b e n c h o m o @ t e r r a . e s


sábado, 24 de septiembre de 2011

SOLSTICIO DE VERANO EN EL AUCHÓN DE ANOCHEZA



  Guayre Adarguma
 
La tarde estaba espléndida, una fresca brisa movía la flora transportando en el aire por la ladera de Anocheza aromas de incienso moro y tabaibas mezclados con el evocador aroma de las higueras y el grato sonido del balar de las cabras. Allí los espíritus inducen a la mente a evocar tiempos más bucólicos en que la tierra aún no había sido prostituida por los excesos del piche y las ingentes moles de cemento.
 
Desde aquel lugar disfrutamos de una extensa panorámica del Valle Sagrado de Güímar, resaltando en el paisaje los conos volcánicos   entre los cuales se acentúa Montaña Archaco lugar sagrado de nuestros ancestros, sitio primigenio donde fue adorada Nuestra Magnnét Chaxiraxi.
 
En este privilegiado lugar los hermanos que conforman el Auchón de Anocheza decidieron celebrar el Solsticio de Verano y la ofrenda a los espíritus de nuestros antepasados, los cuales indudablemente nos envolvieron trasmitiéndonos sentimientos de amor, paz y concordia con el género resto del humano.
 
Como anécdota entrañable fue el debate suscitado entre un grupo de niños entre seis y once años los cuales debatían en torno a su condición de guanches del siglo XXI, detalle que nos induce a aumentar nuestras esperanzas en el futuro.
 
Al toque de bucios prendimos  la hoguera del  Fuego Sagrado, el cual se elevó en grandes lenguas hacía el cielo al tiempo que su calor  envolvía a todos los asistente y su luz iluminaba el entorno en un abrazo vivificador.
 
Acto seguido, acompañada del son de bucios, chácaras flauta y tambores, la asamblea, presidida por el Guadameñe, procedió al ritual de ofrenda a los espíritus de los ancestros ante el Efeken de Anocheza. La ofrenda fue portada por los niños y ofrecida por el guadameñe, la lectura del ofrecimiento estuvo a cargo del hermano Romar, quien la expresó en los siguientes términos:
 
“Ustedes, espíritus ancestrales que son y  que están presentes en nosotros y que con  nosotros continuaremos  en nuestros descendientes el camino hacia el Seno de Magek mientras esta realidad exista.
 
Queremos agradecerles la guía que prestan a nuestras vidas y  la presencia entre nosotros en estos momentos de especial significación para los  Magos. Por eso se diseñó la ofrenda de la leche, la miel, el gofio y la sal, en la que está incluido el propósito de la persona, la sinceridad, la humildad, la integridad, la disponibilidad y la voluntad que reafirmamos en cada akano o asano.

De esta manera nos fue transmitido. Y nosotros lo hemos recibido como un sagrado legado que debemos preservar para las siguientes generaciones y compartir con el resto de la humanidad.

Como recordatorio de este compromiso, realizamos las trescientas sesenta y cinco oraciones a Nuestra Diosa Magek. Algunos lo hacen diferente; nosotros hemos tomado este diseño basado en nuestra propia inspiración de ver la vida, de comprometernos con la vida, de tener un pensamiento positivo para cada día del achano o asano.  

¡¡Uh!! Magné Mastáy  Achen tumba Manéy.
 
Tanemir uhana gek magék  Enehana benijime harba
Enaguapa acha abezan.
 
Cuya traducción al castellano es la siguiente:
 
¡¡Oh!! Madre del cielo  Madre de la tierra.
  
¡Oh! Madre del cielo, Madre del crecimiento  de la hermandad,
Madre de lo nuevo’.
 
Gracias poderosa Sol / por salir un día más
para alumbrar la noche.

El Mago  es un ser que ama, y que está ahí para acrecentar sus maneras de amar, y poder transmitir el cariño, el amor que le han entregado La Diosa-Madre Universal Chaxiraxi, La Diosa Magek , y Los Dioses Achuguayu y Chayuga,  los Espíritus de los Ancestros, de La Madre-Tierra , el Aire y el Agua. En el día y en la noche estamos en total alerta, tratando de ampliar nuestra percepción y de recibir la instrucción tan concientemente como podemos. Un Mago o Maga es aquel o aquella que abre un espacio dentro de sí mismo, dejando ir aquellas cosas que ya conoce bien y que no valen la pena, y poniendo cosas mejores que sí valen la pena.

Por ello amados ancestros hoy estamos aquí en este lugar sagrado con propósito inquebrantable de asumir lo positivo, lo que realmente vale la pena para nuestro crecimiento y desarrollo espiritual, alejados de inútiles oropeles y falsas  fastuosidades.

Estamos congregados en torno a la Naturaleza, templo perenne ante el cual se ve postrada la vanidad humana.
Por todo lo expuesto y por otras muchas razones, los fieles de la Iglesia del Pueblo Guanche nos congregamos en este día para venerar a Nuestra Diosa Magek, aspecto visible de la Gran Madre Universal Chaxiraxi, y rendir homenaje a los espíritus de nuestros ancestros.
 
ASÍ SEA.”
 
A continuación procedimos a la comida de hermandad, la cual transcurrió en un ambiente de franca armonía y camaradería en la que los protagonistas fueron los niños y, durante la que degustamos entre otras viandas unos conejos de corral preparados en salmorejo, fritos o asados a la leña según el gusto y unas papitas peladas,  acompañado de un excelente vino tinto procedente de la medianías del norte, todo ello elaborado y ofrecido con amor por la hermana Nayra y su familia.
 
Que duda cabe, los espíritus se encuentran más a gusto en un cuerpo contento.
 
Want’ ijamaynut Magek 8º akano n tallit taynay tagwancet. (Junio de 2008)
 
 
 
 
 
 
 

O T O Ñ O


Guayre Adarguma *

El próximo 22 n Wanil (22 de septiembre) celebramos el equinoccio de Otoño, festividad íntimamente relacionada con la Naturaleza y especialmente con la agricultura, por ello nos vamos a permitir algunas reflexiones en torno al tema.

Vivimos en una sociedad enmascaradora de las más elementales realidades, esta sociedad del consumo por el consumo nos sumerge en un mundo ficticio supuestamente ideal alejándonos cada vez más del conocimiento de los principios básicos y elementales en que el ser humano sustenta su existencia, que  son los proporcionados por la Madre-Tierra.

Especialmente en los grandes centros urbanos, el conocimiento que el individuo recibe desde su más temprana edad en torno a la Naturaleza, no pasa de unos pocos textos escolares de contenido idílicos, y unas actividades denominadas extra escolares, las cuales básicamente consisten en visitas a fábricas de yogures o de determinadas bebidas refrescantes, por ello no es infrecuente que muchos niños y adolescentes crean firmemente que los huevos, los pollos, la leche, las hortalizas, frutas y verduras etc., se producen en los supermercados. Es ciertamente lamentable que en una sociedad como la Canaria, históricamente agrícola y ganadera, en la actualidad una parte importante de su población juvenil no tenga más conocimientos de las estaciones temporales que las emanadas del consumismo, es decir, las imposiciones en la vestimenta y complementos para lo que el consumismo propaga como moda de temporada Otoño-Invierno, Primavera-Verano etc.

En toda sociedad capitalista el sistema crea la necesidad para después ofrecer satisfacerla, naturalmente, a cambio de unos beneficios económicos que en la mayoría de los casos llegan a ser inmorales; así por ejemplo, se aleja al individuo desde su más temprana edad del contacto y conocimiento de la Naturaleza,  induciéndole incluso a sentir desprecio por la misma, resaltando las incomodidades de la vida campesina y ponderando el  bucólico supuesto bienestar de la vida urbana con sus coca cola, sus hamburguesas y sus conciertos de rok, sus lujosos e inútiles automóviles y sus gigantescas colmenas humanas denominadas como confortables viviendas.

Pero, como hemos dicho, el sistema capitalista está siempre dispuesto para satisfacer las necesidades previamente creadas;  así, cuando el individuo comienza a sentir la llamada de los genes y su subconsciente le induce a sentir nostalgia de sus ancestrales orígenes campesinos y siente la imperiosa necesidad de reencontrarse con la Naturaleza, el sistema especulador esta pronto a satisfacerlo, conforme a su capacidad adquisitiva, ofreciéndole desde modestos chalet adosados, con unos pocos metros de tierra alrededor donde tener un perro o plantar cuatro lechugas, hasta espléndidas villas rodeadas de idílicos jardines, construidos sobre terrenos posiblemente despojados o mal adquiridos por la picaresca especulativa a sus abuelos, padres o tíos.

A este desenraizamiento del individuo en cuanto a sus orígenes naturales, no son ajenas ciertas actitudes dogmáticas sostenidas por determinadas confesiones religiosas, las cuales con tal de conseguir un mayor sometimiento del individuo a sus postulados, no han dudado en demonizar los ritos naturales ancestrales emanados de la propia Divinidad. En cambio orientan sus postulados hacía aspectos políticos, económicos y materiales, en detrimento de la salud espiritual y mental de sus adeptos.

Dicho lo que antecede, vamos a entrar en el tema que da título a este modesto artículo.
En el plano puramente físico, el equinoccio está relacionado con el movimiento de la Sol, y es el momento que la astro reina  pasa de un hemisferio al otro, cruzando la línea del Ecuador. Fácilmente, podemos percibir que, como está terminando el verano en el hemisferio Norte, sabemos que la Sol cruzará la línea del Ecuador hacia el hemisferio Sur.
Los equinoccios, dentro de las experiencias de vida de los seres humanos, posibilitan la preparación para los solsticios, otros dos momentos del año que también están asociados al movimiento de la Sol.
Las constelaciones personifican a la Divinidad en cuyo honor se celebra el rito y ella es la que, gracias al rito, es favorable al hombre y garantiza la cosecha. Si revisamos las ancestrales creencias griega, podemos ver un buen ejemplo de lo anterior: Orión, paredro de la Diosa Artemisa, muere porque lo pica un escorpión, animal mítico que surge del mundo subterráneo. Orión resucita y la veracidad de la creencia es certificada por el movimiento de los cuerpos celestes. Cuando la constelación de Escorpión aparece en el firmamento, sucumbe la de Orión. La creencia religiosa y el hecho astronómico se explican mutuamente y se confunden, hasta volverse inseparables.

Los seres humanos hemos creado los ritos a causa de nuestra fragilidad frente a las fuerzas naturales, que pueden estar a  favor o en  contra, y para ello pedimos la intermediación de sacerdotes o seres elegidos por el grupo social o por las Diosas para que intercedan por nosotros, apelando a símbolos y fórmulas ancestrales que tienen su propia condición divina y secreta. La finalidad de esto, es que los fenómenos de los cuales depende la agricultura, desde que la semilla se entierra hasta que la planta germina y se llena de flores y frutos, sean propicios.

Gran parte de los ritos que actualmente conocen los arqueólogos son herencia de religiones y creencias prehistóricas de hace 40.000 años, que coinciden con las épocas de siembra y recolección. Todas las religiones naturales de la época histórica, tanto las que provienen de Europa, Asia, África, América y Oceanía, se fundamentan en la necesidad de sobrevivencia del hombre; es decir, la de obtener de la Madre-Tierra alimento y cobijo.

Los ritos practicados por el hombre, desde que se descubrió la agricultura, son muy similares, independientemente de las regiones de la Tierra de donde provengan. Las Tesmoforias son las fiestas de siembra que se celebran en Grecia antes de la primavera y del otoño. En Asia Menor, las sacerdotisas celebran danzas  en honor de la Diosa Artemisa. En Brasil, la alta sacerdotisa, las mambo y las babalorischas dirigen las danzas de fertilidad para propiciar la intervención de la Diosa Madre en el crecimiento del Millo (Maíz). En Guinea Ecuatorial y en Gabón, las mujeres bailan el ivanga y tocan las campanas bi-leebo para honrar a Bisila, Diosa de las Cosechas. En Oceanía las mujeres rinden culto a la Diosa Tarabanga, “La Sabia Madre”, bailando el corroboree y tocando el tambor.

En Nueva Guinea, se honraba a la Madre Ancestral y en Nueva Caledonia a la Diosa Kabo Mandalat. En Costa de Marfil, las sacerdotisas participan en danzas, ataviadas con grandes esculturas sobre la cabeza, mientras otras mujeres tocan el tambor. En Perú y Bolivia, las mujeres que tocan la música y las bailarinas se dejan el cabello suelto en honor de la Diosa del Millo (Maíz), la de los cabellos largos, para propiciar el crecimiento del grano. Los indios Pueblo, de aridoamérica, celebran en marzo la ceremonia de la Serpiente del Agua, para honrar a la Diosa Iatiku, que les concede buenas cosechas. Todas estas Diosas son aspectos de la Diosa-Madre Universal Chaxiraxi.

Desde el punto de vista machista e  imperialista de la religión cristiana, nacida hace sólo 2,000 años, estos ritos y ceremonias se califican como “paganos”. Vale la pena aclarar que “paganos” es una palabra que viene del término latín paganus, y significa campesino; por lo tanto, cuando nos referimos a celebraciones “paganas” estamos hablando de las fiestas campesinas en honor de las Diosas de “otras religiones”. Entre las fiestas llamadas “paganas” están los Beñemeres en Canarias en honor de la Diosa-Madre Universal Chaxiraxi, las “Cereales”, en honor de la Diosa Ceres/ Demeter; las “Floralias”, en honor de la Diosa Flora; las “Terentinas, de la Diosa Terensis o las “Easterias”, en honor de la Diosa celta Easter.

El principio femenino rige la fertilidad. Durante más de 25,000 años, solamente las mujeres personifican a la Diosa de la Tierra y presiden los ritos agrícolas como lo prueban los múltiples testimonios arqueológicos en los que abundan las esculturas femeninas de maguadas, sacerdotisas o vestales y Venus. Las divinidades masculinas “inferiores” surgieron más tarde y estaban sometidas y subordinadas a la Diosa Madre.

Al principio, estas divinidades eran un paredro mortal (paredro = divinidad inferior) que, en algunos casos, nacía de la Diosa Madre y en otros, era un ser mortal del que ella se enamoraba. En ambos casos, el tránsito a la condición de divinidad se da cuando el paredro muere y la Diosa lo resucita como un ser inmortal, igual a ella, y generalmente castrado.

A partir del momento en el que la divinidad femenina se transforma y se vuelve dual, los hombres pudieron desempeñar cargos sacerdotales y se convirtieron en los representantes en la Tierra del principio masculino. En algunas religiones, tenían que ser eunucos para poder participar en los ritos sagrados y así representar y personificar en la Tierra al paredro castrado. Un ejemplo claro de esto son los sacerdotes egipcios que personificaban a Osiris, paredro castrado de la Diosa Isis; y en Grecia, los que representaban a Orión, el paredro castrado de la Diosa Artemisa.

Los ritos de las dos épocas agrícolas, antes de la primavera y del otoño, eran fiestas del duelo y alegría de la Diosa Madre por la muerte de su paredro, que resucita gracias a su llanto (metáfora de las lluvias, generadoras de vida y muerte).

La semilla enterrada representa al hijo muerto que revive cuando la planta brota, gracias al duelo de la Madre. Siguiendo el ejemplo anterior, entendemos que en el antiguo Egipto el rito agrícola representa a Osiris que, en el tiempo de las cosechas era desmembrado y enterrado en forma de semilla para renacer durante la primavera: Osiris muere y, aunque sus genitales nunca aparecieron porque los devoró un pez, resucita gracias al duelo de la Diosa Isis.

En estos ritos muchas veces tienen lugar procesiones en las que se portan las imágenes sagradas a los campos. Durante la primavera, la procesión iba a pie y en carro; y en otoño, en carro y a caballo; siempre acompañadas por bailarinas y música, ya que el ruido es necesario para producir las tormentas que acompañaban a la lluvia. Posteriormente, el rito se enriqueció con mujeres que llevaban cestillos o coronas de flores, plañideras y dramatizaciones cantadas en las que se recreaba la tristeza de la Diosa por su paredro muerto.

Si bien las verdades de la Naturaleza son incuestionables, a pesar de los fundamentalismos de determinadas confesiones religiosas, no es menos cierto que determinados conceptos cambian conforme la humanidad avanza espiritual, cultural y psicológicamente, consecuencia natural del libre albedrío del que hemos sido dotados por la Diosa-Madre Universal Chaxiraxi.

Como vivimos un mundo moderno -siempre es moderno en el hoy- que es obsesivamente activo, donde predomina las acciones hacia fuera, toda esta propuesta puede ser interpretada -psicológicamente- como un momento desagradable, surgen resistencias y con ellas la desgana, la falta de motivación, la apatía.
Son los vicios del mundo moderno, del mundo excesivamente activo, que está siempre hacia fuera, pero que tiene como consecuencias, por ejemplo, el estrés, y otros desequilibrios.
Esta es la calidad del equinoccio de Otoño, estación de equilibrio: aprender a administrar lo interno y lo externo. Cuanto más nos educamos para los dos movimientos, tendremos mejor salud física, emocional, mental y espiritual.
También debemos achicar la manifestación psicológica, aceptando que siempre después de lo externo existe un interno, y eso no tiene que presentarse en las experiencias como desgana o apatía.
El Otoño pide creatividad interna que será complementada por la sensibilidad del mundo de adentro. Estas dos cosas juntas traen gran potencia energética, que se acumula durante todo el invierno para que podamos dentro de seis meses volver a hacer el giro de dirección e ir hacia a la Primavera/Verano, a lo máximo de externo.
Para concluir, tener  presente en las fiestas de Otoño tres de los trece fundamentos de Nuestra Iglesia, que son los siguientes:
1. Reverenciamos y celebramos el Universo como la totalidad de lo que existe, pasado, presente y futuro. Es la manifestación de La Diosa-Madre Chaxiraxi, está en perpetua evolución, y es inagotablemente diverso. Su sobrecogedor poder y belleza y su fundamental misterio provocan la más profunda reverencia y maravilla humana.

2. Toda la materia, la energía y la vida son una unidad interconectada de la cual somos una parte inseparable. Nos regocijamos en nuestra existencia y buscamos participar aún más profundamente en esta unidad a través del conocimiento, la celebración, la meditación, la empatía, el amor, el accionar ético y el arte.

3. Somos una parte integral de la Naturaleza, la cual debemos atesorar, reverenciar y preservar en toda su magnífica belleza y diversidad. Debemos luchar por vivir en armonía con la Naturaleza, local y globalmente. Reconocemos el valor inherente de toda la vida humana y no humana, y luchamos por tratar a todos los seres vivos con compasión y respeto.

* Guadameñe. Iglesia del Pueblo Guanche
* Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen


Faykanato n Chinet, Wanil, 7º akano.

Fuente consultada: Francisca Martín Cano
En: es.geocities.com/martincanot/gorgonas.html














NECESIDAD Y POSIBILIDAD DE UNA NUEVA RELIGIÓN UNIVERSAL



Eduardo Hartmann

La medida de la evolución religiosa necesitada por la situación presente, ¿se define por la transformación de los elementos dados, o por una innovación que sustituya a las ideas reinantes concepciones esencialmente distintas?

Esta es la cuestión que se encuentra en el comienzo de nuestras investigaciones, y la conclusión de las consideraciones que preceden parece ser la de resolverla en el sentido del segundo término de la alternativa. El principio católico, que es el principio de autoridad, y el principio protestante de la negación crítica de la autoridad, han sacado ya sus últimas consecuencias: el primero, en el cristianismo momificado del ultramontanismo, por el dogma de la infalibilidad, que es un reto lanzado a todo lo que la razón enseña, a todo lo que el desenvolvimiento de la civilización ha hecho prevalecer; el segundo, por la total disolución del cristianismo  positivo y por el enflaquecimiento de la religión, bajo cuyo nombre ya no existe más que una irreligión completamente mundana. En cuanto a los ensayos hechos para conciliar estos dos extremos igualmente inaceptables, son etapas que el protestantismo ha atravesado ya descendiendo por un plano inclinado y que el curso de la evolución histórica ha dejado atrás: tratar de volver a ellas, sería colocarse delante de las ruedas de la evolución lógicamente necesaria para retardarla, ya que no para hacerla retroceder.

La idea cristiana ha concluido su carrera. Esta idea está dividida en dos períodos; el primero, que comprende el cristianismo primitivo y el catolicismo hasta el florecimiento de la verdad cristiana bajo Tomás de Aquino; el segundo, que abraza el catolicismo en su decadencia y el protestantismo fatigándose en ensayos de conciliación, útiles, lo reconocemos, pero inaceptables en principio.

El fin semeja admirablemente al comienzo, si nos mantenemos en el aspecto negativo, por la ausencia de un cuerpo de doctrina cristiana; sólo que los contenidos con que se llena el recipiente en ambos casos son muy diferentes: aquí la cultura moderna; allí, por ejemplo, el judaísmo talmúdico de un Hillel. La ordenada de la curva cristiana ha llegado a ser igual a cero al fin, como lo era al principio, pero en esta ocasión la abcisa es otra muy distinta. Si el cristianismo comparte con otras religiones la concepción pesimista del mundo y la necesidad de elevarse por la verdad metafísica por encima de este mundo y de su miseria, la idea fundamental, especialmente la cristiana, debe buscarse en la fe, en un redentor que cura del sentimiento de la culpa y en un mediador que opera la reconciliación y la unión con Dios; y la fe cristiana, ¿qué es?, la fe en Jesucristo como redentor y mediador. Pero si se ve en Jesús de Nazareth el hijo legítimo del carpintero José y de su esposa María, este Jesús y su muerte lo mismo pueden redimir mis pecados que el ministro Bismark o el diputado Lasker, por ejemplo, y es mucho menos apto aún para ser el mediador entre Dios y yo que el confesor católico, por ejemplo, cuya prerrogativa no es una afirmación en el aire, sino que la hace desprender del hijo de Dios. Así, pues, la idea sobre la cual descansa el cristianismo se ha hecho caduca enfrente de la civilización moderna. Es posible que en el cuadro de un sistema religioso basado sobre un principio nuevo, lo que reste del cristianismo pueda invocar algunos títulos para hacer que se le reconozca una significación secundaria y auxiliar; pero este elemento es insuficiente en sí mismo para satisfacer la necesidad religiosa, sobre todo si permanece cerrado a la presuposición indispensable de toda religiosidad, el pesimismo del cristianismo positivo. Mas aun cuando se conservase este factor, o, por mejor decir, se le restableciera enfrente del optimismo protestante que encuentra el mundo delicioso y se congratula de la existencia, lo que se tendría no sería más que el fundamento, indispensable sin duda, del nuevo edificio religioso, y nada más; poseeríamos una concepción del mundo la cual implique un alma de tal modo dispuesta, que la religión sea para ella una necesidad imperiosa; la poseeríamos en el mismo sentido que Buda, Jesús, San Pablo, San Francisco, Savonarola y otros la han poseído, y quedaría ante nosotros la cuestión de saber qué nuevo edificio religioso satisfaría a la vez la necesidad religiosa que nace de esta disposición, y a la cultura moderna.

El intento de resolver este problema significaría la pretensión de ser el fundador de una nueva religión. Esta pretensión no tan sólo se halla muy lejos de mí por razones personales, sino que se encuentra ya excluida por la convicción objetiva de que ni la ciencia por su misma naturaleza, ni sus representantes, están llamados a tener una acción inmediata sobre el establecimiento de nuevas religiones. Históricamente es una verdad demostrada, y aparece también como una consecuencia de las relaciones que mantiene la religión con la ciencia, y de las cuales hemos hablado en otro lugar. En los fundadores de religiones no se deben nunca a la ciencia los éxitos populares grandes y decisivos, sino al don de presentar de una manera intuitiva y figurada las ideas religiosas que se hallen en armonía con la época, y después, a la autoridad de la persona que las representa. Mas, por otra parte, estos hombres no sacan de ellos mismos estas ideas que son lúcidas chispas, sino que las hacen salir del tesoro espiritual que constituyen en cada época las creencias populares y la ciencia. Entre estas ideas, que pueden venir a su conocimiento de un modo muy imperfecto, descubren algunas que se apoderan con fuerza de su sentimiento religioso, y comunicándolas en un círculo extenso, prueban el entusiasmo que son capaces de excitar; y aun cuando sea completamente necesario que las circunstancias del tiempo hayan dispuesto a las almas para recibir tales impresiones, es muy posible que hasta entonces el poder de estas ideas no haya sido percibido o apreciado por otros. Esto nos ilustra sobre la clase de auxilio que la ciencia puede prestar a la aparición de las religiones que no han nacido aún, pero cuya necesidad existe y va creciendo. Sus misiones trabajar con celo y lealtad, levantar su vuelo más vigoroso y profundizar más cada día a fin de ofrecer al porvenir una provisión de ideas tan rica y tan preciosa como sea posible, donde pueda hallar el alimento de la nueva religión.

¿Es probable, en un porvenir próximo, que veamos surgir una fuerza creadora capaz de dar existencia y estabilidad a meras formas religiosas? Es muy difícil contestar afirmativamente a esta pregunta. ¿Quién ha podido apreciar la tenacidad y la fuerza histórica de resistencia inherentes a las formas religiosas que aún nos rodean? En nuestra opinión, sería estimarlas de un modo demasiado bajo el suponer que hoy, en que apenas si los exploradores del ejército protestante liberal comienzan a tener conciencia de las últimas consecuencias del principio protestante, la antigua creencia, considerada como religión de la masa, esté bastante gastada para que un viento religioso fresco y vivificante pueda barrerla. No olvidemos que en lo que se refiere a las luces adquiridas por la cultura, la masa se encuentra siempre algunos siglos más atrás del espíritu del tiempo. Aún se puede decir más. Supongamos que la evolución haya llegado a tal punto; esto no sería una razón para que resultase necesariamente el advenimiento de una nueva creencia, pues bien podría suceder que el reinado de la antigua y el de la nueva fuesen separados por un tiempo de descanso más o menos largo, durante el cual se consumaría la putrefacción de los viejos elementos, y el suelo sufriría una preparación química favorable para la fertilidad del porvenir.

Por último, no es posible probar la imposibilidad de la tesis afirmando que en general no habrá ya novedad religiosa viable, aunque esta opinión sea tan extremada e inverosímil como la que afirma que la religión del porvenir se halla próxima. Aquella se apoya, es verdad, en el argumento plausible, en la apariencia de que la vida del alma contempla cómo se retiran de día en día los jugos nutritivos en provecho de la vida de la inteligencia, y que en particular las necesidades religiosas del alma se van constantemente debilitando. No obstante, se confunde aquí, en primer lugar, un hecho momentáneo con una tendencia evolutiva capaz de duración, y después, a esta tendencia, que es real en un sentido, se la da una interpretación errónea en lo relativo a su incompatibilidad con la religiosidad y con el sentimiento general. Es muy cierto que la inteligencia reflexiva figura en primera línea en los progresos de la humanidad; pero, a la larga, cada adquisición de la inteligencia ejerce sobre la esfera del sentimiento una acción que lo enriquece y que lo depura, y la lucha de la inteligencia con el sentimiento siempre se dirige exclusivamente contra el punto de vista del sentimiento legado por una fase anterior del desenvolvimiento intelectual: no puede haber cuestión sobre el punto de vista que responde a la nueva fase de la inteligencia, el cual no puede formarse sino gradualmente después de la destrucción parcial del antiguo.

¿Quién negará que el desenvolvimiento intelectual avanza por un impulso genérico y constante? Es igualmente cierto que una nueva religión debe tener la razón por principio, cosa que los antiguos no tenían necesidad de hacer más que como tarea secundaria. ¿Pero se sigue de esto que la necesidad religiosa debe borrarse por un largo período? No; por lo menos en tanto que el pueblo no esté imbuido de la ciencia abstracta en el sentido estricto, y no es de esperar que lo esté jamás.

Por el contrario, la concepción pesimista del mundo, en la cual la necesidad religiosa repara diariamente sus fuerzas, no cesará de fortificarse y de extenderse, puesto que, cuanto más se multiplican los medios de que la humanidad dispone para hacerse la existencia agradable, más se convence de la imposibilidad de superar de este modo la angustia de la vida y de alcanzar la felicidad, ni siquiera la satisfacción. Un período ascendente de las cosas humanas puede ser optimista en tanto que alimenta la esperanza de encontrar la felicidad al fin gozar de ella; mas en el instante en que el objeto se alcanza, el pueblo que lo ansiaba percibe que no ha progresado en la felicidad y que han aumentado las necesidades que le roen y le atormentan. Así, el optimismo es siempre un intermedio en las naciones que se hallan en medio mismo del vértigo mundano; mas el pesimismo es la disposición profunda de la humanidad que se conoce, y cada vez que termina una época de movimiento mundano aparece con doble energía. Esperemos, pues, que la aspiración del hombre a superar la miseria de este mundo, lo cual no puede realizarse sino por la idea y en la esfera de la conciencia, se haga sentir con una intensidad cada vez más señalada a la conclusión de los períodos en que el mundo, por decirlo así, ha celebrado sus triunfos, y en que los intereses terrenales lo han absorbido todo, y la cuestión religiosa sea la más importante de todas cuando la humanidad haya alcanzado todo lo que puede alcanzar de civilización sobre la tierra, y haya abrazado de un golpe de vista toda la miseria lamentable de esta situación.

Al mismo tiempo que la ciencia da comienzo al trabajo preparatorio para el edificio que ha de habitar la religión del porvenir, no se le puede censurar el que examine los elementos de su fortuna actual, y trate de inquirir qué ideas son las que tienen probabilidades de ocupar en el porvenir el sitio de las ideas cristianas, y de fundirse con los restos de aquellas que no estén condenadas a desaparecer. No es posible ocultar, sin embargo, que esta orientación está limitada por el estado actual de los conocimientos. El mejor modo de entrar en materia será arrojar un golpe de vista general sobre las principales religiones, con el fin de desentrañar su significación histórica; y esta consideración tendrá por resultado el demostrar una tesis que, por otra parte, corresponde al estado actual de las relaciones entre las naciones del globo, y es, que la religión del porvenir, para llegar a ser religión universal, debe representar la síntesis de la evolución religiosa del Oriente y de la del Occidente, de la evolución panteísta y de la evolución monoteísta: sólo con esta condición podrá satisfacer a la vez las necesidades religiosas y las necesidades intelectuales de la época moderna.

El rápido bosquejo que irá a continuación atestiguará lo que la ciencia ha podido encontrar con toda su riqueza actual en lo referente a materiales que puedan servir a los fines de la religión. Este ensayo no tiene de ningún modo la pretensión de trazar a la religión del porvenir el camino que debe seguir, pero, a lo menos, se esfuerza en romper con la opinión antifilosófica que mantiene el dualismo de los cristianos y de los paganos, y con un cosmopolitismo exento de preocupaciones, en conceder sus derechos respectivos a las civilizaciones que nada en apariencia une ni pone en relación: la civilización india y la de los países que baña el Mediterráneo, a fin de abrir la perspectiva del encuentro futuro de estas grandes corrientes religiosas que han de correr en adelante por un solo lecho. Sólo así adquiere verdadero sentido la historia universal, aun cuando no se entienda ordinariamente bajo este nombre más que la historia de la mitad occidental del antiguo mundo, dejando a un lado la civilización del Asia central, reducida de este modo a ser nada más que una quinta rueda del carro de la historia. Lo que nosotros vamos a considerar, pues, no es la religión del porvenir en sí misma, que una espesa niebla oculta a nuestras miradas, sino las piedras de construcción que proporcionan la historia, la religión y la filosofía, de las cuales nos parece que será posible sacar partido para dotar de una religión al porvenir de nuestra raza.

Asociación Sociocultural Kebehi Benchomo.


Mayo 2008.

Fuentes:
Eduardo Hartmann
La Religión del Porvenir
Biblioteca Económica Filosófica
Madrid, 1888.


Achu n Magek Celebración del solsticio de verano 2011



BIENVENIDA AL RITO DEL NACIMIENTO DE LA SOL


ORACIÓN
 
¡¡Uh!! Magné Mastáy  Achen tumba Manéy.
 
Tanemir uhana gek magék  Enehana benijime harba
Enaguapa acha abezan.
 
Cuya traducción al castellano es la siguiente:
 
¡¡Oh!! Madre del cielo  Madre de la tierra.
 
¡Oh! Madre del cielo, Madre del crecimiento  de la hermandad,
Madre de lo nuevo’.
 
Gracias poderosa Sol / por salir un día más
para alumbrar la noche.
 
 
En la teogonía guanche como es bien sabido el culto principal está dedicado a La Diosa Madre Universal Chaxiraxi. Algunos de los aspectos visibles de la misma  están representados en la Sol,  en la Diosa Magek, que con el Dios Luna Achuguayu, Dios de los temporales y de los siclos vitales, y con el Dios Chayuga guardián de la Naturaleza, que son  los más poderosos y benéficos de las divinidades paredros.
 
Nosotros afirmamos que la esencia de Nuestra Diosa-Madre Chaxiraxi está en todas partes, en todos los lugares; pero nuestra preferencia, nuestro gusto propio, es encontrarla en la Montaña, en el Bosque, en el llano, en el Barranco, en la Mar es decir, en la Naturaleza.
 
Templos Grandiosos, templos tan magníficos, deslumbrantes, de exuberante belleza y que abrigan tanta espiritualidad y felicidad como la que emana de la obra de la propia Diosa-Madre Chaxiraxi, templos que el hombre en su descomunal soberbia jamás podrá sustituir con obras humanas.
 
Venimos al Templo de nuestros ancestros tal y como ellos lo tenían. Por eso nos anima el propósito de traer a nuestros hermanos, para que nos impregnemos del Espíritu Universal.
 
La Achu n Magek o celebración del solsticio de verano, fecha en que  comienza el año nuevo guanche, es tan antigua como la misma humanidad. Nuestros ancestros encendían fogatas en las cimas de las montañas, a lo largo de los barrancos, en los campos y al frente de los auchones y en las playas. Se organizaban romerías con antorchas y se echaban a rodar ruedas ardiendo ladera abajo y a través de los campos.
Esta noche se abre la puerta al mundo de la Divinidad que nos introduce al conocimiento de las  energías puras que representan  más  que nunca, el futuro y a las dimensiones mágicas y espirituales de la realidad. También es el momento justo para pedir por la fecundidad de la tierra y de los mismos hombres y, rendir un profundo homenaje a la Diosa Magek , representada en La  Sol cuyo emblema en la tierra es el Fuego Sagrado nacido de su seno.
Una de las pocas cosas importantes en este mundo es ser Mago, palabra que designa a las hijas e hijos de la Diosa Magek , veneradores de la Diosa de La Luz, dadora de vida, es justo lo que significa Mago, adorador de La Sol.
 
Algunos prepotentes foráneos e incluso algunos criollos han venido empleando este término de manera peyorativa e insultante especialmente a nuestros sufridos campesinos como sinónimo de persona bruta, carente de la cultura europea, pero nuestro pueblo es sabio, y a quienes así tratan de incordiarle le responde de la siguiente manera:
 
Usted me llama mago con ánimo de ofender
pero sin querer, me está cubriendo de flores
de la cabeza a los pies.
 
Desde el punto de vista astronómico y físico, la Astro reina es el centro de nuestro sistema planetario, es la estrella en torno a la que giran diversos cuerpos celestes, entre ellos nuestra amada Tierra nuestro benéfico Luna.
 
La salida y puesta de los astros es la manera en que percibimos la rotación de nuestro planeta todos aquellos que nos encontramos sobre su superficie, vemos que todos los objetos celestes aparecen sobre el horizonte por la dirección Este y se ocultan por la dirección Oeste, mientras que nuestro planeta rota alrededor de un eje que pasa por sus polos con un período de 24 horas en dirección Oeste-Este.
 
Esto es así naturalmente desde el punto de vista científico, pero  para el ser humano y, en especial para los fieles de La Iglesia del Pueblo Guanche, Nuestra Sol adquiere connotaciones espirituales desde el momento en que  el hombre tomó conciencia de que era diferente al resto de los animales, aprendió a emitir de manera congruente los sonidos bocales descubriendo el lenguaje, convirtiéndose a partir de ese momento en un ser espiritual capaz de compartir emociones, generando en él sentimientos de gratitud y veneración hacia esta fuente dadora de vida tan profundos como los que ofrendamos a nuestra madre biológica a quien debemos nuestro ser,  la que ha cuidado de nosotros y nos ha preparado para desenvolvernos en  esta realidad que nos ha tocado vivir.
 
Esto es lo que estamos aquí reviviendo, volver a construir en armonía con la naturaleza, a construir de acuerdo con la naturaleza del lugar, con la naturaleza del propio ser natural que esta dentro de nosotros. Venerar cómo hicieron nuestros antepasados en el Padre Teide, en Guajara, en Imoque, en Roque Chinobre, en Santuario Teno Alto, en Tarucho, en Bentayga, en Roque Nublo, en Montaña  Tirma, en Umiaya (Riscos Blancos), en Montaña Bermeja (cuatro puertas), en Risco Amurga, en Montaña sagrada de Roque Aguayro, en Garajonay, en Laguna Grande, en Idafe, en Tindaya, en Amanay en Los Santillos, en Dos Hermanos y, en otros tantos lugares de nuestra orografía donde está claramente mostrado que nuestros ancestros fueron y se unieron a los espíritus de la montaña, del aire, del fuego, del barranco, del agua…  
 
Fuego Sagrado Guanche
 
El Fuego Sagrado se entiende,  como el lugar dentro del ser humano donde se encuentra lo divino, lo más puro y perfecto, que infunde respeto y veneración. Aunque el centro mismo de cada átomo del cuerpo puede ser considerado con estas características, pues posibilitan la vida, la energía vital creadora es la que mejor las encarna. Ésta es la razón por la cual los misterios de las religiones antiguas hemos considerado siempre al fuego como la herramienta a través de la cual el ser humano puede, impulsar la conciencia de regreso hacia nuestra verdadera sustancia o esencia incorpórea espiritual  unido a la Divinidad.
El fuego sagrado es el fuego del Amor. El amor contiene el fuego sagrado en el que la vida está oculta. Sólo este fuego puede purificar a los corazones y las mentes de los hombres y preparar la tierra por el florecimiento de una nueva cultura.
Este es el momento que nuestros antepasados profetizaron, soñaron y desearon para nosotros, los descendientes de los descendientes originales, de volver a la casa primigenia de nuestra Diosa Madre Chaxiraxi. La forma tradicional de nuestros antepasados existe, ha sobrevivido, ha llegado hasta nosotros. Esta Aquí ahora.”
Culto a los Antepasados
También en este día tan especial rendimos veneración a los espíritus de nuestros ancestros, cuyos Espíritus Libres han viajado al Seno de Magek desde donde se integran en el Espíritu Universal de Nuestra Diosa Madre Chaxiraxi, y a sus Espíritus Vitales que continúan viviendo en nuestras familias, protegiéndonos y orientándonos en nuestras vivencias y labores cotididianas, muy especialmente los de nuestros seres queridos mas mediatos que nos han precedido en el viaje al Seno de Magek, ellos están aquí ahora compartiendo con nosotros y arropándonos jubilosamente en esta noche mágica.
Ellos ocupan un lugar imperecedero en nuestros recuerdos, nuestros  corazones y en nuestros sentimientos,    por ello les ofrecemos el modesto homenaje de nuestro gofio, nuestra leche, nuestra sal y nuestra miel.
Que la Diosa Madre Chaxiraxi nos cubra con su Manto Protector de Luz a nosotros y a nuestros seres queridos.
 
Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
 
Faykanato n Chinech, 21 want’ ijmaynut Magek n tallit taynay tagwancet.