1481 Mayo 30. Según la historia oficial,
fue bautizado en la
Península Ibérica Tenesor Semidan, el converso y traidor más conocido como Fernando
Guanarteme, uno de los personajes claves en la toma de Tamaránt por parte de
los castellanos al ponerse incondicionalmente al servicio de los invasores.
Habiendo dejado de ser Guanarteme por fallecimiento de su esposa (los
guanartemes lo eran en función de estar casados con la reina), fue el artífice
de la incorporación cruenta de Tamaránt (Gran Canaria), al Reino de Castilla.
Viaja varias veces a la Corte
de los nefastos Reyes Católicos, quienes apadrinaron su bautizo, ceremonia
celebrada en las Cortes Generales de la ciudad de Calatayud, el 30 de mayo de
1481, día de San Fernando. Dejó descendencia en sus hijas las infantas
Margarita Fernández - que casa con Miguel de Trejo- y Catalina Hernández de la
que hay numerosa descendencia en Tamaránt (Gran Canaria).
1483. Un de las
batallas más cruentas de llevada a cabo durante la invasión de Tamaránt (Gran
Canaria) por los castellanos fue la de Ajodar, en el transcurso de la misma, su
pudo haber cambiado el curso de la historia colonial de nuestra nación, de no
haberse interpuesto el converso Thenesor Semidan, totalmente entregado a la
causa de los invasores, quien con su intervención evitó el total aniquilamiento
del ejército mercenario invasor. La economía castellano-aragonesa no hubiese
podido soportar los costos de otra armada, (la invasión y conquista de las
islas de Benahuare-La Palma- y Chinech-Tenerife- fueron concedidas a
mercenarios y empresarios privados a cambio de los despojo del botín
consistente en eslavos, ganados y
tierras) por lo cual posiblemente los proyectos de ocupación de la isla
hubiesen sido postergados, dando tiempo a la reorganización de los canarios los
cuales ya conocían las técnicas de guerra de los invasores y además podían
disponer de las armas modernas
arrebatadas a los mismos.
Uno de los
relatos en torno a dicha batalla que hasta nosotros ha llegado se lo debemos al
criollo Marín de Cubas, (a pesar del error en la fecha, como sabemos Pedro de
Vera había desembarcado en Las Isletas el 18 de Agosto de 1480) quien nos
describe los entresijos de la misma en los siguientes términos: “Volviendo á
Canaria con felicidad de viaje Miguel Mujica y D. Fernando Guadartheme al
Puerto de las Isletas, jueves 24 de Octubre del mismo año, fue mucho el gozo de
Pedro de Vera por saber cómo tan bien le había ido, y mandóse á Hernán Peraza
que dejando á los gomeros á su cuidado, éste fuese con Doña Beatriz á la Gomera; vino al Real á
besar la mano de Pedro de Vera y se fue haciendo muchas ofertas y
cumplimientos.
Estaban las
cosas de Canaria muy revueltas y alteradas, primero con fingidas paces, después
de la prisión de Guadartheme quedaron muy tristes cuanto contentos los
cristianos, prometieron dar la obediencia en cogiendo la sementera; creyólos
Pedro de Vera y faltaron á ello rebelándose y siendo peores que nunca; luego
nombraron otro rey ó Guadartheme, llamado antes Tazarte, un gaire alto, seco y
prieto, de grande esfuerzo, nombrado por el mes de Marzo después de la prisión
del otro y éste hizo matar á dos religiosos de Santo Domingo, de cuatro que
asistían con Pedro de Vera, que había traído á Canaria, y fue así: había mucho
cigarrón que comía las cebadas y legumbres, sustento de los canarios, y fueron
al término de Tafira el P. Fr. Martín de Cañas, que llevaba un Santo Cristo y
también para predicarles de caminos de fe de Dios, con Fr. Juan de Lebrija,
sacerdotes ambos; fueron arrojados de un alto risco tajado como el tajo de
Ronda y nunca soltó de la mano el Santo Cristo el P. Cañas; sus cuerpos
llegaron á la sima y por memoria llaman hoy las Cuevas de los Frailes, en
Tafira, el sitio donde cayeron por haber al pie del risco algunos socavones ó
grutas, escorias de un volcán.
Volvió á
España el religioso, Fr. Diego Villavicencio y murió en Sevilla; eran de Jerez
de la Frontera. El
último quedó en la ermita que se hizo á San Pedro Mártir donde hoy es convento
de Santo Domingo.
Dando orden
Pedro de Vera de castigar á los canarios, y corregir sus malos términos,
andando muy desmandados y atrevidos, dijo á D. Fernando de Guadartheme que les
fuese á hablar y presto poner lo que á ello debía necesario enviándoles con
Juan Mayor su recado, y pusiese preso á quien fuese causa de las alteraciones.
Llevando su demanda caminaron á Gáldar donde estaban muchos canarios que
alegres de verle libre y gustosos quisieron luego seguirle y ser con él de
parte de Sus Altezas, impidiéronlo allí unos ministros ó capitanes de Tazarte,
aunque él asistía en unos riscos muy pendientes y barrancos junto al mar más de
cuatro leguas de allí, y Arminda, única
heredera de la Isla,
su sobrina, muchacha de 18 años, hija de Guanache Semidan, que fue
Guadartheme llamado el Bueno; ésta ya estaba casada con un muchacho hijo del
Guadartheme de Telde, á quien los españoles llamaron Tazartico, recogidos con
mucha gente en la montaña de Bentaiga, y según sus leyes y lo que habían
jurado, primero deben escoger la muerte que entregarse; quedó muy triste D.
Fernando, y Juan Mayor procuraba reducirlos con la verdad, y no fue posible.
Llegaron á la
montaña de Bentaiga, qué es de tierra muy roja á modo de almagre y encima tiene una fábrica admirable de la Naturaleza que es un
peñón de riscos muy altos y pendientes en torno con una subida á lo alto muy
peligrosa; tiene al pie muchas cuevas y caseríos con cantidades de huesos de
gentiles á modo de sepultura, y una fuente de buena agua aunque es poca sale
corriente á fuera; había en lo alto muchas familias y ganados que parecían
hormigas. Subió á lo alto Don Fernando y Juan Mayor y allí se alegraron de
nuevo ofreciéndole el gobierno y mando de Rey como antes, y no lo admitió
porque había visto la cara del Rey de Castilla y dádole su verdadera palabra
que cumplirá á morir; inclinábanse todos á lo que les suplicaba y prometía con
Juan Mayor; admitiólo su sobrina Arminda y no quiso Tazartico, respondieron los
de Telde, y por último todos en que no debían desamparar á su Señor natural
hasta morir primero; refieren el agravio de Pedro de Vera que fue dejarlos en
Lanzarote desnudos enviados á vender y ahora haría lo mismo. Hechas grandes
diligencias en sacarles á la verdad se disculpaban en hacer lo que ordenase el
Tazarte.
Volviese D.
Fernando Guadarheme al fuerte de Gaete, de donde se dio aviso de todo a Pedro
de Vera, que luego envió en una barca una compañía y a su hijo Rodrigo de Vera,
capitán de infantería, con otros para lo
necesario, de allí salieron en la barca por la costa hacia el sur al poniente
de la Isla, y
desembarcaron en una playa ahora llamada Tazartico, al pie de un risco así
llamado junto á otro muy alto que los divide un barranco llamado Tazarte,
porque fue donde Don Fernando, Juan Mayor y Rodrigo de Vera hablaron á Tazarte
y Tazartico, que habían llevado la nueva, y fue en vano el viaje; de todo se
dio cuenta en el Real y dijo Pedro de Vera: "Pues si ellos no quieren
venir acá, yo iré allá".
Prevínose la
gente que había de ir contra los canarios á buscar á sus fortalezas, y la
prevención de guarnecer el Real que no fuese acometido. Salió con brevedad
camino de Gáldar guardando el paso del risco no lo cogiese el enemigo, llegamos
á Bentaiga á poner sitio al risco que sola una subida, que un hombre desde
arriba puede él solo defender, tiene no más; tomóse la vanguardia Miguel de
Mujica con sus 300 vizcaínos; sitió el paso, estuvimos allí quince días en los
cuales no sacamos de los canarios ningún
fruto; echaban grandes piedras desde lo alto á rodar, eran á modo de molino con
un agujero en medio y un palo atravesado para que cuando rodasen viniesen
siempre iguales; matáronnos ocho españoles, y desde lo alto del risco más
empinado arrojaban
pedazos de
niños divididos en trozos, que se debían morir, que causaba mucho horror á los
cristianos; y en tanto peligro quiso acometer Miguel de Mujica sin ocasión;
envióse á buscar más gente, y hecho el escuadrón fuimos á acometerles con más
furia que la pasada, y nos hallamos engañados porque la noche antes se habían
huido todos llevando consigo á su
Señora. En lo alto de aquel risco empinado á modo de torre hay una grande
llanura con una fuente á modo de charco; dejaron aquella noche una gran hoguera
ardiendo con que juzgamos no haber fraude alguno.
Siguiéndoles
las huellas dos leguas adelante largas se mejoraron de sitio en otra fortaleza
llamada Ajódar; es más angosta que la primera, tendrá de ancho un tiro de
arcabuz, los riscos muy pendientes y empinados, la subida dificultosa y sola
una veredilla por andenes, en lo alto tenían una fuente bastante para cien personas
que allí habría cada día; y aquí tenían á su
Señora la Reina,
Reconocióse otra vereda por donde se podían huir y en ésta se puso Pedro de
Vera con su gente, que era el Tercio Viejo; y por la otra Miguel Mujica con la
suya, empezó á subir y habiendo llegado á media cuesta retirando á los canarios
y ellos huyendo con gran falsedad á meterlos en el peligro, rodaron tantas
piedras juntas y tan grandes, que no se juzgó ni imaginó que tanto daño nos
hiciesen, pues nunca los canarios fueron victoriosos si no fue en esta ocasión,
mataron del tercio de Mujica 130 hombres, y hubo muchos heridos, y una rueda
llegó á Miguel de Mujica y derribándole le quebró ambas piernas, y quedó tan
mal herido que vivió quince días; no aprovechaban pies para huir, brazos para
subir, dónde no estuviese lleno de peligro, dónde podía escapar hombre con la
vida; murieron muchos caballeros de esfuerzo y personas de más cuenta, y muchos
heridos de pedradas, lo más de piernas y brazos y tal vez en la cabeza. Pedro
de Vera salió retirándose de aquel sitio, llamando la gente á toda prisa, un
valle arriba, casi un medio cuarto de legua, á escuadronarse con su tercio, Los
canarios juzgando que huíamos bajaron del risco 140 de ellos y quitando las
armas á los muertos querían seguirnos; Guadartheme los detuvo, y primero que
ellos bajasen cuando pasó el estrago mayor de las ruedas de piedras, les daba
voces desde abajo, diciéndoles: "Amigos, parientes, no me matéis, dejad
las piedras"; y dejando de arrojarlas, bajaron diciendo: "Salta fuera, Guayedra, que viene el
día que hemos de quedar dueños de nuestra tierra, que estos perros traidores,
que mataron á su Dios, nos la quieren quitar, y tú por un vestido que te dio el
de España te has dejado engañar, y ahora podemos darte otra vez la tierra, salta
fuera de peligro, no te mate alguna piedra de éstas",
Algunos
castellanos censuraron la tibieza del Guadartheme, pero también los españoles
podían tener experiencia de que los canarios siempre desde los riscos tenían
armada empalizada y trampas de arrojar piedras, que no era menester que
Guadartheme, aunque lo sabía y había usado siempre contra nosotros, ahora
quisiera ó no decir lo que tenían tramado á la subida del risco.
Cantaron esta
victoria como quisieron, de que Pedro de Vera huyó, que pudiera, mas fue falso;
porque retirados en un llano y escuadronados esperamos al enemigo que no quiso
llegar aunque Guadartheme se tomaba la mano en apadrinar á los canarios, Juró
Pedro de Vera por la barba de vengar la injuria y con alguna poca de cólera llamó
á Guadartheme y le mandó que asistiese á enterrar los muertos; hizo traer todos
los heridos á desembarcar y el escuadrón fue por tierra á Gáldar y en una Casa
Canaria grande hizo Hospital ó enfermería, y en otra grande fuera del lugar
decían misas todos los días los religiosos de San Francisco y Santo Domingo y
algunos clérigos. Llamóse la iglesia del Sr. Santiago; murió Miguel de Mujica y
aquí fue enterrado con honroso enterramiento; dejó por heredero de los
maravedíes en que había servido á S. M. que le estaba debiendo de su servicio y
préstamos, á su primo Juan de Severio Mujica, en que después le dieron
repartimientos. Curados los heridos y dejando lo necesario con un fuerte en el
lugar para custodia, dio Pedro de Vera la vuelta al Real de Las Palmas. Mucho
contento recibió Pedro de Vera de besar la mano al Obispo D. Juan de Frías, que
poco ha había venido de Lanzarote, juzgando estar ya pacífica y allanada la
furia de los gentiles y muy admirado de la rebeldía, todo era aplacar la cólera
que tenía contra ellos Pedro de Vera; alistó la gente, recogió la más que pudo
llevar consigo camino de Gáldar, y el Obispo quiso seguirle y visitar á
Santiago, nueva Iglesia y cementerio de invictos héroes muertos por la fe de
Jesucristo, como decía el Obispo.
Sabiendo que el enemigo estaba en Tirajana y sus términos, recogió
Pedro de Vera poco menos de mil hombres con algunos gomeros que llevó; hizo
embarcar compañías por mar llevando lo más estorboso, y lo grueso de la gente
llevó por tierra; envió espías delante y salimos de Gáldar día de Santa
Engracia por Abril año 1476 miércoles 16; descubrimos por el camino el alto
risco de Bentaiga que ya no tenía gente;
tenía árboles en su llanada, una palma y un muy alto pino y dícese tienen allí
un buen charco de agua, sitio inhabitable por el mucho hielo y frío. Desembarcó
la demás gente en el Puerto Tazartico con silencio por los canarios, que hubo
aviso estaban fortificados en una fortaleza llamada Ancite, cerca de Tirajana,
que hoy llaman El Sitio; divisábanse otros riscos con más gente llamados
Veneguera y Mogán, y antes de sitiar el Peñón de Ancite se mandó á acometer á
otras fuerzas y pregonó fuesen todos pasados á cuchillo cuando por bien no se
quisiesen dar al Rey de España.
Envió Pedro de
Vera á su hijo Rodrigo de Vera con tres compañías y con Guadartheme á un risco
peinado altísimo llamado Titana que tenía la subida por una montaña agria y de
malos pasos, por donde de improviso ganaron los cristianos la entrada quedando
de guarda veinte arcabuceros, no juzgando los canarios el modo de serles
tomados los pasos, donde mataron á 25 canarios y los demás pidieron la
obediencia con muchas familias que hicieron bajar ante Pedro de Vera y
amigablemente fueron perdonados y tratados; trajeron grandes cantidades de
bastimentos, gofio, cebada, cecina, cabras, manteca, higos pasados, dátiles y
otras cosas de su uso; mandáronle que se fuesen á habitar á Gáldar ó á su
territorio como antes.
Luego que
estos canarios salieron de Titana, al mismo punto otros desmandados la ocuparon
llenándola como hormigas, con más fiereza que los primeros; mandaron fuesen á
sitiar á otra llamada Fataga, donde estaba el Rey Tazarte con la gente más
feroz y atrevida; en aquella tierra áspera y muy agria envióse delante á
Guadartheme para que les avisase del peligro en que todos los canarios estaban
de morir á cuchillo no reduciéndose por bien; fue por dos partes á un tiempo,
cogidas las entradas y salidas con increíble presteza y valor, que los canarios
se hallaron suspensos y aturdidos; halló Guadartheme á un tío suyo que era
Faisaje ó Consejero, á quien sentó bien la propuesta de perdonar á los
canarios; mandó Pedro de Vera que bajasen todos abajo sin armas, y el feroz de
Tazarte no queriendo reducirse ni poder pelear por estar ya sitiados, se llegó
á la punta más empinada del risco y cruzando los brazos al pecho dijo dos veces
muy alto: "Atistirma, atistirma", y dio una vuelta en el aire y se
desriscó de aquella eminencia. Bajó el Faisaje viejo, hermano de la Reina de Gáldar, mujer de
Guanache ya difunto, y después fue cristiano y tuvo el nombre del padrino, Juan
Delgado; fueron todos perdonados y mandados á sus sitios á coger sus
sementeras, de que iban muy gustosos.
Llegamos á
otra fortaleza muy larga y áspera llamada Gitagana y por no detenemos pasó el
ejército á dar visita á Ansite, lunes 28 de Abril; ésta era la última donde
estaba la fuerzas de la isla con el Tazartico, reyezuelo de Telde y la Reina Arminda;
tenían propuesto todos primero morir que entregarse, y bien de mañana se hizo
escuadronar en tres partes del ejército de á trescientos hombres y las espías
hallaron dos fáciles subideros; se pregonó la guerra fuese á sangre, sin
perdonar á vidas por estar aquí los culpables en la muerte de Mujica y sus
vizcaínos; aquí se reconoció había de costar triunfo la victoria por la
rebeldía de los canarios, que habían respondido á todo. Más, Guadartheme se fue
á Pedro de Vera, con el semblante tristísimo, casi llorando por el desastroso
fin que se les esperaba con su sobrina, y alcanzó de ir primero á hablarla y á
ver si podía reducir á algunos. Cogidas ya las entradas con buena guarda de
gente, se fue á ellos Guadartheme y al reconocerle alzaron todos á un tiempo,
niños, hombres y mujeres los gritos y voceríos que resonó por aquellos
barrancos casi media legua fue grande la alegría que de su vista tuvieron;
habló á su sobrina y prima que fue reducida con todos los canarios y las
canarias y todas las familias que se les llegaron de aquel territorio, menos
Tazartico y un Faisaje viejo de Telde, que ambos se desriscaron, llevándose el
muchacho al viejo le cogió de un brazo ): diciendo: "Atistirma,
atistirma", y de un salto bajaron hechos pedazos.
Bajaron del
peñón de Ansite todos los nobles canarios de cabello largo y rubio, sin armas,
acompañados de Guadartheme, rendidos
ante Pedro de Vera, dando la obediencia al Rey de Castilla en su nombre y de la
Señora, única
heredera de toda la tierra, hija única de matrimonio, del legítimo y
verdadero señor Guanache Semidán tío de Guadartheme y de otros Gaires y Faisajes,
que ellos daban su palabra de llevarla á entregar al Real de Las Palmas en
cogiendo sus panes, que sería después de San Juan. Mucho instó Pedro de Vera
que viniese luego, mas llevóse en rehenes consigo ciento sesenta canarios de
los más esforzados y que asistiesen con Guadartheme y se fuesen á vivir á
Gáldar.
Diose fin aquí
á la conquista, martes á las diez horas del día 29 de Abril del señor San Pedro
Mártir año de 1476 en Ansite, junto á Tirajana donde hoy se llama El Sitio, por
memoria.” (Marín de Cubas, [1694] 1993)
ENTREGA DE LA PRINCESA ARMINDA Y CON ELLA LA ISLA TAMARÁNT
1483. Después del mes
de Junio envió Pedro de Vera recado á D. Fernando Guadartheme, que hiciese
venir á su sobrina, con los demás nobles sus parientes, al Real, á entregarse
como estaba pactado; y luego dieron orden de traerla desde Tirajana por Telde,
sin que viniese con ella ningún cristiano español; traíanla en hombros de
cuatro capitanes nobles, de cabello largo y rubio, en una andas de palo á modo
de parihuelas, sentada, vestida de gamuza á modo de badanas ó pieles adobadas,
de color acanelado; venían delante de las andas cuatro capitanes con capotillos
de badana llamados tamarcos, braguillas de junco, majos en los pies y
guapiletes en la cabeza, y lo
demás desnudo;
al lado de las andas, algo hacia atrás, dos tíos suyos Faisajes, y después se
seguía un grande acompañamiento de hombres todos que servían de traer las andas
á remuda. Salió Pedro de Vera con mucha gente al recibimiento, y ellos hicieron
su entrega por medio de la lengua ó intérprete, diciendo que allí venía la
Señora de toda la
tierra, heredera única y legítima hija de su señor Guanartemy Guanachy Semidan,
legítimo dueño y señor de la verdadera línea y sucesión de dominio y señorío de
la tierra; y que ella hacía entrega voluntaria, y todos sus tíos y parientes
que allí venían, gobernadores de la tierra, en nombre y debajo de la
palabra de su señor muy poderoso y católico Rey D. Fernando entregaba su
persona y personas al Capitán Mayor de los cristianos que allí presente se
halla que es Pedro
de Vera, del Rey de Castilla y León. Pedro de Vera y demás caballeros la
recibieron á pie, y fue abrazando á todos con mucho cariño; traían todos los
canarios el cabello suelto por las espaldas, y la Señora Arminda, que
los españoles llamaron Almendrabella, traía vestido un ropón de gamuza con
medias mangas hasta la sangraqera y largo hasta los pies, y zapatos de lo mismo
pespuntados, y vestía una tunicela debajo de la ropa con cuerpo de jubón á modo
de justillo, de más delgada badana; era el cabello largo y rubio, aderezado con
arte, y en él puestas algunas cosas de tocado que le habían dado á uso de
España; y el faldellín pintado á colores; tendría veinte años, era gruesa y más
de mediano cuerpo, robusta, el color algo moreno, ojos grandes y vivos y el
rostro algo alegre y celebrada de hermosura, la boca algo larga, la nariz
pequeña, algo anchas las ventanas, el cuello redondo y crecida de pechos.
Después que se
hubieron adelantado del lado de las andas los dos Faisajes é hicieron entrega
de su Señora y los demás pidieron que se encomendase á persona noble, y ellos
pidieron que fuese en casa de Francisco de Mayorga con su mujer Juana de
Bolaños, que allí estuvo con otras españolas y Pedro de Vera la prometió y juró
hacerlo así como todos lo pedían, aunque estuvo siempre á su cuidado y al del
Obispo ella fue muy bien recibida y siempre correspondió agradecida al cariño
de todos tenía ingenio y discreción, fue cristiana, que luego la prometió de
ser llamóse Doña Catalina de quadarthemy, fue su padrino Rodrigo de Vera, hijo
de Pedro de Vera, y Francisco Mayorga y su mujer la madrina echóle el agua el
Obispo D. Juan de Frías decíale esta Señora á las canarias que aquella era vida
de hombres y la que tenían primero era de brutos y fieras salvajes fue casada
con un capitán de infantería, D. Ramiro Guzmán, andaluz pasaron á la conquista
de Thenerife, no tuvo sucesión él murió de repente, que se presumió ser
violentamente. Casaron con españoles otras primas ó parientes de esta Señora. Una
hija de Utindana, hermano de quanache, que se llamó Juana quadartheme casó con
Francisco de Cabrejas y tuvo sucesión en Gáldar, otra prima, hija del Faisaje
tuerto de Tara en Telde, hermano de su madre, se llamó María Guadartheme y casó
con Juan Delgado que pasó á Tenerife y tuvo sucesión y otras á este modo, que
hubo por línea femenina, donde feneció la generación de los canarios: El Obispo
cuidaba con grande celo del regalo de los canarios así viejos, niños, como
hombres y mujeres, dándoles de comer y reparos de vestir con liberal mano, que
todos la aclamaban como Padre y Santo Prelado, por ser ejemplar su vida
siempre.
Diose luego
cuenta de todo á España, de que Sus Altezas tuvieron mucho gusto del
reducimiento de los canarios y de su buen estado… (Marín de Cubas [1694] 1993:168-72)
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