos por diferentes denominaciones según en cada isla.
LANZAROTE: Uno de los primeros historiadores de nuestras islas, Frai J. De Abreu Galindo, no recoge para la isla de Lanzarote la existencia de dioses tutelares limitándose a reseñar que: <<Adoraban a un Dios levantando las manos al cielo. Hacíanle sacrificios en las montañas, derramando leche de cabras con vasos que llamaban gánigos, hechos de barro.>> (Abreu Galindo, 1997:57)
<<Adoraban un ídolo de forma humana, pero no se sabe quien era. Lo tenían en una casa como templo, donde hacían congregación, la cual estaba rodeada por dos paredes, que entre sí formaban un pasillo, con dos pequeñas puertas, una fuera y la otra en medio; y allí, como en un laberinto, entraban a sacrificar leche y manteca. Algunos pretenden que entre estos bárbaros hubo otras clases de idolatría, de las cuales la verdad es que no se tiene ninguna seguridad. (Leonardo Torriani, 1959:41)
Esta isla y la de Fuerteventura, fueron las primeras en recibir de manera masiva el impacto catequizador del catolicismo, lo que indudablemente contribuyó a la temprana erradicación de la ancestral religión del pueblo, además del brutal despoblamiento llevado a cabo por los piratas normandos y castellanos de Bethencourt, mediante la saca de esclavos. Es por ello que la documentación llegada hasta nuestros días es escasa, no obstante la epigrafía recogida en los grabados rupestres nos hablan de una cosmogonía riquísima, pero tendremos que esperar a que las investigaciones de los especialistas consigan descifrar los mensajes que encierran, de los que solamente conocemos ligeros fragmentos aportados por Bethencourt Alfonso y Rafael Muñóz.
FUERTEVENTURA: Había en isla dos mujeres que hablaban con el demonio (designación que los católicos aplicaban a los espíritus mediadores “paganos”); la una se decía Tibiabin y la otra Tamonante. ( la que deletrea, la que divulga, Ignacio Reyes García, 200:126-7) Y quiere decir que eran madre e hija, y la una servía de apaciguar las disensiones y cuestiones que sucedían entre los reyes y capitanes, a la cual tenían mucho respeto, y la otra era por quien se regían en sus ceremonias. Éstas les decían muchas cosas que les sucedían. Fray J. Abreu Galindo, 1977:59-60)
La isla de Fuerteventura, cuando fue conquistada, era dominada por muchos duques y por dos mujeres principales, las cuales eran sumamente respetadas por todos. La una se decía Tamonante, la cual regía las cosas de la justicia y decidía las controversias y disensiones que corrían entre los duques y los principales de la isla, y en todas las cosas era superior en su gobierno. La otra era Tibiabin, mujer fatídica y de mucho saber, quien, quien por revelación de los demonios o por juicio natural, profetizaba varias cosas que después resultaban verdaderas, por lo cual era considerada por todos como diosa y venerada; y ésta gobernaba las cosas de las cosas de las ceremonias y los ritos como sacerdotisa. (Leonard Torriani,1959:75)
Son rudísimos, pertinaces en su secta, tienen templos donde hacen sacrificios con humo de cosas que queman, como no sea carne, sino cebada, dátiles, asisten hombres y mujeres.
La isla de Fuerteventura fue dividida al través con una Pared de más de cuatro leguas de mar a [mar], término de dos Reyes, el de hacía Canaria llaman Ayose y el de hacía el Norte Guise; cada uno se gobernaba por una mujer, que ambas hablaban con el demonio, llamadas Tamonante y Tibiabin, éstas apaciguaban las discordias, maestras de ritos y ceremonias, avisaban de casos contingentes.(Marín de Cubas, 1993:104-5)
De estos textos de se desprende que en la isla de Fuerteventura, tanto el poder político como el religioso eran ejercidos por mujeres siendo además hereditario, es plausible que similar sistema de gobierno tanto laico como religioso debió existir en Lanzarote. Imperando al igual que en el resto de las islas el matriarcado. A pesar de que Marín de Cubas, nos dice que “eran pertinaces en su secta” y que tanto Tamonante como Tibiabin, “eran maestras de ritos y ceremonias,” no nos dice nada sobre los nombres de las deidades ni sobre sus ritos, posiblemente no porque no los supieran, sino por temor a la Inquisición española la cual mostraba un celo excesivo en cuanto a la divulgación de los contenidos de la religión de los antiguos Canarios.
HIERRO: Adoraban los herreños dos ídolos fingidos en la mente devotos de hombre y ganados machos, Orajan de mujeres y hombres; Mon, a quién pedían agua y buenos temporales y hacían juramento; no les hacían sacrificios ni otra ofrenda, ideábanlos en dos riscos o peñascos, cercano uno del otro, muy altos delgados y peinados como torreones, en el término de Bentaiga y hoy llaman Los Santillos de los Antiguos: la rogativa para la lluvia era juntarse alrededor de ellos así hombres como sus ganados repartidos a cada uno, los machos a uno, las hembras a otro, acorralados, ayunando por tres días, unos dando voces y gritos, bailando alrededor del peñasco, otros balando y gruñendo, y con dar vueltas en torno lloraban a gritos; y si no llovía enviaban un adivino a la cueva Artheita en el término Tacuitanta, y entrando invocaba a los ídolos, y le salía un cochinito llamado Orafaibo, que significaba medianero, y venía con él bajo el tamarco, a los demás, y era recibido con fiesta y baile; y lo tenía hasta que llovía lo bastante, y este animalito era el medianero de las lluvias, y suelto a la vista de todos volvía a la cueva. (Tomás Marín de Cubas, 1993:108)
Los hombres adoraban a un ídolo macho, y las mujeres a una hembra. Al macho llamaban Eraoranhan, y a la hembra Moneiba; les hacía oraciones, sin sacrificio, y creían que vivían en los altísimos peñascos. Además de estas cosas, tenían en gran veneración el cerdo, y el demonio, a quien llamaba Aranfaibo, se les aparecía en esta figura. Cuando tardaban las lluvias, ayunaban tres días seguidos y gritaban al cielo, llamando el agua, estando en un lugar reservado para ello, llamado Tacuitunta, que estaba cerca de una cueva, llamada Abstenehita; y de esta cueva a sus gritos salía fuera el demonio en figura de cerdo, y les daba la lluvia. (Leonardo Torriani, 1959:214)
Adoraban los naturales de esta isla del Hierro dos dioses ídolos, que los fingían macho y hembra. Al macho llamaban Eraoranzan y a la hembra Moneiba. Los hombres eran devotos del varón, y las mujeres de la hembra; y esta devoción se entendía por los juramientos, ruegos y peticiones que hacía. No les sacrificaban más de rogarles por los temporales, para yerbaje a sus ganados. Y a estos sus ídolos o dioses no los tenían hechos de alguna materia, sino solamente eran intelectuales, fingiendo que su habitación y lugar para hacerles bien era en dos peñascos cumplidos a manera de mojones que está en un término que llamaban Bentayca, que hoy llaman los Santillos de los Antiguos; y que, después de oídos y cumplido el ruego, se subían al cielo.
Y, como no tenían otra noticia sino esta falsa opinión, después de ganada la isla por los cristianos y doctrinados y instruidos en la fe, aplicaron a Dios Nuestro Señor el nombre de Eraorazan y a la Virgen María el nombre de Moneyba. Y, como estos isleños eran gentiles idolatras y les faltaba la lumbre de la fe, y el demonio es padre de la idolatría, por la actitud que había en ellos, había el demonio ganado crédito con ellos y hacían que lo adorasen. Y, como el principal sustento de los herreños era el ganado, ya que por las sementeras no les pusiese cuidado la falta del agua, poníanles por los yerbajes y pastos para el ganado. Y así, cuando veían tardar las aguas en el invierno, juntábanse en Bentayca, donde fingían estar sus ídolos, y alrededor de aquellos peñascos estaban sin comer tres días, los cuales con el hambre lloraban y el ganado balaba, y ellos daban voces a los dioses ídolos, que les mandasen agua.
Y, sí con esta diligencia no llovía, uno de los naturales, a quien ellos tenían por santo, iba al término y lugar que llamaban Tacuytunta, donde está una cueva que decían Asteheyta, y, metiéndose dentro e invocando los dioses ídolos, salía, de dentro un animal en forma de cochino, que llamaban Aranfaybo, que quiere decir <<medianero>>; porque, como aquellos gentiles veían que por sus ruegos no alcanzaban lo que pedían, buscaban medianero para ello. Y a este Aranfaybo, que era el demonio, tenían ellos en lugar de santo, y era amigo de Eraorazan. Y, como salía, lo tomaba y lo llevaba debajo del tamarco a donde estaban los demás esperando con sus ganados, alrededor de aquellos peñascos; y andaban todos dando gritos y voces en procesión , a la redonda de aquellos dos riscos, y llevando el cochino debajo del tamarco. Y, como el demonio es grande artífice de cosas naturales, hacía llover, porque fuesen ciegos tras su adoración. Y, si vía el que llevaba el cochino que era menester más agua, teníase consigo este demonio y, cuando le parecía que había llovido lo necesario, largábalo y volvíase a su cueva, a vista de todos. (FR. J. de Abreu Galindo, 1977:90-91)
No deja de ser loable la ingenua credulidad de estos autores, no sólo afirman que el pobre cochino es el demonio, sino que además sostienen que éste proporcionaba la lluvia solicitada por los herreños. No cabe duda de que los sacerdotes herreños como los de cualquier otra religión, eran perfectos conocedores de la climatología de la isla y maestros de las cabañuelas, por tanto, sabían con bastante aproximación cuando iban a producirse las lluvias, convocando al pueblo a las rogativas en fechas próximas a que estas se produjeran, con lo cual era difícil que fallara la petición de lluvias, y, si estas no se producían en el tiempo estimado, siempre le quedaba al zahorí el recurso de alargar el tiempo de la rogativa haciendo uso del intermediario. Lo que queda claro, según se desprende de estos textos es que tras la rogativas en un tiempo más o menos razonable siempre se producía la lluvia aunque esta fuese provocada por el demonio. Y, considerado seguro el método de los Canarios para obtener las tan necesarias lluvias, la iglesia católica no dudó en apropiárselo, y así, en lugar de sacar al Aranfayfo en las rogativas, se sacaba –y se saca – en procesión a las vírgenes y cristos católicos con el mismo fin. Naturalmente, tuvo que pasar un determinado tiempo para que el clero cristiano fuese conociendo las peculiaridades climáticas de las islas, así una vez conocidas éstas, o bien asesorados por prácticos del país, atendían las solicitudes de los feligreses de sacar las imágenes en rogativa de lluvias, si las condiciones metereológicas eran favorables, o bien las posponían con cualquier pretexto hasta que estas fueran idóneas, así casi siempre conseguían que la procesión tuviera el excito deseado, con gran felicidad por parte de los feligreses. Como podemos ver, la iglesia no ha hecho otra cosa que cambiar el intermediario de que se vale el pueblo para solicitar a la deidad la ansiada lluvia “arrimando el ascua a su sardina”.
LA PALMA: Eran idolatras, porque adoraban al demonio en forma de perro, a quien llamaban Haguanran; y decían ellos que éste moraba en el cielo, al que decían Tigotan, y en tierra, en la cumbre de las montañas llamadas Tedote; y encima de ésta hacían sus sacrificios de leche y de mantequilla.
*Guadameñe.
Continuará.
ESTIMADOS HERMANOS:
ResponderEliminarSolicito mi compartimento celestial en los nirvanas de los Dioses en que estoy encarnado cuando sea raptado al cielo cristiano por Jesucristo con mi familia conyugal y con mi familia paternal y maternal como tambien solicito mi emigracion esporádica al limbo cristiano y a los infiernos de los demonios en que estoy encarnado porque tambien soy la Santa muerte cristiana del limbo cristiano. Tambien solicito mi estancia ocasional al planeta tierra renovado después del milenio reinante de Jesucristo con los inicuos resucitados que desean ser convalecidos afables.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.