Todo eso que tu denuncias Fernando, (padre Báez), se arregla de un plumazo si los que verdaderamente mandan en el mundo, incluyendo a las altas jerarquías de las Iglesias, lucharan para que se liquidaran, desaparecieran, los paraísos fiscales, en donde los grandes millonarios, creyentes, católicos, cristianos, mahometanos y ateos, guardan sus dineros, evadidos de sus países respectivos o de los países donde explotan sus negocios. Y que el dinero producido en el mundo por todos y todas, trabajadores y empresarios, se distribuyan para erradicar el hambre, la precariedad de los seres humanos, el analfabetismo, el desempleo, la creación de puestos de trabajo y a combatir las lacras de las sociedades de nuestro tiempo. De esta forma se tendrían hijos, y no se daría el aborto sino en circunstancias muy especiales, sólo los que "mande dios" y la pareja de hombres y mujeres.
¡Ah!, pero esto de distribuir la riqueza entre todos y todas no está dentro del los planes de la alta jerarquía de "Santa Madre Iglesia Católica y Romana", ni en las demás jerarquías de las otras Iglesias que existen en el mundo. Solamente están para "salvar las almas" de las personas, pero no están para dignificar a las personas luchando por el reparto de las riquezas producidas en el mundo, y que acapara una minoría de "señores y señoras" multimillonarias.
Hasta la próxima, Fernando, un saludo de uno que, cuando fue niño, lo obligaron a ir a misa todos los días, a rezar el "santo rosario" todos los días, a rezar después de levantarse de la cama todos los días, a rezar, antes y después, de las tres comidas que le daban al día, ha rezar antes de acostarse por la noche, etcétera, etcétera. Te expongo todo esto para que no veas en mí a un "ateo de última hora, o de toda la vida", pues si me consideras "ateo", la culpa la tiene esa Iglesia, esas monjas esos curas, esa alta jerarquía y esa falange, ese nacional catolicismo, de la época del franquismo, que me preparó para lo que ahora pienso. "fraile fui antes que monje", fui cristiano católico a fuerza de amenazas y castigos, antes de que tú fueras seminarista... Y ya sabes el refrán: Más sabe el diablo por viejo que por diablo, y yo, modestamente, no me considero diablo, pero sí viejo.
Un cordial saludo.
Escrito al que se da repuesta
VIEJOS Y ATEOS
¡La que nos espera o aguarda! Ya lo somos, pero la cosa irá -o va- a más, y a más que irá. Me refiero al envejecimiento, toda vez que el rejuvenecimiento se retrasa, y casi desaparece. Y ello, porque los que somos y estamos, seguimos sumando años, pero los por venir, no vinieron, ni vienen, y todo por mérito y gracia de una política asesina y criminal, que mata a los que venían a nacer, y no naciendo ni hay repuesto generacional, ni quien cuide de los viejos. Tan alegremente dieron o pensaron, que nos cuiden los inmigrantes..., y es el caso, que en pocos años más, seremos tantos los viejos, que este geriátrico archipiélago tabaibero, pagará caro el matar o abortar, a los que en toda sociedad desde que el mundo es mundo, se ha dejado nacer a los que venían, con el mismo derecho de los que ya habían nacido. Así que preparémonos para recoger el fruto de lo sembrado: un mundo de viejos, sin jóvenes que nos continúen, y sin niños que nos hagan sonreír. Perdone, si alguien prefiere el término “anciano” al de “viejo”, que como es sinónimo, y además está en el diccionario, pues, que viejos o ancianos ya lo estamos, y a más que vamos. Pero lo llamativo de esta noticia, es que una vez más somos los que vamos en cabeza. Y es que en uniones entre iguales, no pueden venir el relevo; entre los normales, como que no están por la labor de limpiar el culo a ningún niño, ni a quedar embarazadas por aquello de la figura, pues que con éstas: cuando una medicina que está para dar vida, la quita; cuando una clase llamada política, se dedica a matar y gobernar para muertos, en lugar de defender la vida y ayudarla. Pues vamos a ver cómo se soluciona el que tantísimos médicos se tengan que ocupar de viejos, sin jóvenes descendientes que los atiendan y ello con un Gobierno, que a lo mejor con la eutanasia se los quita de encima..., ¡cultura de la muerte, del crimen o asesinato consensuado o votado y aprobado y convertido en ley y en derecho a matar!, y para colmo, como que cada vez son más los centenarios. Antes tener 70 años se era viejo; ahora, uno de 80, sigue siendo un muchacho. Pues, ¡agüita con la que nos espera! Siembra abortos, recoge viejos.
Pero, no acaban aquí los problemas, porque si al menos tuvieran fe, pues como que tendrían el consuelo de la esperanza, pero sin amor (porque mataron a sus propios hijos), sin fe, porque creen en la democracia, el nuevo dios; y sin esperanza, porque según ellos el cielo y el infierno, están en al tierra (verdad a medias, en cuanto que ambos aquí empiezan, pero que luego continúan o siguen en el más allá), como que nada esperan, sino los famosos viajes de viejos, haciendo turismo barato, y bailando entre ellos los de la tercera o cuarta edad. Es decir sin Dios y viejos, porque fíjense lo que es motivo de noticia con foto incluida: que un presidente, jurando su cargo, soliviante a la oposición, que le recrimina y monta el bollo, porque como somos un estado aconfesional, el dicho juró su cargo, ante un crucifijo y la mano sobre la Biblia. Y uno se pregunta, pues ¿y qué querían?, ¿lo hiciera sobre un ejemplar del Corán y ante una media luna?, ¡no te digo! Menos mal, que hay un signo de esperanza, en cuanto los inmigrantes se integren y dejen lo suyo por lo nuestro y nos rescaten de todo lo abandonada, y es que una india, que en esquela aparezca con el símbolo de la paz (el OHM sánscrito, o sílaba sagrada del primer sonido de la creación, cuyo eco se oye continuamente, y más si escuchamos una caracola), digo, que una india, una tal Chandra Tarachand Sukhrani, falleciera después de recibir los santos sacramentos y la bendición apostólica, y que después de el Marko, se le celebra la Misa, es algo que nos trae esperanzas a un mundo que puede ser mejor, si se comienza a parir, y se deja de atacar a la Iglesia.
El Padre Báez, mirando al futuro también (no todo iba a ser guanches y arqueología [del pasado]).
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