Guayre Adarguma Anez
Ram n Yghasen *
El mundo religioso de la sociedad guanche, debió ser en
extremo complejo, a pesar de que las referencias que sobre el mismo nos han
llegado son pocas y confusas debido a la imposición traumática del catolicismo,
cuya misión primordial fue la erradicación furibunda e irracional de todo
vestigio de la milenaria religión profesada por
el pueblo guanche, los pocos
documentos que hasta nosotros han llegado, especialmente los conservados a
través de la tamusni, y las escasas referencias recogidas por los cronistas,
aunque estas están expuestas desde un punto de vista etnocristiano y
etnocentrista, nos dejan vislumbrar un mundo espiritual y una concepción del
universo y de la función que el hombre desarrolla en él, mucho más elevada que
la que portaban aquellos bárbaros fanáticos cuya religiosidad se basaba en unas
simples prácticas externas, (teatrales) carentes de conceptos elevados de la
moral y la ética.
La riqueza religiosa y espiritual del pueblo guanche,
está modelada por milenios de práctica en torno a los designios de la
Diosa-Madre, cuyos aspectos iremos desarrollando en páginas sucesivas. La
estricta observancia que de los postulados religiosos y morales de la sociedad
guanche, quedó recogida por algunos autores los cuales no dudaron en
calificarla como una raza de valientes y pacíficos pastores, de costumbres
moderadas y puras, modelo de honradez,
lealtad, pundonor, moderación y formalidad, trabajadores
compasivos, y extremadamente respetuosos
con los ancianos, y sumamente
hospitalarios. Estas virtudes son reales, no son un producto literario, pues
las mismas forman el sustrato ético y moral de la población Canaria actual, a
pesar de la avalancha de “cultura” globalizadora que en estos últimos tiempos
nos invade con una virulencia mucho más activa que, aquella que sufrimos hace
más de quinientos años, y que lamentablemente, aún continuamos sufriendo y
soportando, quizás como justo castigo y penitencia por haber permitido el que
unas hordas extranjeras nos arrebataran el sagrado culto a nuestros Divinidades
ancestrales.
Es por ello que debemos orientar
nuestros espíritus, hacía el encuentro
con los espíritus de nuestros antepasados, para que en estrecha comunión con
ellos, hagamos aflorar el cúmulo de virtudes que nos han trasmitido, que están
latentes en nuestro ser, y que nosotros
hemos mantenido en parte oculto, por el temor que han incrustado en nuestras
conciencias, las practicas represoras de una religión deshumanizada,
absolutista y, básicamente amoral, que nos ha sido impuesta con la fuerza de
las armas.
Al contrario que la creencia
monoanimista, propugnada por otras religiones, la Iglesia del Pueblo Guanche
sostiene que el hombre tiene dos espíritus: el Espíritu Vital, que mantiene en
correcto funcionamiento las funciones orgánicas (respiración, circulación de la
sangre etc.) y responsable a su vez del calor corporal y de la capacidad de
movimiento, así como del conocimiento del entorno donde nos movemos; y el
Espíritu Libre, que está localizada debajo de la parte superior del cráneo y
que alberga la conciencia, la capacidad de entendimiento y decisión, y la
voluntad.
Mientras que el
Espíritu Vital permanece de forma indisoluble unida al organismo, el Espíritu
Libre es puramente espiritual, independiente del cuerpo, al igual que los
espíritus y las Divinidades.
“Cuando las
funciones orgánicas se hallan desactivadas, como en el sueño, durante un
desmayo, en el delirio, etc., el espíritu puede separarse de su envoltorio
físico y puede viajar al otro mundo, a otros planos espirituales. Lo que allí
ve y experimenta lo trasmite al hombre en forma de sueños y visiones. Tras la
muerte del cuerpo viaja al seno de Magek, va al más allá con los antepasados.
Ya que el hombre no es inmortal pero sí su Espíritu libre.” (Klaus E. Müller et
al, 2000: 481-ss.)
Los espíritus,
son entes libres o vitales de los antepasados, que desempeñan un papel
importante entre los poderes del más allá junto a otros espíritus y dioses
paredros que forman la Corte de la Gran Diosa-Madre-Chaxiraxi,
Magek-Tanit-Tara-Diosa Celeste-Moneiba, Abora, etc. Puesto que la autoridad
aumenta con la edad, cuando más edad se tiene más perfección se alcanza y por
consiguiente más puro es el espíritu, Así, pues los antepasados desde los más
antiguos fundadores del pueblo guanche-mazigio, disfrutan ante la Diosa del
rango más alto, por encima del más viejo de sus descendientes, aunque por
debajo de los dioses, los cuales a su vez están por debajo de la Diosa Superior
y Creadora, como la más poderosa de todos. Los espíritus, al igual que los
ancianos con vida, aconsejan a los suyos, en sueños, se preocupan de que
sigamos buen camino, nos brindan la fertilidad de nuestros animales, vigilan
nuestros campos y nos guían en nuestras profesiones y empleos. Y sobre todo,
vigilan que nos mantengamos fieles dentro del orden trasmitido de generación en
generación. Quienes somos negligentes recibimos advertencias en forma de signos
y pequeñas desgracias, los que no llevamos una vida honesta, nos veremos
afectados por enfermedades graves, accidentes, pérdidas materiales o la misma
muerte. Así pues, todos debemos poner un desmesurado interés en nuestras
relaciones con los espíritus de nuestros antepasados, manteniendo unas
relaciones fluidas, sin perturbaciones, para ello debemos guardar un culto
reverente. No descuidando hacerles con
regularidad ofrendas de ramas, flores o lo que buenamente y con amor podamos
ofrecerles. Debemos tenerlos presentes en nuestras fiestas y celebraciones
familiares, y en las comunitarias, si danzamos cantemos hagámoslo en su honor,
cuando tomemos moderadamente unas copas o participemos en una comida, hagámoslo
en su honor, pues ellos siempre están entre nosotros.
Los espíritus
de nuestros antepasados, están íntimamente ligados a sus descendientes más
próximos, al entorno donde ellos moraron en vida, y al grupo donde desenvolvieron su actividad cotidiana.
Se preocupan especialmente por proteger a los suyos, siempre que estos se comporten
de forma adecuada y les rindamos correctamente los rituales, tal como hemos
expuesto más arriba, así nos veremos protegidos del peligro y de los estímulos
negativos. Los hombres jóvenes para adquirir su espíritu protector personal,
deben mantener una búsqueda que en ocasiones puede ser larga, y nada fácil
debido a los impulsos propios de la edad, pero esta búsqueda puede ser mucho
más fácil si pone en ello verdadero empeño, observando una vida honesta y
haciéndose aconsejar de personas mayores, entendidas y de buena vida.
También debemos cuidar a
los espíritus protectores de la región, ellos cuidan y protegen a los ganados,
los campos, los montes y las aguas y el aire, las actividades profesionales y
los lugares de trabajo. Estos espíritus han pasado por diversas etapas de
perfeccionamiento y la Diosa-Madre Chaxiarxi los ha investido como dioses
mediadores, por lo que generalmente no están muy próximos entre si, y los
más perfectos y puros son los que guían
a los dirigentes y, a los sacerdotes y maguadas. A estos importantes dioses
mediadores se deben honrar de manera especial como mínimo una vez al año,
preferentemente durante la celebración del año nuevo guanche o durante el
Beñesmer.
El
mundo de los espíritus dentro de la teogonía de nuestros antepasados, es
complejo y ha sido poco estudiada. La información que nos ha llegado es poca y
confusa debido a que las creencias y ritos de la religión guanche fue
brutalmente reprimida como hemos dicho por el fanatismo cristiano, sí bien el
pueblo guanche se esforzó por conservar sus prácticas religiosas, el transcurso
del tiempo y los nuevos métodos de penetración empleados por la iglesia
católica, obligó a los detentadores de los ritos guanches a sincretizar dentro
de los ritos cristianos sus creencias como único medio viable para la
supervivencia de las mismas. En la actualidad, aún perduran y se practican
determinados ritos de nuestra religión ancestral, pero estos son celosamente
guardados por un número muy limitado de familias que son depositarias de éste
legado religioso, las cuales observan un
total hermetismo sobre los mismos, traspasado estos conocimientos entre
miembros de una misma familia, preferentemente de abuelos a nietos, y de tíos a
sobrinos manteniendo así, el culto primitivo, y también los aspectos
hereditarios del sacerdocio.
Este aspecto secreto del culto,
mantenido durante generaciones ha venido hurtando a la curiosidad del
investigador y del curioso muchos de los pormenores del culto guanche a los
espíritus, así, en este estado de la cuestión, no es de extrañar que algún investigador
haciendo uso de su profundo academicismo, diga con razón: “Resulta difícil
comprender de las fuentes escritas qué
idea tuvieron los guanches acerca del espíritu de sus muertos, a donde iban en
que lugar residían y, en general toda, todo lo relativo a su concepción sobre
este aspecto siempre difícil de explicación para el comunicante, así como para
quien recibe la información.
En este caso, probablemente, la
transmisión de estas ideas resultaría más difícil para los informantes que
serían muy reservados a la hora de manifestar sus opiniones sobre cuestiones
siempre tan difíciles de comunicar, como por el deseo expreso de no desvelar
hechos íntimos, seguramente en una cierta aureola de misterio, así como también
por la propia formación religiosa de quien la recibe. El Padre Espinosa,
recopilador de la información de los guanches, trasmite así su idea acerca del
“alma” <<...más ni conocían inmortalidad de las almas A. Espinosa, 1980:
35). En el sentido en que es conocida por un cristiano, con toda probabilidad
no supieron qué era. Un testimonio se recoge en la crónica de A. Sedeño”.
(Antonio Tejera Gaspar, 1988: 48-9)
Esta “aureola de misterio”
a que hace referencia el Sr. Tejera, no debiera sorprenderle ya que el propio
Espinosa da la explicación cuando nos dice: “Esto es lo que de las costumbres de los naturales he podido, con mucha
dificultad y trabajo, acaudalar y entender, porque son tan cortos y encogidos
los guanches viejos que, si las saben, no las quieren decir, pensando que
divulgarlas (a extranjeros) es menosprecio de su nación...”). (Fray Alonso
de Espinosa, 1980: 45)
La negativa mostrada por nuestros
antepasados a mostrar los fundamentos de nuestra ancestral cultura y religión
ante los invasores europeos, a la vista de las profanaciones de que eran objeto
por parte de los mismos, quedó recogida en un documento de súplica que los
invasores y colonos remitieron a la corte de la metrópoli del cual extraemos
los siguientes párrafos: […] y demás
desto muchos esclavos guanches que se huen andan alçados cinco o seis años
entre los libres, porque como todos son de una nación y biven en los canpos e
sierras acójense y encúbrense unos a otros y esto házenlo tan sagazmente, de
más de ser la tierra aparejada para ello, segund los barrancos e malezas e cuevas
y asperujas que no se puede saver sino por presunciones.
Especialmente por que es jente que aunque unos a otros se quieran mal
encúbrense tanto e guárdanse los secretos que antes morirán que descobrirse y
tienlo esto por honra y este estilo tenían antes que la dicha isla se ganase y
todavía se les a quedado, pues saverlo dellos por tormentos es inposible aunque
los hagan pedaços, por que jamás por tormento declaran verdad y por ser de esta
condición e manera es gente muy dañosa.[…] (Elías Serra Rafols y Leopoldo de la
Rosa Olivera, t. 2, 1996:282)
Por otra parte, debemos tener en
cuenta que por la época en que escribió su obra Espinosa, y aún muchos siglos
después, la iglesia católica negaba el que los guanches-mazigios; los indios, e
incluso las mujeres del propio orbe cristiano tuviesen “alma”, concepto éste
netamente cristiano, por lo cual para el resto de la humanidad que estaba fuera
de la órbita de influencia del catolicismo, eran poco más que animales
provistos de cierto entendimiento.
El concepto de “alma” tal como lo
interpretan los cristianos, es muy diferente de la concepción que de “espíritu” o maxio tiene el guanche, por ello
para el guanche, cuando el cuerpo físico muere el Espíritu Vital le acompaña, y
éste, como parte integrante del ser, siente las mismas necesidades que el
cuerpo físico, hambre, sed, congojas y penas, y siente alegrías y felicidad, ya
que para el guanche, la muerte no supone una separación de la comunidad, sino
un cambio de estado, un pasar a otra vida, en la cual tienes las mismas
emociones, las mismas actividad e
incluso las mismas necesidades que en este plano, por lo que este nuevo estado
no supone una pérdida de contacto con los suyos y con la comunidad, contacto
que mantienen mediante el Espíritu Vital.
En ese nuevo estado del ser, tanto el cuerpo
como el espíritu precisan –simbólicamente-comer y beber - aunque en menor
proporción -, consiente de ello los vivos cuidan de los muertos aportándoles
regularmente comida y bebida en las tumbas. Este rito mortuorio estuvo vigente
en Canarias hasta mediados del siglo XIX, como veremos en otra parte, los deudos dejaban en las tumbas de sus seres
queridos raposas de papas, botas de vino, gofio, quesos, leche, baifos y
gallinas, y en general frutos de la tierra, productos que después eran
aprovechados por los párrocos hasta que un iluminado Obispo prohibió estas
practicas por considerarlas paganas, lo que produjo un considerable quebranto
para las despensas de los párrocos, y sustancioso aumento de las rentas
episcopales, pues las ofrendas en “especies” se sustituyeron obligatoriamente
por misas dedicadas a los difuntos pagadas en dineros en metálico. Hoy en día
aquella piadosa práctica se limita por imposición de la iglesia católica a la
colocación en los sepulcros unos ramos de flores.
El viaje de los maxios o
espíritus. ”Los guanches y, con toda probabilidad el resto de las poblaciones
insulares creían que los espíritus de sus antepasados iban a parar a la Sol,
astro que, que como se estudia en otro lugar, consideraban como Ser Superior
por excelencia y era, por tanto, objeto de adoración. Esta deidad solar se sintetizaría de la siguiente manera:
creían que los Espíritus Libres de sus antepasados iban a parar a la Sol, y
cada mañana a su salida por el Este aparecían por el firmamento, realizando el
itinerario diurno hasta que finalmente desaparecían, para de nuevo regresar al
día siguiente. En muchas culturas este viaje de las almas en su morada solar se
ha simbolizado con un carro; en Tenerife
este medio se ha sido sustituido por pájaros y, en islas como El Hierro se
asimiló a una casa.
Es posible que nuestra lectura
resulte excesivamente forzada y los argumentos no aparezcan suficientemente
contrastados, pero queremos que se entienda como hipótesis de trabajo dentro de
la cosmovisión guanche que hemos venido exponiendo.” (Antonio Tejera Gaspar,
1987:51)
En este planteamiento del
profesor Tejera Gaspar, sobre el viaje de la barca (o pájaro) solar creemos ver
un claro paralelismo con el viaje de la
deidad egipcia Ra (Magek). El demiurgo solar, por medio de una sucesión de
creaciones, pone en marcha un universo cerrado, animado por un mecanismo exacto
completamente a su servicio. Un himno, por ejemplo, ofrece una descripción
teórica de su acción y de su poder en el seno de este espacio: <<Yo te
saludo, Ra, en el momento de [tu] salida, Aton, en el momento de tu puesta.
Sales cada día, brillas cada día, apareciendo glorioso, rey de los dioses. Tú
eres señor del cielo y Señor de la tierra; has creado a los seres de arriba y a
los de abajo.
Dios único que al ser por primera
vez, que ha hecho al país y creado a los seres humanos, que ha el Nun [...] ,
que ha hecho las aguas y hace vivir a todo lo que en ellas se encuentra, que ha
levantado las montañas y dado la existencia a los hombres y a los rebaños [...]
joven divino muchacho, heredero de la eternidad, que se ha engendrado y dado a
luz así mismo, absolutamente único en diversas formas.>> ( Dimitri Meeks
et al, 1965:163) Este carácter solar, aquí atribuido a Ra, es aplicable a Magek
en cualquiera de las representaciones que tiene en las diferentes Islas
Canarias. En nuestras islas, como en Egipto se adora a la Sol, como una de las
manifestaciones de la Diosa-Madre Chaxiraxi como tendremos oportunidad de ver.
El Dios Ra, (en nuestro caso Magek) materializado en la Sol, aparece por
oriente todos los días y después de hacer su recorrido diurno desaparece hacía
la tierra de los muertos por occidente para iniciar -como también creen las
religiones mesoamericanas- su viaje nocturno por el mundo subterráneo
donde habitan los muertos; un viaje que
recorre la deidad en “barcas mágicas” no visibles para los humanos.
En cuanto a la comunicación con
el Más Allá, veamos algunas de las relaciones que dioses semi-dioses y
espíritus mantienen con el otro mundo dentro del panteón egipcio: “Las
opiniones sobre el origen de la creación del Más Allá no son unánimes. Por lógica, este lugar abría
sido creado para Osiris y, a continuación, para todos aquellos, dioses u
hombres, destinados a permanecer en él. Sin embargo, que en la génesis del
mundo de desechos, muertos que por no haber vivido en el momento fundamental de
la aparición de la luz, a los que había que alojar en algún sitio. De hecho
según algunas tradiciones, el demiurgo
solar abría creado el Más Allá para su reposo nocturno. Así pues, <<el
imperio subterráneo de los muertos procedía de una idea>>, es decir, de
una invención, que el demiurgo abría llevado a cabo con mucho trabajo. Cuando
el tiempo cíclico se establece, el Sol sólo pasa por el Más Allá en un breve
viaje nocturno que <<hace que la oscuridad sea aceptable>> para los
habitantes de esos lugares. Como los habitantes del Más Allá no pueden soportar
la plena luz, la Sol por iniciativa propia, reduce la intensidad de su resplandor
cuando viaja por esos dominios, hasta el punto de aparecer <<oscuro y
nublado>>. Cuando penetra en esos lugares los habitantes del Más Allá
deben renunciar a la tibieza de sus cuerpos y de sus respiraciones, signos de
la vida terrestre; el Sol les calienta cuando pasa cerca de ellos y los
despierta a la vida durante un breve instante. El otro mundo es el lugar donde
<<los rostros están invertidos>> y las cosas son difícilmente
accesibles. Los mismos dioses no conocen bien el camino que Osiris siguió para
llegar hasta el Más Allá y temen penetrar en los caminos que pudieran conducir
hasta allí. Las almas de los muertos también tienen dificultades para llegar al
Más Allá, pues deben atravesar la tierra y superar diversos obstáculos. En
algunos textos, los dioses del cielo y del Más Allá están separados como si no
tuvieran posibilidad de encontrarse, eso demuestra hasta que punto es difícil
el Más Allá y los otros sectores de la creación se comuniquen entre sí, Es
verdad que acercando el oído al suelo, a veces se pueden escuchar unas llamadas
que provienen de debajo de la tierra, pero el vínculo que se establece de esa
forma es muy débil.” (Dimitri Meeks et al. 1965:132-33)
Aquí encontramos otro paralelismo
entre las practicas religiosas egipcias y las de los guanches, éstos empleaban
un medio para comunicarse con los espíritus de sus antepasados cuando la
comunicación era urgente y no podían o no querían esperar a efectuar otros
rituales más complejos; el método consistía en valerse de cualquier hendidura profunda
del terreno y, a través de ella comunicarse con los espíritus de los ancestros,
cuando no disponían de grietas naturales, simplemente abrían un hoyo en el
terreno, y tendidos en el suelo hablando a través de él se comunicaban. Así
mismo, tenían otro medio de comunicación con los espíritus, consistente en los
llamados bucios de piedra, éstos son unas rocas que se encuentran en
determinados lugares y que han sido perforadas por agentes naturales en forma
de bocinas, las cuales eran usadas como amplificadores de la voz para
comunicarse con los espíritus de los antepasados, en la actualidad, existe un
ejemplar en Igueste de Candelaria, conocida precisamente como el “bucio de los
guanches.” Es posible que determinadas piedras de origen volcánico, perforadas,
de manera natural y otras trabajadas por el hombre que han sido encontradas en
cuevas, estuvieran dedicadas al fin
comentado.
En la teogonía guanche como es
bien sabido el culto universal está dedicado a la Diosa-Madre Chaxiraxi y a sus
paredros La Sol, representada en Magek. “Como la más poderosa y benéfica de los
dioses, cuyo emblema en la tierra es <<el fuego nacido de su
seno>>, tenido por sagrado. Autora de la vida del hombre, tributabánle
los epítetos más cariñosos llamándole <<madre>>, siendo para los
moribundos un consuelo supremo exhalar
el último suspiro con los ojos fijos en el divino astro. Todas las mañanas y
antes de la amanecida los kankus o
sacerdotes de la Sol adornados con guirnaldas de hojas de viñático,
dirigiéndose en comunidad tocando
chácaras, flautas y tambores a determinados lugares, para impetrar del
dios su presencia en la tierra y saludarle con himnos y danzas. Cuando aparece
sobre el horizonte, desde el rey al último vasallo postrábanse de rodillas con
las manos en alto para venerarla, otros
saltaban, bailaban, silbaban o lanzaban gritos de entusiasmo.” (Juan
Bethencourt Alfonso, 1994, t. II: 269)
La tamusni, nos ha trasmitido la
ubicación de varios de los lugares donde los kankus llevaban a efecto estas
ceremonias matinales de la bienvenida a la Sol, especialmente en la parte sur de la isla de
Chinech (Tenerife,) zona que permaneció durante mucho tiempo alejada de la
aculturización católica, debido a que los conquistadores no osaron adentrarse
masivamente por estas tierras durante los dos primeros siglos inmediatamente
posteriores a la invasión y conquista, lo que facilitó que se conservasen las
costumbres y tradiciones durante mucho más tiempo así tenemos que: “Era sagrado
el fuego que procedía de Magek, como el rayo, relámpago, el obtenido por
frotamiento de dos maderos, el doméstico y en una palabra el que no tuviera su
origen en Chinechi o infierno. Y hoy como antes, sigue siendo sagrado.
No hay campesino que se atreva a injuriarlo, ni escupirlo. Aunque hacen
hogueras en San Juan, San Pedro y otros días del año, para muchos la fecha y el
santo es el pretexto, como en las famosas hogueras de Chirche y Aripe
de Guía, por que en el fondo dedicadas a Magek.” (Juan Bethencourt Alfonso,
1994, t. II: 279)
“En todos los reinos tenían
señalados estos diferentes lugares para las diferentes épocas del año, que nos
hacen pensar se estarían en relación con los
cambios de la Sol. En el reino de Güímar, uno de los puntos era la
montaña de Archaco, y para el clero de Arafo unas veces el roque de Chiguergue,
otras el de Jóaquina, y a al de Iserse o a montaña de <<Arguama
o Montaña Santa>> en Igueste.(Ibíden)
En el reino de Abona, hacía Fasnia: a la <<Montaña
de Santa>> o de Fasnia, ya a la
<<Montaña de la Gloria>> en Icor, o al <<Llano Santo>>
al E. de Chajaña de Arico; y por la parte de Granadilla, a la <<Montaña
Santa>>. (Ibíden)
Por el reino de Adeje, al <<Roque de Jama>>
etc. Aún en los pueblos del Sur (isla de Tenerife) se oyen las frases, aunque
ya con sentido irónico: <<¡vete a buscar el sol>>; y todavía es
bastante conocida la broma que gastan con los de Arafo llamándolos
<<cancos>> y diciéndoles que vayan a buscar el sol. (Juan
Bethencourt Alfonso, 1994, t, II: 279)
Todos estos lugares cultuales mencionados por Bethencourt
Alfonso, así como otros muchos existentes en toda la orografía insular,
reafirman su condición de lugares sacros por el hecho de que han sido
sincretizados por la iglesia católica, por ello, vemos en las cimas de las
montañas o en los llanos pequeñas ermitas o cruces implantadas con el ánimo de
“santificar” desde el punto de vista del ritual católico, estos lugares sacros
de nuestros ancestros.
Es tradición y esta
recogida por la tamusni, que cada mañana antes de amanecer, los Kankus de
Arafo, se desplazaban tocando el Tajaraste hasta el lugar del Pino Santo, donde
al presente se encuentra una pequeña capilla dedicada a un Cristo del Pino,
para dar la bienvenida a la Sol, recitando entre otras, la siguiente oración:
¡¡Uh!! Magné Mastáy Achen tumba Manéy.
Tanemir uhana gek magék Enehana benijime harba
Enaguapa acha abezan.
Cuya
traducción al castellano es la siguiente:
¡¡Oh!!
Madre del cielo Madre de la tierra
¡Oh!
Madre del cielo, Madre del crecimiento
de la hermandad,
Madre
de lo nuevo’.
Gracias
poderoso Sol / por salir un día más
para alumbrar la noche.
Esta oración que encierra en sí todo un tratado de
filosofía espiritual, es una de las básicas en todos los templos de la isla de
Chinech (Tenerife,) y es presumible que lo fuese en el resto del Archipiélago
con igual o similar contenido ya que también está recogida en Tamaránt.
Posiblemente la traducción no se ajuste totalmente al sentido de la oración en
lengua guanche debido a la corrupción recibida al ser vertida al castellano,
aun así, en el presente es una de las oraciones de acción de gracias que
dirigimos la Diosa-Madre Chaxiraxi en su
aspecto como Magek, es decir, la Sagrada Sol, pues como hemos dicho
anteriormente, en la cultura guanche-mazigia tanto el Sol como la Luna cambian
de genero
LOS ESPIRITUS INTERMEDIARIOS, TEMA DIFÍCIL: Algunos
autores contemporáneos han afirmado que, el hombre del XXI desarrolla su vida en un mundo de desconfianza y
materialista, para el que el tema de los espíritus le resulta difícil. Esa
afirmación resulta exagerada, ya que supone adsulutizar una imagen del “hombre
de hoy” (bien entendido que cuando decimos hombre nos referimos indistintamente
al hombre y a la mujer) lo que es, expresión tal vez sólo de algunos ambientes.
Sin embargo, y con esa reserva, conviene tenerla presente, a fin de atender
pastoralmente a esa situación. Estas dificultades de asunción por parte del
hombre Canario actual del hecho espiritual viene motivado
por la herencia recibida de siglos de alienación mental llevada a cabo por
la religión impuesta y dominante.
El hombre del siglo XXI se halla
habituado a la desconfianza racional de todo lo que no cae bajo el dominio del
dato concreto de la experiencia. Quienes se mueven en esa esfera racionalista
acaban, como advierte Regamey, por negar de raíz todo el orden sobre natural y,
por tanto, la existencia de seres superiores al hombre, seres-espíritus.
Aun en el campo religioso, en el
que el peso de las costumbres y de las creencias es tan hondo, se evaden con
las teorías de los mitos: el espíritu como ente sería un personaje mítico.
Bultmann, que no puede zafarse de la presencia permanente del espíritu de la
Diosa (o Dios) adopta una actitud radical de negación “El conocimiento de la
potencia y de las leyes de la naturaleza ha extinguido la fe en los espíritus y
en los demonios. Los astros se mueven por leyes cósmicas; las enfermedades y su
curación son efecto de causas naturales. No se puede usar la luz eléctrica o
los rayos X e invocar el mundo de los espíritus” (L’interpretation du N.T.,
14243: París 1955.
Hay otra dificultad objetiva,
consistente en la imposibilidad de un conocimiento directo, por el método de la
experiencia de laboratorio, de la “mismidad” de esos seres superiores. Son
espíritus puros y, por tanto, se escapan, como objeto empírico de comprensión,
para la garra de la razón.
Hay, en fin, para el creyente-y
el teólogo lo es- un problema de tipo documental: Por un lado, la inmensa
tradición literaria y devocional, y por otro, los datos aportados por la
tamusni (historia oral) sobre la naturaleza de los maxios (espíritus). Por otra
parte, influye en la percepción del hecho presencial de los espíritus, el grado
de sensibilidad que muestre o posea la naturaleza del creyente.
La existencia de los espíritus
(maxios) es, fundamentalmente, una verdad de
fe. La fe será por consiguiente, el punto de apoyo para sondear la
naturaleza de los entes espirituales. Incluso la iglesia católica, que
históricamente se ha erigido en perseguidora de los espíritus “paganos”, admite
la existencia de éstos sincretizados como ángeles desde el Antiguo Testamento
hasta la actualidad. Así, la iglesia católica afirma en el credo la existencia
de <<seres invisibles>>; en el concilio IV de letrán (1215) y en el
Vaticano I (1870,) lo define expresamente; la liturgia católica canta la
existencia de los espíritus, en el Prefacio y los invoca en el Canon:
<<Te rogamos, oh Dios todopoderoso, que mandes llevar estos dones a tu
excelso altar por manos de tu santo Ángel>>. Para el hombre moderno canario,
<<que no acierta a pensar en los espíritus con la transparencia
espiritual y la sutileza de los antiguos>>, no hay otra argumentación que
ofrecerle sino es la de la fe. La razón – obstaculizada por prejuicios o
predisposiciones inculcadas por la religión impuesta no haya razones
demostrativas concluyentes -. Sin embargo, el Doctor de la iglesia católica
(Agustín de Hipona, de orígenes mazigio y pagano, que veneraba a Tanit antes de
su conversión al cristianismo) formula una razón de conveniencia de extraordinaria
hondura teológico, y perfectiva:
<<Es necesario admitir la existencia de algunas criaturas incorpóreas –
dice – porque lo requiere la perfección del universo>> (1 q50 al). Quien
ve con ojos limpios la obra creadora de
Dios, sabe encontrar y unir los hilos que lo tornan inteligible. Con
todo, es la fe la que juega aquí el papel primordial.
El análisis del teólogo se hace
sutilísimo. Los entes mediadores son criaturas totalmente espirituales,
sustancias completas, superiores al
hombre e inferiores a la Diosa, con una enorme capacidad de inteligencia y de
amor, elevadas al orden sobre natural, sometidas a una prueba que determinó la
distinción entre espíritus buenos y espíritus malos. Los espíritus buenos los
Espíritus Libres que están en la presencia de la Diosa, los Espíritus Vitales
bienaventurados, a los que se les permite morar en el Sagrado Valle de Eguerew,
<<forman una multitud inmensa, superior a la muchedumbre de los seres
materiales, porque la Diosa-Madre Chaxiraxi que mantiene perfecta la creación,
abre más la mano en la cantidad a medida que sus criaturas son más perfectas,
más espirituales. No hay, además dos entes de la misma especie, sino que cada
uno tiene la suya propia.
Sorprende el desdén que algunos
teólogos “modernos” sienten por el tema. El hombre canario actual demasiado
tecnificado, vive un mundo terreno, con actitudes humanas paradójicas, como
<<moradas vitales>> entrañan, en su diversidad, una lección: es
necesario llevar a los hombres hacía comprensión de la realidad de la realidad
del espíritu, liberándolo así de la estrechez mental materialista y
enriqueciendo así, sus espíritus. Para ello no hace falta extenderse en
imaginaciones sobre los espíritus maxios - lo que sería contraproducente -,
sino la firme adhesión a lo que los antiguos
nos han trasmitido, tratando de profundizar en el mensaje que está
impregnado de manera indeleble en nuestra naturaleza.
A parte del culto a determinados
entes espirituales, la devoción popular se ha centrado en los espíritus
custodios personales (muchos de ellos sincretizados en santos católicos).
La teología en su arquitectura
doctrinal presenta una fértil enseñanza sobre la misión de los espíritus
guardianes.
CAPITULO IV
LOS ESPÍRITUS, GENIOS O DIOSES
TUTELARES BENÉFICOS O MALÉFICOS EN LAS
DIFERENTES ISLAS: A igual que la iglesia católica y otras religiones
denominadas universales, cuentan con una serie de dioses menores, protectores
personales o de corporaciones los cuales ejercen funciones de patronos o
protectores, como p. ej. San Benito, protector de las cosechas y los
campesinos, Santa Cecilia protectora de la música y los músicos, Santa Lucía, protectora de los ciegos, etc.,
la Iglesia del pueblo Guanche también recoge en su teogonía a una serie de
espíritus o dioses intermediarios entre la Diosa-Madre y los hombres. Estos
espíritus, como hemos dicho extienden su acción benéfica o maléfica, no sólo
entre los seres humanos y los elementos de la vida cotidiana, sino que la hacen
extensivas a todos los aspectos de la naturaleza. Estos espíritus o maxios son
conocidos por diferentes denominaciones según en cada isla.
TITOREYGATRA (Lanzarote) Uno de los primeros
historiadores de nuestras islas, Frai J. De Abreu Galindo, de la secta
católica, no recoge para la isla de Lanzarote la existencia de dioses tutelares
limitándose a reseñar que: <<Adoraban a un Dios levantando las manos al
cielo. Hacíanle sacrificios en las montañas, derramando leche de cabras con
vasos que llamaban gánigos, hechos de barro.>> (Abreu Galindo,
1997:57)
<<Adoraban un ídolo de
forma humana, pero no se sabe quien era. Lo tenían en una casa como templo,
donde hacían congregación, la cual estaba rodeada por dos paredes, que entre sí
formaban un pasillo, con dos pequeñas puertas, una fuera y la otra en medio; y allí,
como en un laberinto, entraban a sacrificar leche y manteca. Algunos pretenden
que entre estos bárbaros hubo otras clases de idolatría, de las cuales la
verdad es que no se tiene ninguna seguridad. (Leonardo Torriani, 1959:41)
Esta isla y la de Erbania (Fuerteventura,) fueron las
primeras en recibir de manera masiva el impacto catequizador del catolicismo,
lo que indudablemente contribuyó a la temprana erradicación de la ancestral religión del pueblo, además del
brutal despoblamiento llevado a cabo por los piratas normandos y castellanos de
Bethencourt, mediante la saca de esclavos. Es por ello que la documentación
llegada hasta nuestros días es escasa, no obstante la epigrafía recogida en los
grabados rupestres nos habla de una cosmogonía riquísima, pero tendremos que
esperar a que las investigaciones de los especialistas consigan descifrar los
mensajes que encierran, de los que solamente conocemos ligeros fragmentos
aportados por Bethencourt Alfonso y
Rafael Muñóz.
ERBANIA (Fuerteventura:) Había en isla dos
mujeres que hablaban con el demonio (designación que los católicos aplicaban a
los espíritus mediadores “paganos”); la una se decía Tibiabin y la otra
Tamonante. (La que deletrea, la que divulga, Ignacio Reyes García, 200:126-7) Y
quiere decir que eran madre e hija, y la una servía de apaciguar las
disensiones y cuestiones que sucedían entre los reyes y capitanes, a la cual
tenían mucho respeto, y la otra era por quien se regían en sus ceremonias.
Éstas les decían muchas cosas que les sucedían. Fray J. Abreu Galindo,
1977:59-60)
La isla de Fuerteventura, cuando
fue conquistada, era dominada por muchos duques y por dos mujeres principales,
las cuales eran sumamente respetadas por todos. La una se decía Tamonante, la
cual regía las cosas de la justicia y decidía las controversias y disensiones
que corrían entre los duques y los principales de la isla, y en todas las cosas
era superior en su gobierno. La otra era Tibiabin, mujer fatídica y de mucho
saber, quien, quien por revelación de los demonios o por juicio natural,
profetizaba varias cosas que después resultaban verdaderas, por lo cual era
considerada por todos como diosa y venerada; y ésta gobernaba las cosas de las ceremonias y los ritos como sacerdotisa.
(Leonardo Torriani,1959:75)
Son rudísimos, pertinaces en su
secta, tienen templos donde hacen sacrificios con humo de cosas que queman,
como no sea carne, sino cebada, dátiles, asisten hombres y mujeres.
La isla de Fuerteventura fue
dividida al través con una Pared de más de
cuatro leguas de mar a [mar], término de dos Reyes, el de hacía Canaria
llaman Ayose y el de hacía el Norte Guise; cada uno se gobernaba por una mujer,
que ambas hablaban con el demonio, llamadas Tamonante y Tibiabin, éstas
apaciguaban las discordias, maestras de ritos y ceremonias, avisaban de casos
contingentes.(Marín de Cubas, 1993:104-5)
De estos textos de se desprende
que en la isla de Fuerteventura, tanto el poder político como el religioso eran
ejercidos por mujeres siendo además hereditario, es plausible que similar
sistema de gobierno tanto laico como religioso debió existir en Lanzarote.
Imperando al igual que en el resto de las islas el matriarcado. A pesar de que
Marín de Cubas, nos dice que “eran pertinaces en su secta” y que tanto
Tamonante como Tibiabin, “eran maestras de ritos y ceremonias,” no nos dice nada sobre los nombres de las
deidades ni sobre sus ritos, posiblemente no porque no los supieran, sino por
temor a la Inquisición española la cual mostraba un celo excesivo en cuanto a
la divulgación de los contenidos de la religión de los antiguos Canarios.
ESERO (Hierro:) Adoraban los herreños dos
ídolos fingidos en la mente devotos de hombre y ganados machos, Orajan de
mujeres y hombres; Mon, a quién pedían agua y buenos temporales y hacían
juramento; no les hacían sacrificios ni otra ofrenda, ideábanlos en dos riscos
o peñascos, cercano uno del otro, muy altos delgados y peinados como torreones,
en el término de Bentaiga y hoy llaman Los Santillos de los Antiguos: la
rogativa para la lluvia era juntarse alrededor de ellos así hombres como sus
ganados repartidos a cada uno, los machos a uno, las hembras a otro, acorralados, ayunando por
tres días, unos dando voces y gritos, bailando alrededor del peñasco, otros balando
y gruñendo, y con dar vueltas en torno
lloraban a gritos; y si no llovía enviaban un adivino a la cueva Artheita en el término Tacuitanta,
y entrando invocaba a los ídolos, y le salía un cochinito llamado Orafaibo, que
significaba medianero, y venía con él bajo el tamarco, a los demás, y era
recibido con fiesta y baile; y lo tenía hasta que llovía lo bastante, y este
animalito era el medianero de las lluvias, y suelto a la vista de todos volvía
a la cueva. (Tomás Marín de Cubas, 1993:108)
Los hombres adoraban a un ídolo
macho, y las mujeres a una hembra. Al macho llamaban Eraoranhan, y a la
hembra Moneiba; les hacía oraciones, sin sacrificio, y creían que vivían
en los altísimos peñascos. Además de estas cosas, tenían en gran veneración el
cerdo, y el demonio, a quien llamaba Aranfaibo, se les aparecía en esta figura.
Cuando tardaban las lluvias, ayunaban tres días seguidos y gritaban al cielo,
llamando el agua, estando en un lugar reservado para ello, llamado Tacuitunta,
que estaba cerca de una cueva, llamada Abstenehita; y de esta cueva a
sus gritos salía fuera el demonio en figura de cerdo, y les daba la lluvia.
(Leonardo Torriani, 1959:214)
Adoraban los naturales de esta
isla del Hierro dos dioses ídolos, que los fingían macho y hembra. Al macho
llamaban Eraoranzan y a la hembra Moneiba. Los hombres eran
devotos del varón, y las mujeres de la
hembra; y esta devoción se entendía por los juramientos, ruegos y peticiones
que hacía. No les sacrificaban más de rogarles por los temporales, para yerbaje
a sus ganados. Y a estos sus ídolos o dioses no los tenían hechos de alguna
materia, sino solamente eran intelectuales, fingiendo que su habitación y lugar
para hacerles bien era en dos peñascos cumplidos a manera de mojones que está
en un término que llamaban Bentayca, que hoy llaman los Santillos de los
Antiguos; y que, después de oídos y cumplido el ruego, se subían al cielo.
Y, como no tenían otra noticia
sino esta falsa opinión, después de ganada la isla por los cristianos y
doctrinados y instruidos en la fe, aplicaron a Dios Nuestro Señor el nombre de Eraorazan
y a la Virgen María el nombre de Moneyba. Y, como estos isleños eran gentiles idolatras
y les faltaba la lumbre de la fe, y el demonio es padre de la idolatría, por la
actitud que había en ellos, había el demonio ganado crédito con ellos y hacían
que lo adorasen. Y, como el principal sustento de los herreños era el ganado,
ya que por las sementeras no les pusiese cuidado la falta del agua, poníanles
por los yerbajes y pastos para el ganado. Y así, cuando veían tardar las aguas
en el invierno, juntábanse en Bentayca, donde fingían estar sus ídolos, y
alrededor de aquellos peñascos estaban sin comer tres días, los cuales con el
hambre lloraban y el ganado balaba, y ellos daban voces a los dioses ídolos,
que les mandasen agua. Y, sí con esta diligencia no llovía, uno de los
naturales, a quien ellos tenían por santo, iba al término y lugar que llamaban
Tacuytunta, donde está una cueva que decían Asteheyta, y, metiéndose dentro e
invocando los dioses ídolos, salía, de dentro un animal en forma de cochino,
que llamaban Aranfaybo, que quiere decir <<medianero>>; porque,
como aquellos gentiles veían que por sus ruegos no alcanzaban lo que pedían,
buscaban medianero para ello. Y a este Aranfaybo, que era el demonio, tenían ellos
en lugar de santo, y era amigo de Eraorazan. Y, como salía, lo tomaba y lo
llevaba debajo del tamarco a donde estaban los demás esperando con sus ganados,
alrededor de aquellos peñascos; y andaban todos dando gritos y voces en
procesión , a la redonda de aquellos dos riscos, y llevando el cochino debajo
del tamarco. Y, como el demonio es grande artífice de cosas naturales, hacía
llover, porque fuesen ciegos tras su adoración. Y, si vía el que llevaba el
cochino que era menester más agua, teníase consigo este demonio y, cuando le
parecía que había llovido lo necesario, largábalo y volvíase a su cueva, a
vista de todos. (FR. J. de Abreu Galindo, 1977:90-91)
No deja de ser loable la ingenua
credulidad de estos autores, no sólo afirman que el pobre cochino es el demonio,
sino que además sostienen que éste proporcionaba la lluvia solicitada por los
bimbaches (herreños). No cabe duda de que los sacerdotes bimbaches (herreños)
como los de cualquier otra religión, eran perfectos conocedores de la
climatología de la isla y maestros de las cabañuelas, por tanto, sabían con
bastante aproximación cuando iban a producirse las lluvias, convocando al
pueblo a las rogativas en fechas próximas a que estas se produjeran, con lo
cual era difícil que fallara la petición de lluvias, y, si estas no se
producían en el tiempo estimado, siempre le quedaba al zahorí el recurso de
alargar el tiempo de la rogativa haciendo uso del intermediario. Lo que queda
claro, según se desprende de estos textos es que tras las rogativas en un
tiempo más o menos razonable siempre se producía la lluvia aunque esta fuese
provocada por el “demonio”. Y, considerado seguro el método de los canarios
para obtener las tan necesarias lluvias, la iglesia católica no dudó en
apropiárselo, y así, en lugar de sacar al Aranfayfo en las rogativas, se sacaba
–y se saca – en procesión a los santos, vírgenes y cristos católicos con el
mismo fin. Naturalmente, tuvo que pasar un determinado tiempo para que el clero
cristiano fuese conociendo las peculiaridades climáticas de las islas, así una vez conocidas éstas, o bien
asesorados por prácticos del país, atendían las solicitudes de los feligreses
de sacar las imágenes en rogativa de lluvias, si las condiciones metereológicas
eran favorables, o bien las posponían con cualquier pretexto hasta que estas
fueran idóneas, así casi siempre conseguían que la procesión tuviera el excito
deseado, con gran felicidad por parte de los feligreses. Como podemos ver, la
iglesia no ha hecho otra cosa que cambiar el intermediario de que se vale el pueblo
para solicitar a la deidad la ansiada lluvia “arrimando el ascua a su sardina”.
BENAHUARE (La Palma:) Eran idolatras,
porque adoraban al demonio en forma de perro, a quien llamaban Haguanran; y
decían ellos que éste moraba en el cielo, al que decían Tigotan, y en tierra,
en la cumbre de las montañas llamadas Tedote; y
encima de ésta hacían sus sacrificios de leche y de mantequilla.
Eran estos palmero idolatras; y
cada capitán tenia en su término a donde iban adorar, cuya adoración era en
esta forma: Juntaban muchas piedras en un montó en pirámide, tan alto cuanto se
pudiese tener la piedra suelta; y en los días que tenían situados para
semejantes devociones suyas, venían todos ellos allí, alrededor de aquel montón
de piedra, y allí bailaban y cantaban endechas, y luchaban y hacían los demás
ejercicios de holgura que usaban; y estas eran sus fiestas de devoción. Pero no
dejaban de entender que en el cielo había a quien se le debía reverencia; y al
que ellos entendían que estaba en el cielo, y lo llamaban Abora. Pero el
capitán o señor de Acero, que es la
Caldera, no tenía estos montones de piedras, a causa de que entre el naciente
de las dos aguas que nacen en éste término está un roque o peñasco muy delgado,
y de altura de más de cien brazas, donde veneraban a Idafe, por cuya
contemplación al presente se llama el roque de Idafe. Y tenían tanto temor no
cayese y los matase que no obstante aunque cayera, no les podía dañar por estar
las moradas de ellos muy apartadas, por sólo el temor acordaron que de todos
los animales que matasen para comer, diesen a Idafe, la asadura. Y así, muerto
el animal y sacada la asadura, se iban con ella dos personas; y llegados junto
al roque, decía cantando, el que llevaba la asadura: Y iguida y iguan Idafe;
que quiere decir: <<dice que caerá Idafe>>. Y respondía el otro,
cantan – Que guerte yguan taro; que quiere decir: <<dale lo que
traes, y no caerá>>. Dicho esto, la arrojaba, y daba con la asadura, y se
iban; la cual quedaba por pasto para los cuervos y quebrantahuesos, que en esta
isla llamaban guirres.
Tenían gran cuenta con los días,
por las lunas, a quien tenían en gran veneración, y con el sol.
A estos palmeros se les aparecía
el demonio, en figura de perro lanudo, y llamábanlo Iruene.(FR. Abreu
Galindo, 1977:270)
Eran grandemente idolatras ó
devotos, en cada término de los
referidos había gran montón de piedras solas, y en ciertos días disputados de
la luna, venían a él todos los vecinos de la comarca a bailar y cantar endechas
y corridos y a luchar, y comían allí carnes medias crudas y asadas, y leche y
otras cosas de su uso. Entienden que en lo alto hay un Señor todopoderoso que
gobierna todo lo criado, a quien llaman Abora; los del territorio de Eccero en
lugar del montón de piedras tiene un roque muy alto y delgado de más de cien
brazas, muy venerado y de tanta estimación como ídolo llamado Aidafe, a éste
iban a pedir en sus necesidades les socorriese, y porque siempre estuviese
enhiesto y no cayese le rogativas y ofrecían las asaduras de todos los animales
que mataban en aquella rogativa; todos los vecinos y cofrades llevaban las
asaduras entre dos cantando y respondiendo, muy poco a poco, y el uno decía:
“Iguida iguan Aidafe”, que significa “dice Aidafe que se ha de caer”, y
respondía el otro: “Quegueire iguantaro”, “pues dale lo que llevas y no caerá”,
y llegando al pie del risco las arrojaban y las comían las aves, cuervos,
milanos, guirres o quebrantahuesos. Contaban los días por lunas y los años por
el sol, y tenían a estos planetas grande veneración. El demonio se les aparecía
muchas y frecuentes veces en figura de perro lanudo; llámanle Iruene. (Tomás
Marín de Cubas, 1993: 217-8)
TAMARÁNT (Gran Canaria:) Entre las mujeres canarias habían muchas como
religiosas, que vivían con recogimiento y se mantenían y sustentaban de lo que
los nobles les daban, cuyas casas y moradas tenían grandes preeminencias; y
diferenciábanse de las demás mujeres en que traían las pieles largas que les
arrastraban, y eran blancas: llamábanlas magadas, los malhechores que se
acogían a sus casas no eran castigados. A las casas llamaban Tamonante en
Acoran, que es decir <<casa de Dios>>. Tenían casas donde se
encomendaban al Dios que estaba en lo alto, que decía Almogaren, que es
<<casa santa>>; las cuales rociaban todos los días con leche, y
para ello tenían cabras diputadas, y no le quitaban los garañones en todo el
año, porque no les faltase la leche. Decían que en lo alto había una cosa que
gobernaba las cosas de la tierra, que llamaban Acoran, que es Dios.
Tenían dos riscos muy altos, donde iban con procesiones en
sus necesidades: el un risco se llamaba Tirmac, el término de Galdar, y el otro
risco se llamaba Umiaya, en Tirajana que dicen los Riscos Blancos, término de
Telde; y quien juraba por Tirmac o por Umiaya, se había de cumplir por ser
juramento grave. Adoraban a Dios alzando las manos juntas al cielo. Cuando
faltaban los temporales, iban procesión, con varas en las manos, y las maguadas
con vasos de leche y manteca y ramos de palmas. Iban a estas montañas, y allí
derramaban la manteca y leche, y hacían danzas y bailes y cantaban endechas en
torno de un peñasco; y de allí iban a la mar y daban con las varas en la mar,
en el agua, dando todos juntos gran grita. No tenían distinción en los días del
año, ni meses, más que con las lunas. (FR. Abreu Galindo, 1977:156-7)
...En efecto, entre ellos no hubo
idolatría ni predicación evangélica, sólo que, al igual que los atenienses
adoraban un Dios desconocido e invisible, y le hacía sacrificios. Lo
consideraban inmenso y lo crían en todas las cosas; pero no como hombre, ni
como alma del mundo, como lo comprendía Varrón, sino como mente divina que
gobierna los cielos y las estrellas y los elementos, según lo confesaban los
platónicos, los esotéricos y los pitagóricos.
Tenían los canarios un sacerdote
llamado Faicag, a quien cumplía hacer oración y los sacrificios. También
tuvieron casas de vírgenes a modo de convento, que llamaban Tamonante en
Acoran, es decir <<templo de Dios>>. Fueron los canarios verídicos y nobles. (Leonardo Torriani, 1959:
94-5)
Decían que Acoran Dios sólo,
eterno omnipotente, y le adoraban idea; juraban por Majec, que es el sol,
decían ser un solo demonio, que él sólo padecía tormentos y fuego eterno en las
entrañas de la tierra llamado Gaviot, al alma tenían por inmortal hija de
Majec, que padece afanes, congojas, angustias, sed y hambre, y llévanles de
comer a las sepulturas los maridos a las mujeres y ellas a ellos; a los
fantasmas llaman Majios o hijos de Majec; llaman Tibicenas a las apariciones
del demonio, que muchas y frecuentes veces al día y de noche se aparecían en
forma de perros lanudos y otras de aves como pava, gallina con pollos, becerro,
etc. Adorábanles en muchos sitios sagrados y venerados, así montes, cuevas,
bosques, casas, riscos, y juraban por, muy solemnemente; el mayor adoratorio
donde hacía romerías era Almogaren de Umiaya, que es una casa de piedra sobre
un alto risco en Tirajana, llamado Risco Blanco, que fueron de Antón de la
Santidad, conquistador aún allí hay tres braceros cantos grandes, donde
quemaban todos frutos menos carne, y por el humo si iba derecho o ladeado,
hacían su agüero, puestos sobre un paredón a modo de altar de grandes piedras y
enlosado en lo alto del monte, y ha quedado una capilla y sacarrones, dentro
todo de una gran cerca de piedras muy grandes, y es el risco el más descollado
de todos aquellos sitios. Estas casas o sitios de adoración las regaban con
leche de cabra, que todo el año reservaban un ganado para estos señalado,
habían hombres que vivían en clausura a modo de religión; vestían de pieles,
largo el ropón hasta el suelo; barruntaban el porvenir y eran Faisajes;
observaban algunas moralidades y en corrido sabían de memoria la historia de
sus antepasados, que entre ellos se quedaban consejas de los Montes Claros de
Atlante en África en metáforas de palomas, águilas; éstos eran maestros que
iban a enseñar muchachos a los lugares; había nobles, y villanos para enseñar
lo que conviniese a los villanos, y sí había niños hábiles los enviaban a
Umiaya como a mayor Universidad, sí no es que fuesen de fuerza y ánimo para la
guerra, porque éste era su primer instituto; eran para maestros los pusilánimes
y débiles para el trabajo.
Otro adoratorio hay en el término
de Gáldar, que dura el nombre, que el risco de Tirma, lleno de caseríos, y
grandes cuevas; a este iban las Maguas en romería llevando vasos de leche para
regar y ramos en las manos, y de allí bajaban al mar, que está cerca y daban
con ellas golpes en el agua pidiendo a Dios socorro en sus necesidades y ellos
tenían fe en ser remediados; más de dos leguas alrededor tenía este risco de
sagrado para los delincuentes, así para ellos como para sus ganados, y así era
muy habitado este sitio.
Eran sagradas también las casas
de las maguas o maguadas que los españoles llamaban Marimaguadas; era una cerca
de pared, casa y cueva habitación de muchas doncellas desde catorce a treinta
años, porque después si querían casarse podían salir; que allí nadie, pena de
vida, les podía hablar, y solamente cuando había falta de agua y de hambre
salían en procesión a rogar a Tirma les socorriese; iban mirando al cielo,
haciendo visajes y meneos con los ojos, cabeza y cuerpo, ya cruzando los
brazos, ya abriéndolos, decían: “Almene Coran”, que significa: “Válgame Dios”;
después de haber rodeado el risco caminaban hacía el mar. Salían fuera de sus
monasterios las Maguas para bañarse en el mar, y para ello había días diputados
que todos debían saber, y si algún hombre por descuido se hallase con ellas o
se las encontrase en el camino perdía la vida; solamente cuando iban a adorar a
Tirma en la casa Tamogante, podían desde lejos mirarlas. (Tomás Marín de Cubas,
1993:204-5)
Nos hemos extendido un poco con esta cita de Marín de
Cubas, por considerar que este texto reproducido, nos aporta una serie de datos
sobre la religiosidad de nuestros antepasados que no está recogidos por otros
cronistas, indudablemente, ello nos ayudará a comprender más profundamente el
mundo cultual de nuestros ancestros, del que iremos descubriendo facetas de una
riqueza espiritual insospechadas y que, se han venido hurtando sistemáticamente
al conocimiento de nuestro pueblo.
CHINECH (Tenerife:) Esta isla de Tenerife se llamaba, en su común
hablar, Chinechi, y a los naturales llamaban Bincheni. Y adoraban a Dios, a quien
llamaban Guayaxiraxi; y a Santa María, después de que les apareció, la
llamaban Chaxiraxi. Y es de notar que Guayaxiraxi quiere decir
<<El que tiene al mundo>> y Chaxiraxi quiere decir
<<La que carga al que tiene el mundo>>. Y por otro nombre, llamaron
a Santa María Atmayceguayaxiraxi, que quiere decir <<La Madre del
que carga al mundo>>. Y no adoraban ídolos, ni tenían otra cosa quien
adorar, sino a Dios y a su Madre, aunque
no tenían otra inteligencia de la cosas de Dios. Llamaban también a Dios por
otro nombre Atguaychafanataman, que quiere decir <<El que tiene al
cielo>>, porque ataman quiere decir <<cielo>>. (FR. J.
Abreu Galindo, 1977:300-1)
...Y aunque conocían haber Dios, el cual nombraban por
diversos nombres y apellidos, como son Achuhurahan, Achahucanac, Achguayaxerax,
que quiere decir el grande, el sublime, el que todo lo sustenta, no tenían rito
alguno, ni ceremonias, ni palabras con que lo venerasen. Más cuando los
temporales no acudían, y por falta de agua no había yerba para los ganados,
juntaban las ovejas en ciertos lugares que para esto estaba indicados, que
llamaban baladeros de las ovejas, e incando una vara o lanza en el suelo,
apartaban las crías de las ovejas y hacían estar las madres alrededor de la
lanza, dando balidos; y con esta ceremonia entendían los naturales que Dios se
aplacaba y oía el balido de las ovejas y les proveía de temporales. (Fray
Alonso de Espinosa, 1980:34)
Confesaban al verdadero Dios con
este nombre, Achguayaxerax y Ochoron Achaman, es decir,
<<sustentador del cielo y de la tierra>>.
También lo llamaban Achuhuran
Achahucanac, es decir, <<el grande, el sublime>>; y a Nuestra
Señora, Chaxiraxi, y también la llamaban Armaxes Guaiaxiraxi, que
significa <<la Madre de aquél que sustenta el mundo>>. Dicen
también que a Dios lo llamaban Arguaicha fan ataman, que significa
<<Dios del cielo>>, porque al cielo llamaban ataman; y que
celebraban algunos días de fiesta. Contaban el tiempo de la luna con nombres
diferentes; y el mes de agosto se llamaba Begnesmet. Tenían bautismo con
agua, que administraba una mujer venerable, la cual por esta razón, contraía
parentesco con todos. Decían que había infierno en el Pico de Teide (porque
Eheyda quiere decir <<infierno>>, y el demonio se dice guaita, y
que Dios había hecho al primer hombre y a la primera mujer de la
tierra.(Leonardo Torriani, 1959:180-1)
En esta isla de Tenerife unos afirmaban que no había en el
cuerpo alma racional, o que en muriendo el cuerpo todo se acababa, otros
confesaban haber un Dios universal, y llamaban Jucancha; juraban solemnemente
por el sol llamado Acaman y que había otro Señor que gobernaba el mundo, y las
cosas sublunares llaman Iguaya hiraji, compuesto de guaya que significa
espíritu, y hiraji cielo. Conocen haber demonio y llaman Guayote, y que él sólo
tiene la pena en la tierra y en los sitios en que hay volcanes, fuego y azufre,
y en particular en el monte de Teyde, Adoraban por cosas celestial y suprema
deidad a La Virgen de Candelaria y al niño en su mano derecha llamaban
Chijoraji; hasta el tiempo de la conquista, contaban haber cien años solares
que tenían a esta Señora en su tierra, muy poco más o menos, y hacía en ellos
admirables prodigios en medio de ser paganos e idolatras; hacían largas
romerías a visitar los huesos de sus sepulcros en todo semejantes a los
canarios y en particular había los mas frecuentes en el pico del Teide y
también juraban por los huesos de sus antepasados a modo de venganza o pleito
homenaje; en sus sacrificios se les aparecía el demonio en varias apariencias, y
de ordinario en la de perro grande y lleno todo de lana, llamaban cancha
guacancha; otros ponían el cuerpo boca abajo hablando algunas palabras dentro
de un hoyo, y así llamaban al ausente aunque fuese de muy larga distancia.
(Tomás Marín de Cubas, 1993:220-1)
Creemos que la afirmación de
Abreu Galindo en cuanto a que los guanches no adoraban ídolos,
fue fruto de la desinformación. Evidentemente, en la rica cosmogonía guache,
tenían y adoraban a determinadas imágenes no menos de nueve según Sedeño como
tendremos oportunidad de ver.
El único de los historiadores canarios que supo ver el
origen Oriental de la Religión de nuestros antepasados, (a pesar de su profundo
catolicismo) fue el guanche de ascendencia mahorera D. Tomás Marín de Cubas. El
espíritu de aguda observación mostrado en su obra por D. Tomás, no fue del
agrado de los poderes coloniales de la época como tampoco lo ha sido para las
posteriores, quizás por ello fue considerada “obra maldita” por los
detentadores de la Historia oficial y oficialista, siendo postergada y
condenada al ostracismo como lo fue también otra de las obras cumbres de la
historiografía canaria, nos referimos a la Historia del Pueblo Guanche del
insigne amesnau tinerfeño D. Juan Bethencourt Alfonso. Estas dos obras básicas para
el acercamiento a un conocimiento de la Historia de Canarias, no mediatizada ni
falseada por la visión triunfalista y etnocentrista que nos han venido
trasmitiendo durante centurias, en las que se han venido sosteniendo toda una
serie de falsedades y falacias en torno al pueblo dominado, capaces de hacer
sonrojar a cualquiera que no esté de una manera u otra captado por los
intereses coloniales-culturales de la Metrópolis en Canarias. Estas dos obras
fundamentales para entender y comprender nuestro pasado, han venido siendo
citadas profusamente por los autores españolistas, pero al mismo tiempo han
sido ignoradas tanto por organismos públicos como por los entes académicos,
quizás por ser considerado su contenido demasiado peligroso, para el endeble
andamiaje histórico que sobre nuestras islas han venido construyendo los
guerreros de antifaz con patentes de corso en la cultura canaria. Llegados a
este punto, quiero hacer una digresión, es digno de destacar que el hecho de
que estas dos obras cumbres hayan visto la luz pública, es debido al entusiasmo
de dos honestos investigadores canarios a quienes deseo rendir mi modesto
homenaje: D. Manuel A. Fariña González, en el caso de la obra de D. Juan
Bethencourt, y a D. Francisco Ossorio Acevedo en la de D. Tomás Marín. Así
mismo, no puedo dejar de reconocer el esfuerzo económico que fue necesario para
la publicación de las mismas, asumidos también por dos canarios de pro: D.
Francisco Lemus, quien asumió el riego de la publicación de la obra de D. Juan
Bethencourt y la del Director de Ediciones Globo para la de D. Tomás.
Veamos algunas de las notas que
sobre el origen Oriental de la Religión Guanche nos trasmite D. Tomás, o como
él dice:“Sectas gentilicias, y costumbres persianas” (mesopotámicas e
egipcias. Debemos tener en cuenta que D. Tomás escribió su obra sobre 1694).
...Mirlaban los canarios sus
difuntos, fue uso de Sirios y Egipcios dice Alejand. En Alejandro lib. 3 cap. 2
Divrum Génesis, donde dice que ponían dentro del cadáver resina de pino, y
polvo de cedro, sal y mirra: Muchas naciones los Agrigentinos, Tártaros y
Hebreos, los primeros tenían sus difuntos en sus moradas haciéndoles
sacrificios con luces, fuegos y comidas, o los tenían presentes mirlados, o
pintados en tablas o pared escritos con loores de vencedor, a el Capitán o Rey,
y a éstos llamaban Lares; los Tártaros hacían debajo de tierra aposentos a sus
embalsamados, los Hebreos en sepulcros arcas de piedra, y los romanos lo mismo
en mármoles, y alabastro; en los canarios se hallaron estos modos de mirlados y
sepulcros entre pedregales, el cual tienen los Árabes. (Tomás Marín de Cubas,
1993:379)
Genios.
Los Egipcios fueron lo que
adoraron Idolos primeros que otros, en forma de animales, o en aquella en que
al Demonio le era más convenible, no tuvieron esto los canarios, aunque el
Demonio se les aparecía en forma de perros, de gallina con pollos o caballo y
pava. (Ibiden: 380)
Diezmos.
Fue costumbre de muchas naciones
el cierta limosna de las cosechas de sus frutos a modo de diezmos; en la Ley
Vieja daban de 40 partes una, y otros de 70, y otros daban ofrendas según su
voluntad, y en ellos hubo según costumbre; tuvo principio desde Adán dando Caín
a Dios lo peor, y poco, y Abel lo más y mejor, el primero que pagó el diezmo
fue Abraám a Melquisedec de la presa que quitó a los Reyes que llevaban cautivo
a su sobrino Lot: usaron de cierta porción ofrecida de sus frutos los canarios,
que algunos juzgaron fuesen Diezmos como ya hemos dicho.
Los romanos ofrecían al genio que
adoraban, asaduras de animales sacrificados envueltos en harina de centeno.
Según Plutarco, y Pausianas lib. 3, hacían sacrificios de perros al genio, Pan
y Lycro, y a los genios de los Campos Elíseos era de Cabras y Cabrones blancos;
y así los Romanos como los Sirios hacían sacrificios a la estrella de los
Caniculares matando en sus fiestas gran cantidad de perros; y Plutarco dice que
este sacrificio era también a Gessia; y al genio Rubigo sacrifican perrillos
pequeños como los Argivos a Proserpina en el mes de Abril para limpiar el
pulgón, y los comían por regalo, y los Boecios sacrificaban a Diana perros, y
los hombres forasteros a modo de los Indios Mexicanos; los Romanos al templo de
la Fortuna regaban con leche de cabras; y sus pastores eran devotos de Poles, a
quien de noche festejaban con bailes, fuegos y comidas, luchas, carreras y
gritos cantando endechas tristes de lástima y pesar, y después todos comían
carnes asadas de cabra, y cabrón blanco bebiendo mucha leche; ofrecían leche
también a Flora, Vesta y Agria, que es a los genios de la tierra, campo y
flores; Rómulo siempre a todo genio otra cosa, que leche no sacrificó, y este
oficio fue de la Vírgenes Vestales llamadas Harimaguadas. San Agustín lib. 2 De
Civitate Dei, y lib. 4 cap. 11, y Marco Varrón lib. De Rerum Etica.
Los Griegos y muchas naciones
rodeaban el campo, templo o riscos, pidiendo a voces el remedio para los
campos, y ganados, y lo mismo hacían los Romanos cantando himnos o canciones a
su genio, sacrificaban una puerca parida o una vaca; luchaban y bailaban,
comían carne asada, haciendo lo mismo en sus casamientos sacrificaban a los
Lares un cochino; ofrecían para hacer rebaño de cabras pintadas las fiestas de
Pan, y Minerva, y también leche, miel, vino, y un castrado, cabrito o cabrón
pintado de blanco.
Los paganos que adoraban al sol,
luna o estrella de Júpiter no tenían templo, y en su lugar montones de grandes
piedras, y en los altos riscos hacían corrales, que les servían de templo.
Los Mauritanos según Lucano lib.
De Farsalias, y Plutarco Lib. 5 Inita Cosaris tuvieron en adoración a su Rey
Juba como los Romanos a Rómulo, y fue costumbre de muchas naciones: En Canaria
hacían los Canarios juramento por Tirma en cierto risco llamado de este nombre,
Silio Itálico refiere muchas veces en las Guerras Púnicas, a Agua Tirma y
parece que fue Gigante como fue Jucancha, o Junicaso en Thenerife; y los
majoreros tuvieron a Magot, y todos lo referían al Sol.
Los Árabes sacrificaban al dios
no conocido llamado de otros mismos Hado fatal, y de los griegos y romanos Forti
Fortuna, y de los filósofos la voluntad de un solo Dios todopoderoso, Causa de
todas las causas; por medio de ciertas Vírgenes que tenían en clausura en forma
de comunidad hasta tiempo de casarse, engordaban cuanto fuese posible a un
camello nuevo que les sacrificaban, y estas también solían pedir buenos
temporales: y de esto usaron los Canarios, menos el no tener camellos. (Tomás
Marín de Cubas, 1993:380-1)
Como podemos apreciar, existe un
amplio especio dentro de las religiones orientales y greco-latinas en que se
alojan infinidad de figuras de seres intermedios que tienen sus respectivos
exponentes en la Religión Guanche, básicamente porque todas estas religiones
proceden de un tronco común. En la religión católica, la Diosa fue suplantada
por el dios único de un pueblo, que después impusieron en el mundo “pagano” a la vez que tomaba de éste
toda su comosgonía y ritos, simplemente cambiándoles el nombre y sustituyendo a los espíritus y
genios por ángeles y santos, aplicando a éstos las atribuciones de seres intermediarios con la divinidad, como
sucede con el Dios canario Chayuga protector de la Naturaleza y los animales
silvestres cuyos atributos fueron asimilados al santo católico San Antonio. En
todo caso, en todas estas concepciones religiosas forman parte indisoluble de
las mismas los seres intermedios que aproximan la figura de la divinidad al
mundo de los hombres, que le sirven de “mensajeros”, que la hacen visible y que
protegen el curso de su vida, que habitan en su mundo, que cargan con la responsabilidad
de sus lados oscuros, figuras a las que se le atribuyen los males que el hombre
no puede explicar o cuya responsabilidad no se atreve a cargar. Es el mundo de
los espíritus, los genios benignos y malignos, de los ángeles de los demonios.
Un mundo reconocido en todas las religiones y tanto más complejo y abigarrado
cuanto más cerca estamos de la religión olvidada por el pueblo, de la
religiosidad ancestral, aunque no falta tampoco en las representaciones
religiosas de las teologías y los cultos paganos oficiales.
El viaje de los espíritus
Quisiéramos referirnos en este
apartado a la existencia del viaje de los Espíritus Vitales, o si se quiere, al
lugar definitivo en que se hallan, puesto que si atendemos al texto de Scory,
citado ut supra, las “almas» de los que han sido malos «están detenidas en
aquel lugar”, no como una situación definitiva, sino como un paso previo antes
de su ubicación final en el seno de la Sol, donde después de un tiempo
indeterminado pasa a integrarse en la esencia universal de la Diosa-Madre
Chaxiraxi.
“Esta tradición solar se sintetizaría de la siguiente manera:
creían que los espíritus de sus antepasados iban a parar al Sol, y cada mañana
a su salida por el Este aparecían en el firmamento, realizando el itinerario
diurno hasta que finalmente desaparecían, para de nuevo regresar al día
siguiente. En muchas culturas este viaje de las almas en su morada solar se ha
simbolizado con un carro; en Tenerife, este medio ha sido sustituido por
pájaros y, en islas como El Hierro, se asimiló a una casa.” (Tejera Gaspar)
El concepto de Infierno en la sociedad guanche:
El concepto que del
Infierno en el ancestral pueblo guanche-entendiendo como tal a todos los
primitivos habitantes de todas las islas del Archipiélago-nos ha sido
trasmitido por los cronista y primeros historiadores de la invasión y
sometimiento de esta nación, ha sido ciertamente manipulados por dichos
cronista e historiadores, o al menos desarrollados desde una óptica
etnocentrista, ya que la mayoría de ellos fueron miembros del clero de la secta
católica y los otros estaban profundamente influenciados por un cristianismo
fanático propio de aquellos tiempos.
En época más recientes, la actitud del estamento académico
y docente oficial y oficialista sustentado por la metrópoli ha continuado
manteniendo las misma primicias doctrinales que sus antecesores, repitiendo y
repitiéndose continuamente, sin que en la mayoría de los casos se hayan
preocupado en investigar de manera seria y coherente el rico legado espiritual
y cultural recibido de nuestros antepasados plasmados en muchos documentos
generados por el propio sistema, además de la riquísima historia oral de
nuestro pueblo trasmitida mediante la Tamusni. Naturalmente de este apartado
debemos excluir a un reducido grupo de docentes e intelectuales canarios, así
como otros que lo han sido de corazón, los cuales han sido capaces de bordear
las restricciones impuestas por el colonialismo y han ido aportando
interesantes estudios sobre nuestra ancestral cultura, religión y tradiciones.
Veamos algunos aspectos en torno al Infierno relativos a la primitiva sociedad canaria
recogidos por diversos autores.
El Teide y las
fuerzas fatídicas
Tal como recoge el profesor A.
Tejera Gaspar: “De entre los fenómenos que forman parte de la cosmovisión
guanche se hallan todos los relacionados con lo que denominaremos genéricamente
como fuerzas del mal, seres demoníacos, fatídicos, espíritus malignos, que se
ubican en puntos distintos del paisaje o se significan en forma animada en
zonas determinadas de él, o se materializan en árboles, fuentes; en forma de
animales. A todos ellos se les considera como seres animados y dotados de vida
propia.
Los autores que transmitieron
información sobre nuestros antepasados guanches, coinciden en afirmar que
concebían al Teide como el lugar que albergaba las fuerzas del mal.
Es posible que estos fenómenos
producidos por un volcán como El Teide, son los que expliquen su relación con
las fuerzas malignas de la naturaleza, procedentes del mundo inferior y,
posteriormente, concibiéndolo así en su cosmogonía y asimilándolo, por tanto, a
todos los hechos negativos: seres demoníacos, espíritus malignos, etc. La
propia denominación, Eheide, una de las variantes con que se conoce al Teide,
ha sido considerada por diferentes autores con el sentido de «ser malo», «área
fatídica», J. Al-varez Delgado (1945:38), explica Echeide bajo la forma Ech-Eheide, sería «paraje fatídico» y Teide
= T -Eheide significaría «el fatídico» o «el infernal», A, Cubillo (
1983), piensa que Teyde puede asimilarse al verbo tuareg ESSED y que la forma
ECHCHED, según el P, Ch, Foucauld significa «ser malo, ser fatídico», Asimismo,
en la lengua de los kabilas de Argelia, se encuentra el primer fenómeno AZZED
con valor de «ser malvenido». Este lugar, concebido como ubicación de las
fuerzas malignas, se creyó la morada en donde se hallaban detenidas «las almas
de sus predecesores que han sido malos» (Scory, en B, Bonnet, 1936:51).”
(A.Tejera Gaspar, 1988:41)
La tradición literaria, como no
podía ser menos, concibió al Teide como la ubicación del Infierno al interpretarlo a través de la cosmogonía cristiana.
“Los antiguos isleños lo llamaron
Eheide que significa «infierno», por el fuego espantoso, ruido y temblor que
solía hacer, por lo cual 1o consideraban morada de los
Demonios”. (L. Torriani, 1978:
176).
“con todo esto conocían haber
infierno, y tenían para sí que estaba en el pico de Teide, y así llamaban al
infierno Echeide” (A. Espinosa, 1980:35).
Al asimilarse el Teide con la concepción
cristiana del Infierno se desvirtuó una realidad de difícil comprensión -porque
se halla inevitablemente mediatizada, por quienes son portadores de una
cosmovisión contrapuesta-, dificultando así comprender cuál fue su sentido
real. De manera semejante sucede con la personificación del demonio «mas
conocían haber infierno, i que solamente era para el demonio llamado Guaiota»
(A. Sedeño, en F. Morales Padrón, 1978:378),
Parece lógico que este Guaiota o
Guayota se asemeje a la concepción de las fuerzas malignas, pero sin que
sepamos qué papel desempeñó en su cosmogonía, puesto que como hemos señalado,
aquéllas se manifiestan de manera muy diversa. ¿Es acaso el símbolo máximo de
las fuerzas fatídicas? En todo caso, la documentación que poseemos permite
plantear otras lecturas alternativas, En una misma información que figura en la
denominada Crónica de A. Sedeño, se hace referencia a la creencia de los
guanches en un «demonio llamado guaiota (,',) i que hauitaba en el volcán del
pico de Teide» (A, Sedeño, en F. Morales Padrón, 1978:378),
“Decían que el alma no tenía pena o gloria; más conocía haber infierno,
y que solamente era para el demonio llamado guaiota y al infierno llamaban
Echeyde, y que habitaba en el volcán del pico del Teyde así le llamaron isla del infierno.” (A. Sedeño, 1983: 29)
De este pasaje de Sedeño, podemos
deducir que guiota - guayota o Gabiot no es un demonio tal como lo conciben los
católicos, un diablo cuyo reino se basa en las llamas eternas donde se
achicharran aquellos que no siguen los preceptos de la iglesia católica.
Es en todo caso, un espíritu
mediador entre la deidad y los hombres, que asume sobre sí los aspectos
negativos de la comunidad. Tiene sus dominios en el Echeyde, es decir es en
cierta manera un espíritu protector de los hombres y de lugar, cuyos dominios territoriales son el gran volcán, causa
perenne de inquietud entre la población, por la amenaza que supone las
erupciones del mismo, siendo misión del genio protector Guayota el velar por
mantener al Teide calmado.
Además de su consideración de
lugar fatídico por su propia naturaleza volcánica, el Teyde era considerado un lugar de
estacionamiento para los espíritus que no habían observado una vida honesta,
sin que ello suponga una concepción de purgatorio o infierno según los dogmas
judeos-cristianos, mas bien se produce un periodo de tiempo indeterminado
durante el cual el espíritu esta sometido a un proceso de purificación antes de
emprender el viaje a la Sol, tal como apunta el profesor Tejera Gaspar: “...Señalando
además el lugar en que se hallan los espíritus de estas personas que han tenido
una mala actuación en su vida, desde luego en un sentido seguramente diferente
al que se le atribuye en la cosmogonía cristiana, pero que no somos capaces de
comprender en su totalidad. Este lugar aludido (Echeyde) se emplaza en el
Teide, confirmando su asimilación con una idea fatídica o “Ser malo” conque se
identifica las fuerzas del mal, como hemos estudiado en éste mismo capítulo...”
(Antonio Tejera Gaspar, 1987:49)
Como hemos dicho el concepto de
infierno no es el mismo para los guanches y para los católicos. Para nuestros
antepasados, este concepto se refiere a lugares fatídicos, sitios con
connotaciones poco deseadas bien porque las energías telúricas de estos lugares
sean negativas o bien porque en ellos hayan sucedido hechos luctuosos que
afectan a la comunidad, adquiriendo así. la calidad de lugar fatídico, este
aserto queda corroborado por el hecho de que gran número de lugares y más
concretamente barrancos de nuestras isla ostentan el topónimo castellanizado de
infierno, sin que ello presuponga ni está recogido en ninguna fuente que estos
barrancos estén considerados como lugares de estacionamientos temporales de
espíritus o maxios.
Al respecto el Dr. Bethencourt
Alfoso nos legó un catálogo de topónimos correspondientes a la isla Chinet
(Tenerife) con el nombre de Infierno,
veamos:
“Veremos al tratar de la teogonía
guanche, que situado Chinechi en el centro de la Tierra, si bien comunica al
exterior por medio del Teide, parten de dicho antro subterráneos ideales a
distintos puntos de la isla, que aún llevan el nombre del infierno por el papel
que jugaban en su liturgia, como son: «El Infiernillo» o «Barranquillo del
Infierno», en cumbre de Taganana; «Barranco y Salto del Infierno», en el
Borgoñón, Tegueste; «Hoyo del Infierno», debajo del Clavel, en el Sauzal;
«Salto del Infierno», en los Riscos de las Canales, cumbre de la Victoria;
«Cueva y Salto del Infierno» en Barranco Hondo y «Barranco del Infierno», entre
Victoria y Santa Ursula; «Barranco del Infierno», después de Llarena en La
Orotava; «Barranco y Salto del Infierno», en el Puerto de la Cruz; «Barranco
del Infierno», próximo a los barrancos de Ruiz y de la Furnia, entre Los
Realejos y San Juan; «El Infierno» o «Purgatorio», en los Toscales de Guaja,
Igueste de Candelaria; «Barranco del Infierno»; en Adeje; y «Barranco del
Infierno», debajo de Mazca, en Teno de Buenavista».(Bethencourt Alfonso, 1991).
Seudónimo de Eduardo Pedro García Rodríguez.
Seudónimo de Eduardo Pedro García Rodríguez.
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