Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
Así dice una de las estrofas de la canción del chileno Alberto Cortéz “algo se muere en el alma cuando un amigo se va”. Quienes hemos rebasado el ecuador de esta vida nos vemos obligados a pasar por esta experiencia en más ocasiones de las que desearíamos, vemos impotentes pero resignados como van iniciando su viaje al seno de Magek los Espíritus Libres, de parientes, amigos y conocidos. Si bien para quienes creemos que no todo concluye cuando abandonamos esta realidad, el tránsito de la vida a la muerte no nos supone ningún trauma espiritual o mental, no por ello dejamos de sentir cierta desazón y desasosiego cuando quienes han iniciado el viaje han formado parte de nuestra vida, compartiendo convicciones, afanes e ilusiones más allá del simple vivir de cada día. El pasado día 9 de agosto nos vimos privados de la presencia física de nuestro amigo y conmatriota Fructuoso Rodríguez Díaz, tras una larga y penosa enfermedad que fue extinguiendo su vida como se extingue la luz de una vela, de manera serena y firme sin dejar de alumbrar hasta agotar los últimos milímetros del pabilo.
Aquella luz que fue faro y guía de quienes navegamos en el Océano de la independencia de Canarias, continuará alumbrándonos, pero desde cotas más altas desde más allá de las estrellas, a donde sólo pueden acceder los espíritus más nobles, los que en esta realidad fueron de fe inquebrantable, de total entrega a sus convicciones revolucionarias, los que han estado dispuestos a darlo todo por sus compatriotas aún a cambio de recibir frustrantes desilusiones, pero estas aún siendo dolorosas no le impidieron alimentar sus espíritus, estudiar y cultivar la amistad. Y es que, tal vez por tradición familiar el compatriota Fructuoso disponía de un bien muy raro: la conciencia social.
Excelente esposo profundamente enamorado de su mujer y padre ejemplar quien supo inculcar a sus hijos el amor a nuestra Matria. Sus convicciones espirituales jamás le impidieron ver la realidad sociopolítica de su colonizado pueblo, lo que marcó su lucha por conseguir la dignidad y libertad de este, con grandes esfuerzos tanto humano como materiales.
Para el compañero Fructuoso el independentismo canario además de ser una doctrina de emancipación social, es una regla de conducta. Su gran mérito fue ser inseparable de la vida personal. Nosotros lo considerábamos una reacción profundamente sana contra la corrupción insostenible del colonialismo.
Se volcó hacia la literatura relativamente tarde, y no sólo por amor al arte, sino porque era preciso dejar un testimonio sobre este tiempo; el testigo pasa, pero puede suceder que el testimonio permanezca.
Fue en el periódico añazero (santacrucero) El Día y posteriormente en el periódico digital Elguanche.net donde además tiene hospedada una página personal donde empezó a exponer públicamente su pensamiento.
Una de las facetas menos conocida de nuestro compañero es la de su labor como docente. Allá por los años sesenta del pasado siglo, cuando las escuelas en los barrios obreros no pasaban de ser en la mayoría de los casos meros deseos de los Ayuntamientos correspondientes, el compañero Fructuoso se embarcó en la aventura de crear en el entonces aún incipiente barrio de Taco un centro de enseñanza el cual denominó quizás con cierta pomposidad fruto de los tiempos “Academia Rodríguez,” por esta academia pasaron muchos jóvenes del barrio de Taco y del entonces también insipiente núcleo de El Cardonal, muchos de aquellos jóvenes, hoy son dignos padres de familias, honestos empleados cualificados y excelentes profesionales que trabajan en el engrandecimiento de nuestro colonizado país, con cierta frecuencia hemos podido leer en la prensa local emotivas reseñas de ex alumnos de nuestro añorado compañero en los cuales expresan con cierta nostalgia y profundo respeto su paso por la “Academia Rodríguez.”
Otro aspecto de su actividad laboral fue la de comerciante. En su “Librería-Bazar Rodríguez”, que andando el tiempo su amor a nuestra Matria le indujo a cambiarle el nombre por el de “Almogaren Guanche”, más que a las actividades comerciales dedicaba su atención a trasmitir a sus clientes y visitantes aspectos de nuestra etnia, y ancestral cultura que eran –y tristemente continúan siendo – ignorados por la mayoría de nuestros conciudadanos, siempre se esforzó en trasmitir el sentimiento de pertenencia orgullo y dignidad de ser canarios, sentimientos ciertamente ahogados en nuestro pueblo por los más de quinientos años del brutal sometimiento étnico, político, económico, cultural y espiritual, por parte de la potencia colonizadora y sus esbirros criollos de servicio.
”Se ha dicho que las cadenas de las malas costumbres son tan débiles que no se sienten hasta que son tan fuertes que no se pueden romper. Y que los hábitos especialmente los malos son como sogas: cada día se teje un hilo más hasta que al final son irrompibles.
A la mayoría de los canarios les disgustan los cambios porque se aferran a una utópica seguridad. Prefieren permanecer con sus viejas costumbres de sumisión porque los cambios de hábitos y mentales son muy costosos. Los cambios requieren mucho tiempo y esfuerzo, concentración y un sacrificio verdadero.
El campo independentista entero gime por la necesidad de cambiar, pero por otro lado no sabe cómo hacerlo ni tampoco está muy dispuesta a pagar el precio del cambio.”
Todos estos planteamientos formaban parte de la filosofía política y social de nuestro amigo y compatriota Fructuoso. Nosotros que naturalmente compartimos plenamente estos planteamientos continuamos dispuesto a no cejar en el propósito del extinto compatriotas y nos comprometemos a mantener viva la llama de la libertad siempre mantenida en alto por Fructuoso Rodríguez Díaz.
Conmatriota: No dudo que estas en el Valle Sagrado de Aguere con Los Espíritus Nobles y Valientes de Nuestros Antepasados, Doramas, Atanausú, Bentejuí, Kebehi Benchomo, Chimenchia-Tinguaro, Bentor y Ichasagua, acogidos todos en el Seno Sagrado de la Diosa Magek, desde donde todos nos integraremos con el Espíritu Universal de Nuestra Diosa-Madre Chaxiraxi.
Así Sea.
Chinech, 16 n Wanmendi n 7º akano n tallit taynay tagwacent.
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